INFORME ESPECIAL: NATALIDAD
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empleo estable y ser capaces de vivir independientemen-
te y formar familias, en primer lugar (el desempleo de los
jóvenes ha permanecido cerca del 50% durante los años
de crisis). Como se ha subrayado anteriormente, no he-
mos observado ninguna disminución significativa de los
nacimientos entre las mujeres (establemente) emplea-
das; todo se ha concentrado dentro de la población no
ocupada. Del mismo modo, el hecho de que el descenso
de la fecundidad estuviera concentrado en los primeros
nacimientos -y que la falta de hijos creciera- implica una
vez más que los hombres y mujeres jóvenes se posponen
y posponen y siguen siendo incapaces de obtener sufi-
ciente independencia económica para formar una familia.
- ¿Cuáles son las consecuencias?
- Una consecuencia inmediata es, como se ha señalado,
un déficit de bienestar: las preferencias familiares de los
ciudadanos están siendo frustradas. El hecho de que la
tasa de ausencia de hijos en España sea del 22% lo dice
todo. Cuando examinamos los datos de preferencia, sólo
encontramos una pequeña minoría de mujeres (menos
del 5%) que prefieren no tener hijos. En otras palabras, un
15-17% de las mujeres españolas no tiene hijos de mane-
ra involuntaria.
Una segunda consecuencia del comportamiento de apla-
zamiento durante la crisis es que la entrada en la mater-
nidad cada vez más se retrasa más, en función de la edad.
La edad media de los primeros nacimientos es ahora de
32 en España, la más alta de toda la UE. Y esto, a su vez,
influye negativamente en la posibilidad de nacimientos
de orden superior. Pero si adoptamos una perspectiva a
más largo plazo, las bajas tasas de fecundidad de España
tendrán graves consecuencias para la sociedad durante el
próximo medio siglo. El problema aquí no es tanto la caída
de la fecundidad que hemos visto después de 2008, sino
el hecho de que España está atrapada en una trampa de
baja fertilidad a largo plazo. Desde hace tres décadas, la
TFR de España ha estado en torno a 1,3. Eso está muy por
debajo de la TFR de 2.1 necesaria para el reemplazo de la
población. Así, el resultado es el declive de la población.
Al principio no parecerá demasiado dramático, pero per-
sistentemente la baja fertilidad tendrá un efecto acele-
rador acumulativo a largo plazo. Para ilustrar, el INE ha
calculado que la población española habrá disminuido
en tamaño en un 15% en 2060.
Paralelamente a la disminución de la población, las
bajas tasas de natalidad (y los aumentos de la esperan-
za de vida) promueven un rápido envejecimiento de la
población. Según las proyecciones del INE, la propor-
ción de personas mayores (65+) pasará del 18% actual
al 39% en 2060. ¡Eso es más que un salto del 100%! Y
esto posicionará a España como una de las poblaciones
más ancianas del mundo. Sin duda, esto tendrá efectos
adversos graves para el crecimiento económico y, por lo
tanto, para los niveles de vida en el futuro.
- ¿Cómo se pueden restaurar los niveles de fertili-
dad?
- El desafío consiste en identificar remedios que per-
mitan a los ciudadanos tener el número de hijos que
desean, es decir, eliminar los obstáculos. Hace ya más
de una década que debatimos la necesidad de mejores
políticas de conciliación en España. Y los desafíos aquí
son múltiples. Para empezar, hay una gran escasez de
centros de cuidado infantil, y en general los estándares
de calidad están lejos de ser ideales. Esto se extiende
también a la etapa de Kindergarten (P3-P5), donde el ta-
maño de la clase promedio es de alrededor de 30 niños
por pedagogo. Esto se compara muy desfavorablemente
con, por ejemplo, Dinamarca donde hay 5-7 niños por
pedagogo.
Un segundo obstáculo, menos debatido, deriva de los
horarios de trabajo españoles: los padres y madres típi-
cos vuelven a casa alrededor de las 8 de la tarde y esto
implica un vacío agudo de cuidado infantil de muchas
horas, considerando que las horas del jardín de infan-
tes terminan alrededor de las 4pm. Es urgente una re-
forma de las horas de trabajo. Pero el mayor obstáculo
para elevar la fecundidad española puede estar en la
precariedad del empleo y en el alto desempleo. En una
sociedad donde las mujeres abrazan ahora las carreras
de larga duración como norma, la inseguridad laboral se
convierte en un grave impedimento para dar el paso a
la maternidad. Esto es especialmente cierto si la inse-
guridad laboral va de la mano de graves problemas de
conciliación de la maternidad con el empleo. Dicho de
otro modo, la hipótesis ampliamente extendida de que
la política de cuidado de los hijos solo restablecerá la fe-
cundidad española probablemente no sea válida si no va
acompañada de grandes reformas en la vida laboral.
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La recesión económica
vivida en España es una
de las consecuencias
principales de la crisis de
natalidad