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NUESTROS ESPECIALISTAS

www.puericulturamarket.com

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de varias piezas con partes plásticas y un sinfín de acceso-

rios a disposición de los padres. Comenzaron a producirse

en masa productos cotidianos como biberones, chupetes,

utensilios de higiene, accesorios para los cochecitos, a la

vez que a todo esto despuntaba la industria textil del bebé

y sus complementos. En este campo el producto nacional

estaba altamente valorado y en cada zona se producían

diferentes artículos. Villena, ciudad zapatera; Ayora, textil;

Valencia manofactura… y así un largo etcétera donde con-

sumíamos mayor cantidad de producto nacional, y había

pueblos enteros que vivían del sector de la puericultura.

Pero todo esto fue cambiado con la entrada de producto

extranjero, muchas veces de peor calidad pero precio más

ajustado y poco a poco esta industria se fue desinflando.

Tener un determinado coche era cuestión de categoría,

era un reflejo del status y aquel retoño tenía que tener

todo lo que se le pudiese comprar.

Maternidad y otros factores

En esta evolución de consumismo nacimos la tercera

generación de esta historia, unos bebés a los que se les

recomendaba dar el biberón porque era más sano y bueno

para la madre, tuvimos andadores, saltadores, parques y

todo tipo de accesorios disponibles y tantos juguetes que

no cabían en la habitación, por lo general así eran las fa-

milias. Aquellas que viajábamos los 6 primos apretados

en la parte de atrás de un coche más bien escaso y por su-

puesto sin cinturones. Se valoraba el status y se descui-

daba la seguridad. Luego nos tocó a nosotros ser padres,

cuando pudimos, porque nos encontramos con una situa-

ción laboral complicada donde conseguir un buen trabajo

era una lotería y los sueldos eran escasos… El resultado

es que la maternidad se quedó algo desplazada, como un

proyecto más futuro que cercano, la prioridad era el tra-

bajo y los estudios, no la familia. Este cambio revolvió los

cimientos de una industria que no estaba acostumbrada

a este consumo y se tuvo que adaptar. La maternidad su-

bió una media de 8 años y aparecieron muchos casos de

gemelos por tratamientos, produciéndose un babyboom

en el que -con muy poco tiempo- nacieron muchos niños

y se reinventó el consumo, pero los valores de los padres

habían cambiado.

Nuevas prioridades de las familias

Ya había otras prioridades: no era necesario tener un

coche de alta gama ni todas las florituras y adornos

para pasear al retoño. Estos padres eran más prácticos,

se conformaban con un coche sencillo y un sistema de

retención para el coche. Este fue el principal cambio: la

seguridad. Padres más prácticos y concienciados con la

seguridad y la crianza de sus hijos. Los valores cambiaron

y el consumo también, ya no estaba mal visto llevar un

cochecito usado y en el mercado aparecieron aplicacio-

nes de segunda mano que hacen que los productos que

ya no se usan no se guarden, sino que se revendan. Este

cambio tocó con fuerza al mercado de la puericultura, ba-

jaron en picado las ventas y cerraron muchas tiendas. No

nos dimos cuenta que la edad de hierro ya terminó, que la

recordaremos como la prehistoria de nuestro sector, que

ahora los padres se arreglan con un coche económico y

con una mochila, y que están más ocupados por la ecolo-

gía y por conciliar.

Los tiempos han cambiado y hemos pasado del pecho

al biberón, del chupete al mordedor, a la no recomenda-

ción de andadores y saltadores, del –“déjale llorar que así

aprende”- al apego incondicional, de querer tenerlo todo

a comprar lo justo y muy meditadamente, del puré al co-

mer todo en entero, de la tienda de barrio a la compra on-

line. Se ha despersonalizado la compra, se desvinculan

los valores añadidos y solo podemos pararnos y meditar.

¿Cuándo vamos a cambiar nosotros? Esta industria nece-

sita reinventarse y necesita luchar, porque como bien dice

el refrán: Quien no llora, no mama.

n

Beatriz Colina

Gerente de Amatxu Denda

Bermeo, Vizcaya