Entrevista a Magallanes Renovables
Nacida para desbloquear y explorar los océanos, así como revolucionar la industria de la energía renovable, Magallanes Renovables ha centrado sus esfuerzos, desde 2009, en el desarrollo y la comercialización de sistemas flotantes de energía mareomotriz. Con el objetivo futuro de liderar una nueva industria a nivel mundial centrada en la explotación de la energía mareomotriz, la compañía habla para Rotación sobre el desarrollo e implantación de su innovadora tecnología.
¿Cómo surge Magallanes Renovables?
Todo empezó como empiezan las grandes ideas, con una situación personal: hace 25 años, cuando Alejandro Marques de Magallanes se encontraba haciendo submarinismo en la zona de Tarifa, e inmediatamente tras salir a flote de la primera inmersión y notó cuánto le había arrastrado la corriente, que se dio cuenta del grandísimo potencial que había en las corrientes de mareas.
Años más tarde, y gracias a la relación ya existente entre la Universidad de Vigo y la empresa matriz, Alejandro fue interesándose e investigando en torno a este fenómeno y en cómo aprovecharlo para generar energía eléctrica.
Ese fue el inicio de la empresa, cuando después de un estado del arte, se vio que este aprovechamiento limpio de un nuevo recurso de la naturaleza podía ser una realidad.
A nivel técnico, ¿en qué consiste la tecnología desarrollada por Magallanes Renovables?
Desde sus inicios, uno de los mayores retos tecnológicos, tanto de Magallanes como del sector en general, fue el de disponer de material y recursos que nos permitiesen realizar operaciones y mantenimientos sencillos. Por ello, y combinando la tecnología, ingeniería y los sólidos conocimientos de dos sectores industriales con amplia experiencia como el naval y el eólico, se ha desarrollado una plataforma flotante de generación de energía a partir de las corrientes de marea, que usa equipos estándar del eólico y el naval, con pleno acceso a la maquinaria para su mantenimiento gracias al proceso de industrialización basado en el sector naval.
¿Qué elementos o equipos la componen?
Como si de dos molinos eólicos posicionados en la base de un barco se tratase, nuestra plataforma genera energía gracias al movimiento que producen las corrientes con la subida y bajada constante de las mareas cada 6 horas. Este movimiento de las corrientes hace que roten los dos generadores posicionados en los extremos de la nacelle, que cuelga de la plataforma bajo un mástil de 16 m de profundidad. Todo esto cuenta con los mismos componentes que un molino eólico: sistema de cambio de paso, ejes, multiplicadoras, generadores, convertidores, etc…. Equipos estándar y de mercado.
Por otro lado, las palas cuentan con un perfil muy similar al del eólico, pero están espacialmente diseñadas para soportar las cargas del sector de las corrientes de marea.
Todo este sistema, genera y transforma energía en su interior que se transmite a tierra a través de un cable submarino conectado a la red en la subestación situado en la costa.
¿Qué retos conlleva esta tecnología?
Nuestro objetivo principal siempre ha sido conseguir desarrollar esta tecnología de la forma más eficaz y rentable económicamente, ya que lo que buscamos es que realmente se convierta en un sistema viable para diversificar el mix energético en todo el mundo.
Con ello, y al tratarse de un producto y sector novedoso donde no hay referencias maduras, dar cualquier paso ha sido todo un reto; es por eso que nuestra visión ha sido la de utilizar las metodologías, procesos y sistemas maduros de sectores afines como el naval, eólico offshore, oil&gas, energías renovables... aprovechando su know-how, además de sus fiabilidades y experiencia.
Por otro lado, aunque hay países como Reino Unido, Canada, Francia, etc.. que ya han dado pasos en la comercialización de la energía de corrientes, aún hay mucho camino que recorrer tanto en el ámbito legislativo como en el educativo en otros países con muchísimo potencial.
Otro de los grandes retos al que nos enfrentamos todo el sector en conjunto es el de dar a conocer todas las ventajas y oportunidades que esta energía y sistemas pueden ofrecer al mercado energético, al sector industrial y a las sociedades locales donde se genera esta energía.
¿Qué logros se han conseguido hasta ahora?
