Hacia un cambio de rumbo en las políticas pesqueras
El sector pesquero nunca ha navegado en aguas tranquilas, pero de seguir el rumbo actual se dirige hacia la bautizada como “tormenta perfecta”, una combinación de factores que exige un golpe de timón desde el punto de vista de las políticas pesqueras para evitar un choque frontal de graves consecuencias.
La “tormenta perfecta” es resultado de la convergencia de tres desafíos de los que el sector lleva años alertando. Primero, la aplicación de la obligación de desembarque. Segundo, la exigencia marcada por la Política Pesquera Común (PPC) de alcanzar niveles de Rendimiento Máximo Sostenible (RMS) para todos los stocks pesqueros en 2020. Y, tercero, el Brexit.
Con respecto a la política de obligación de desembarque y su plena entrada en vigor en 2019, buena parte de la problemática radica en las denominadas especies de estrangulamiento. Estas especies pueden significar el amarre de una determinada flota en caso de que ésta no disponga de cuota o disponga de una cuota insuficiente, aunque tenga suficiente cuota de sus principales especies objetivo.
Gracias a la inversión en innovación, la selectividad de la actividad pesquera ha mejorado más que notablemente en las últimas décadas, pero todavía resulta imposible, en las pesquerías denominadas “mixtas”, poder seleccionar de manera precisa las especies a las cuales se quieren dirigir estas pesquerías.
En este contexto es necesario que se imponga el equilibrio y la flexibilidad necesaria en la aplicación de las excepciones de alta supervivencia, que se abra la posibilidad de redistribuir las cuotas no utilizadas, así como de establecer de una cuota cero para las especies cuya pesca esté prohibida o de suspender la cuota para permitir el descarte.
Por lo que se refiere al objetivo de RMS en 2020, los propios científicos reconocen la imposibilidad de alcanzarlo para todas las especies. La protección medioambiental no puede ser el único parámetro que se tenga en cuenta ya que los factores sociales y económicos son también parte de la ecuación de la sostenibilidad. Y, por ello, desde Cepesca defendemos que estos tres pilares se tengan en cuenta también de forma equitativa para alcanzar los objetivos previstos.
En cuanto al Brexit, y más allá de las garantías establecidas para el periodo de transición, la desconexión de Reino Unido de la Unión Europea sigue generando mucha incertidumbre. Desde el sector pesquero demandamos que, a diferencia de lo ocurrido en otras negociaciones, la pesca se considere un asunto de primer nivel en las negociaciones. No en vano, el 42% de las capturas de la flota pesquera comunitaria dependen del acceso a aguas del Reino Unido, mientras que más del 60% de las capturas del sector pesquero británico se comercializan en la UE.
En resumen, el sector pesquero requiere de más tiempo y flexibilidad para alcanzar los exigentes objetivos que establece la PPC y necesita, en ese camino, un buen asesoramiento científico que permita a nuestros buques continuar explotando los recursos pesqueros de forma sostenible.
Primer interesado en la protección del medio marino y sus recursos
Seguir pescando y hacerlo, además, de forma cada vez más sostenible es desde hace décadas prioritario para el sector pesquero. De hecho, la notable mejora registrada en el estado de los recursos pesqueros no es fruto de un día, sino de años de esfuerzo y sacrificio que han exigido al sector un duro ajuste.
A pesar de las sucesivas ampliaciones de la UE, el número de barcos de la flota comunitaria no ha dejado de descender hasta situarse en un total de 85.000 buques en 2017, es decir, 19.000 menos que en 1996. Y España ha sido uno de los países más afectado por este ajuste: la flota española sumaba 22.000 unidades en 1986, cuando entró en vigor su adhesión a la entonces Comunidad Económica Europea y hoy esa cifra es de alrededor de 9.150, con la consiguiente reducción de empleo.
Una vez redimensionado, el sector pesquero es, lógicamente, el primer interesado en la protección del medio ambiente y, específicamente, del medio marino y sus recursos, pero no podemos olvidarnos, sin embargo, del papel que tiene la flota como proveedora de alimento saludable, ni tampoco del conglomerado socioeconómico que existe en torno a esta actividad.
Precisamente, conscientes de la importancia de nuestro sector en las regiones costeras de España, Cepesca apostó formar parte del proyecto más ambicioso de la UE en materia de constitución y gestión de los espacios marinos protegidos que la Administración tiene previsto establecer y que es el proyecto LIFE IP INTEMARES “Gestión integrada, innovadora y participativa de la Red Natura 2000 en el medio marino español”, que coordina el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, a través de la Fundación Biodiversidad, y en el que participan los gestores, científicos, ong’s y el propio sector. El proyecto, dotado con 50 millones de euros, arrancó en 2017 y se prolongará hasta el año 2024, tiene como objetivo principal conseguir una red consolidada de espacios marinos de la red Natura 2000, gestionada de manera eficaz, con la participación activa de los sectores implicados y con la investigación como herramientas básicas para la toma de decisiones.
Con nuestra involucración en dicho proyecto contribuimos a intentar alcanzar la sostenibilidad de los recursos a largo plazo, siendo este un requisito clave para garantizar la continuidad de la actividad pesquera y el futuro de los mares y océanos.
En definitiva, se presenta un horizonte complicado en el que las empresas pesqueras van a tener que hacer frente a grandes retos. La tormenta perfecta cada vez se acerca más, pero también es una realidad que Cepesca seguirá trabajando intensamente para sortear y enfrentarnos a esos vientos y mareas que nos acechan.
