Integración inteligente del sistema energético: un paso más hacia la neutralidad de emisiones
Carlos Martín, director técnico de la AOP
15/09/2020No se trata de un concepto nuevo para nosotros. La combinación racional, coordinada y flexible de diferentes rutas tecnológicas y distintos vectores energéticos forma parte esencial de la visión de futuro del sector del refino plasmada en nuestra Estrategia para la Evolución hacia los Ecocombustibles (EEE), que podemos considerar un ejercicio anticipado de integración sectorial y cuya materialización podría encontrar ser, además, uno de sus más claros ejemplos prácticos en España.
La EEE es una propuesta tecnológica, rigurosa y factible, para alcanzar la neutralidad de emisiones tanto en nuestros procesos como de nuestros productos, perfectamente alineada por tanto con los objetivos nacionales y europeos de lucha contra el cambio climático.
¿Cómo queremos y podemos hacerlo?
La eficiencia energética
En primer lugar, integrando plenamente en nuestra EEE, como factor transversal, el principio de la ‘eficiencia energética primero’ que se recoge en la estrategia europea de integración sectorial.
La eficiencia energética es, desde hace mucho tiempo, una palanca esencial para la sostenibilidad no solo ambiental, sino también económica de nuestro sector, lo cual es comprensible si se tiene en cuenta que el consumo de energía supone aproximadamente el 60 por ciento de los costes operativos de las refinerías. La digitalización (a la que también se hace referencia en la estrategia europea de integración) aplicada a la optimización de los sistemas de gestión energética nos permitirá seguir identificando nuevas oportunidades de reducción de consumo energético y, con ello, de emisiones.
Hidrógeno verde
Pero la eficiencia no es suficiente para alcanzar la neutralidad de emisiones; por eso hemos incorporado a nuestra EEE nuevas rutas tecnológicas, entre las cuales el hidrógeno verde ocupa, sin duda, un papel central.
De hecho, creemos que las refinerías estamos en una posición inmejorable para liderar el desarrollo del hidrógeno de bajas emisiones de CO2 por varias razones:
1.- El sector del refino es el principal consumidor de hidrógeno en la UE (45 % del total de la demanda). El hidrógeno es y seguirá siendo imprescindible para asegurar la calidad técnica y ambiental de nuestros productos, tanto en los procesos actuales, como en las rutas que se van a ir progresivamente implantando.
2.- Además de consumidores, somos productores de hidrógeno, con una peculiaridad adicional: obtenemos hidrógeno como co-producto en determinados procesos de mejora de los carburantes de automoción; en concreto, en el reformado catalítico de las naftas para la formulación de gasolinas. No obstante, tenemos que complementar esta producción con hidrógeno producido en plantas específicas, básicamente mediante reformado de gas natural con vapor de agua.
3.- La producción de hidrógeno supone hoy en día una importante fuente de emisiones de CO2 en nuestras refinerías, que tenemos ineludiblemente que reducir.
En definitiva, tenemos la necesidad y disponemos del conocimiento, de la capacidad y la experiencia (especialmente importante cuando hablamos de la manipulación de un producto de sus características) para liderar el desarrollo tecnológico del hidrógeno de bajas emisiones en España. Un hidrógeno que podremos emplear como vector de almacenamiento energético, como materia prima para producir ecocombustibles, como materia prima para la industria química, o como producto final en los sectores del transporte, industrial o residencial.
Ecocombustibles
Los ecocombustibles suponen también una vía de integración energética y de fomento de un sistema energético más circular, gracias a diversas opciones de incorporación progresiva de nuevas materias primas bajas en carbono que permitirán la obtención de:
1.- Combustibles sintéticos (‘e-fuels’) producidos a partir de CO2 capturado y de hidrógeno verde producido en nuestras refinerías.
2.- Biocarburantes avanzados producidos a partir de residuos agrícolas, forestales o industriales.
3.- Ecocombustibles a partir de residuos de origen no biológico, como los residuos sólidos urbanos o plásticos.
Los ecocombustibles son una alternativa viable, eficiente e inmediata para la descarbonización del transporte aéreo y marítimo, desde luego, pero también del transporte por carretera, gracias a su compatibilidad con la actual infraestructura de distribución de combustibles líquidos y con la actual flota de vehículos. Suponen, además, un ejemplo de cómo podemos contribuir en nuestras refinerías a fomentar la economía circular, uno de los ejes básicos de la estrategia europea de integración sectorial.
Las refinerías como ‘hubs’ energéticos dentro de polos industriales
Por último, a la hora de hablar de las vías de integración inteligente tenemos que salir del ámbito de las propias refinerías y mirar al entorno en el que se ubican.
Algunas de las refinerías españolas ya actúan como ‘hubs’ energéticos integrados especialmente con plantas químicas. Pero podemos pensar en expandir este papel dentro de polos industriales en los que compartir de manera flexible con otras plantas flujos de energía y materias primas, transferir conocimiento innovador, gestionar infraestructuras (incluidas las de captura, almacenamiento y uso de CO2), aprovechar las tecnologías disponibles para generar economías de escala y, en definitiva, para optimizar la producción, consumo y almacenamiento de energía en distintas formas.
Es decir, podemos avanzar en la integración de la cadena de valor industrial con el objetivo de impulsar el cumplimiento de nuestros compromisos de reducción de emisiones si somos capaces de aprovechar las tecnologías disponibles y compatibilizar los usos posibles.
De los proyectos piloto a la neutralidad de emisiones
Las compañías asociadas en AOP ya han dado los primeros pasos para materializar esta visión. Petronor anunció a mediados de junio una inversión para construir en su refinería de Bilbao una planta de demostración industrial, una de las primeras del mundo de estas características, que va a permitir desarrollar la tecnología y adquirir las capacidades necesarias para disponer en los próximos años de una planta a escala comercial de producción de combustibles sintéticos.
Para acelerar este desarrollo tecnológico, para pasar de la planta de demostración de Bilbao a contar con un sistema de refino y unos combustibles de cero emisiones netas, necesitamos un entorno regulatorio que aporte la seguridad jurídica y los incentivos adecuados para posibilitar las inversiones que requiere este proceso transformador y la integración del sector energético.
Con un marco regulatorio adecuado, para 2050 cada litro de combustible líquido podría tener cero emisiones netas de CO2.
Una integración inteligente del sector energético obliga a pensarlo en su conjunto, a contemplarlo a lo largo de toda su cadena de valor, desde la producción al consumo, pasando por la distribución. Esta misma perspectiva integral se debería emplear en la regulación para medir, en igualdad de condiciones, la contribución de las distintas alternativas energéticas en la reducción de CO2.
La medición de las emisiones netas, a lo largo de todo el ciclo de vida energético, es esencial para aprovechar la contribución de las alternativas tecnológicas, como los ecocombustibles, que permiten neutralizar en origen las emisiones que se producen en los motores de combustión interna de los vehículos.
La voluntad de diálogo y la búsqueda de coincidencia de intereses son el camino para que la estrategia de integración inteligente consiga desplegar todo su potencial de reducción de emisiones, así como para la creación de un marco regulatorio que maximice la contribución de todos los vectores energéticos en la lucha contra el cambio climático.