Durante todos estos años, hemos desarrollado varios diseños y prototipos de nuestra plataforma, llegando a construir e instalar la primera plataforma a escala real de 1,5MW hace 5 años en las Islas Orcadas (Escocia) en el European Marine Energy Centre (EMEC). Todo esto nos ha permitido probar y validar todos los sistemas y tecnologías desarrolladas, pero sobre todo ha permitido demostrar la generación de energía a partir de este recurso. Todo esto nos ha ayudado a diseñar el siguiente modelo, el ATIR 2.0, que ya cuenta con la certificación básica de diseño de Bureau Veritas.
Además, dado el nivel de reconocimiento del proyecto y los avances legislativos y de inversión de ciertos países como Reino Unido, Magallanes Renovables ha conseguido licencia y tarifa para instalar 6 plataformas en lo que será el primer parque flotante de energía mareomotriz del mundo, denominado Morlais, en Anglesey (Gales del Norte), y una más en Escocia, en las Islas Orcadas.
¿Qué diferencia este proyecto de otros ya existentes?
A rasgos generales, la mareomotriz cuenta con la principal ventaja de la predictibilidad (característica única de este tipo de energía) al ser un recurso que depende del movimiento perpetuo de las mareas generadas por la fuerza gravitatoria entre la tierra, luna y sol. Otro aspecto clave es la alta frecuencia (se producen cada 6 horas con la subida y la bajada de las mareas), lo que la hace mucho más segura y fiable que cualquier otra renovable; pudiendo considerarse una energía ‘de base’ más que ‘de punta’, como el resto de las renovables.
Por otro lado, nuestro diseño en particular permite acceso directo a la maquinaria desde el interior de la plataforma sin necesidad de parar el funcionamiento de la máquina, moverla de sitio o desconectarla; por lo que los costes de control, revisión y mantenimiento se reducen al mínimo. Además, su construcción y montaje es modular, por lo que este proceso también se rentabiliza y economiza muchísimo.
¿Qué resultados está proporcionando?
La primera plataforma instalada, el prototipo a escala real ATIR 1.0, ha estado funcionando con una potencia de 1.5MW desde el año 2019; en todos estos años se ha podido probar todos los sistemas de generación, seguridad, operativos, de impacto ambiental, entro otros y en los que ha superado con creces todas las pruebas de control, alertas y resistencia esperadas, incluso en situaciones climatológicas más adversas.
Además, dado el reciente surgimiento del sector y el grandísimo potencial energético de este tipo de energía, se está generando muchísimo interés y apoyo institucional, tanto nacional como internacionalmente.
¿Cómo afectaría el auge de esta tecnología en el conjunto de la industria naval?
El diseño y la construcción de estos sistemas está basado en la tradición de ingeniería naval y astilleros, es por ello que toda la cadena de suministro del sector naval está directamente involucrada en esta tecnología. Desde la ingeniería naval hasta los principales suministradores en construcción naval: sistema de propulsión, sistema de lastre y achique, contraincendios, etc… Esto indica que prácticamente el 60% de los sistemas son directamente bajo diseño y construcción naval y el resto proviene del sector eólico, que está directamente relacionado con el sector naval.
¿Cómo esperan que evolucione la implantación de este tipo de tecnología?
La necesidad de descarbonizar y diversificar el mix energético global es una realidad y, cada vez más, los gobiernos e instituciones de diferentes países están trabajando en ello, implantando diferentes medidas y sistemas de apoyo a este tipo de soluciones y tecnologías.
Sin embargo, no será hasta que estén instaladas las primeras plataformas y su funcionamiento sea una realidad, que este apoyo cobre verdadera fuerza y el resto de países que aún están un poco rezagados comiencen a invertir y legislar en pro de estas nuevas soluciones energéticas.
Un ejemplo de esto es Reino Unido, que ha introducido desde hace tres años la energía de las corrientes de marea como una fuente energética propia, dotándola de una tarifa y un presupuesto específico en las subastas anuales. Desde la existencia de este instrumento, las subastas han sido un completo éxito, completando 100% el total del presupuesto; donde Magallanes Renovables es uno de los principales beneficiarios, contando con 10,5 MW adjudicados con tarifa energética para los próximos 15 años.
¿Se prevé utilizar esta tecnología en España, o de momento solo en aguas internacionales?
Nuestro objetivo es implantar esta solución allí donde sea posible; por supuesto, esto incluye a España, que tiene un grandísimo potencial en el estrecho de Gibraltar.
Sin embargo, dada la falta de legislación y los POEM publicados el pasado año para este tipo de tecnologías, aún no es posible implementarla en nuestro territorio; aunque se espera que se dé una próxima área de implantación en los próximos años.