Viento solar, una solución definitiva al problema energético
31 de enero de 2011
El viento solar es el flujo de partículas (en su mayoría protones de alta energía, de alrededor de 500 keV) emitidos por la atmósfera de una estrella. Este flujo continuo de partículas que fluyen hacia el exterior del Sol fue sugerido por el astrónomo aficionado británico Richard C. Carrington. En 1859, Carrington y Richard Hodgson, de forma independiente hizo la primera observación de lo que más tarde sería llamado una llamarada solar, o sea un repentino estallido de energía de la atmósfera solar. Al día siguiente, se observó una tormenta geomagnética, y Carrington sospechó que podía haber una conexión.
La composición elemental del viento solar en el Sistema Solar es idéntica a la de la corona solar: un 73% de hidrógeno y un 25% de helio, con algunas trazas de impurezas. Las partículas se encuentran completamente ionizadas, formando un plasma muy poco denso. En las cercanías de la Tierra, la velocidad del viento solar varía entre 200 y 889 kilómetros por segundo (km/s), siendo el promedio de unos 450 km/s. El Sol pierde aproximadamente 800 kilos de materia por segundo en forma de viento solar.
Naturalmente, y aunque nos referimos al viento solar, debo aclarar a los lectores que la energía no se recogería de la forma que lo hacemos en la Tierra, con turbinas eólicas. La energía del viento solar se recogería mediante una vela gigante desplegada en el espacio, entre el Sol y la Tierra. Según los cálculos del equipo de investigadores una vela de 10 metros unida con un cable de cobre de 300 metros a un receptor generaría suficiente energía para alimentar hasta 1.000 hogares en su totalidad. Un satélite con un cable de 1.000 metros y una vela de 8.400 kilómetros de ancho, situada aproximadamente en la misma órbita, generaría un billón de billones de GW de energía.
Sin duda, el verdadero desafío es cómo conseguir que toda esa energía llegue a la Tierra para que se pueda utilizar en las mejores condiciones. Una idea es usar un rayo láser concentrado que envíe a la Tierra la energía. Por desgracia, opinan los científicos, los millones de kilómetros entre el satélite y su meta terrenal haría difícil que el rayo láser llegara sin la consiguiente importante pérdida de energía (La Tierra misma está protegida del viento solar por su campo magnético, que desvía la mayor parte de las partículas cargadas, y la mayoría de esas partículas cargadas son atrapados en el cinturón de radiación de Van Allen. La única vez que el viento solar es observable en la Tierra es cuando es lo suficientemente fuerte como para producir fenómenos como las auroras y las tormentas geomagnéticas).
Si bien es probable que se pueda construir la vela solar, la manera de traer la energía cosechada a la Tierra llevará más tiempo en averiguarse, por lo que de momento deberemos contentarnos con las células solares. Pero el sólo hecho de aflorar una idea magistral hará que, más tarde o más temprano, el viento solar sea nuestra fuente inagotable y definitiva de toda la energía que necesita nuestro planeta.