No convertir la incertidumbre en miedo
Ismael Morales, responsable de Política Climática de Fundación Renovables
30/01/2025En Europa, el escenario no goza de la estabilidad necesaria para continuar, a paso firme, con el Pacto Verde. En verano de 2024, los comicios europeos nos dejaron el parlamento más derechizado de los últimos tiempos. Salvamos los muebles de milagro. Aunque la entrada de Teresa Ribera en el gobierno comunitario, con un papel clave para la transición energética, puede servir de contrapeso, lo cierto es que el sesgo mayoritario de la nueva Comisión Europa es el del mercado. En este primer mes ya hemos visto que Bruselas quiere incluir la energía nuclear dentro del NZIA, es decir, el listado Zero Neto que engloba a las tecnologías de descarbonización y que sirve para priorizar la financiación de componentes y suministros.
En esta coyuntura, esbozada de una forma rápida, la incertidumbre es la emoción dominante. Incertidumbre en el despliegue de baterías, en la implantación de renovables, en el hidrógeno verde y en los precios del gas. Y el riesgo de que esta se convierta en miedo y, del miedo, nos paralicemos es elevado. Sin embargo, no hay razones para no mirar al frente y afrontar los retos de este año próximo. No todo iba a ser tan fácil. En el mapa siguen objetivos cruciales para avanzar en la electrificación de nuestra economía. Sin ir más lejos, este primer mes de 2025 se cierra la consulta pública sobre los mecanismos de capacidad españoles, una herramienta que esperamos que sirva para dar un impulso al despliegue de sistemas de almacenamiento de energía y agregación de la demanda. Necesitamos aprovechar al máximo la energía renovable que producimos y acabar con los vertidos.
Por completar la lista de asuntos pendientes, la electrificación de la movilidad sigue sin despegar. Europa debe salir de la lógica comercial proteccionista y empezar a competir con los vehículos chinos. Las compañías europeas no pueden seguir rezagadas y apegadas a la producción de motores fósiles. Bruselas, en lugar de poner aranceles, debe garantizar que los vehículos eléctricos sean accesibles al público, se fabriquen en Pekín o en Wolfsburgo. Y eso pasa por incentivos fiscales, pero también por gravámenes para aquellas formas de movilidad contaminantes.
Estas recetas deben seguirlas todos los Estados miembros, incluido España, que se sitúa en el vagón de cola de la UE. Tan sólo el 11% de las matriculaciones de 2024 fueron de turismos eléctricos. Y en ese porcentaje, aportado por la patronal Anfac, también se incluyen los híbridos enchufables.
El horizonte de 2025, desde luego, no es sencillo. Pero, tampoco venimos, precisamente, de años estables. Siendo sincero, si miramos para atrás, hemos conseguido mucho con poco. Hemos hecho frente a crisis como la del coronavirus y después a las consecuencias económicas de la guerra en Ucrania, que, por desgracia, se mantiene activa. Los palos que han ido poniendo en las ruedas de la transición energética se han ido quebrando gracias a la firmeza de sus llantas. El planeta no puede permitirse frenar la transición energética. No hay excusas, sólo vaciles. Tenemos 365 días para conquistar nuevos cambios energéticos, ecológicos y sociales.