“La capacidad de almacenamiento de las terminales ya está totalmente ocupada”
El presidente de la Unión de Petroleros Independientes, de la que forman parte Axoil, Bonàrea, Esergui, Disa, Dyneff, GM Fuel, Kuwait Petroleum y Meroil, José María Gordo Serrano, asegura que la capacidad de almacenamiento de las terminales “ya está totalmente ocupada”, por lo que “las refinerías tendrán que ajustar su producción y/o prestar almacenamiento si aún les queda capacidad”.
El hundimiento de las ventas de carburantes está propiciando un embotellamiento de productos refinados del petróleo que se están acumulando en los depósitos de almacenamiento de las operadoras y de los operadores logísticos. En el caso de UPI, tres de sus asociadas, Disa, Esergui y Meroil cuentan con instalaciones de este tipo.
¿Cuál es la situación que viven las empresas integradas en UPI desde la declaración del estado de alarma? ¿Cómo le han afectado el descenso de las ventas, tanto en el tramo mayorista como en el minorista?
Nuestra actividad forma parte de los servicios esenciales a prestar en el estado de alarma. Por lo tanto, hacemos múltiples esfuerzos, tanto operativos como económicos, para seguir ofreciendo nuestros servicios en un entorno que por una parte es de radical caída de la demanda pero, por otra, requiere una máxima dedicación a proteger la salud de nuestros empleados, clientes y proveedores.
Hemos ajustado a la situación nuestros procedimientos operativos, maximizando el teletrabajo, luchando contra la escasez de equipos de protección que también nos afecta, haciendo seguimiento diario de la crisis para ir ajustando las medidas de contingencia… es un reto en toda regla. Un reto que, además, requiere financiación por la dramática caída de los ingresos, renegociación de contratos, y adaptación continua al constante río de normas que genera el estado de alarma.
Las ocho compañías asociadas de UPI (Axoil, Bonàrea, Esergui, Disa, Dyneff, GM Fuel, Kuwait Petroleum y Meroil), como el tejido empresarial en general, trabajamos para desempeñar nuestro papel social fundamental de sostenimiento económico de las familias y de contención de la crisis económica.
En cuanto a la situación de las ventas, los datos de CLH de la segunda quincena de marzo sitúan el descenso promedio en el 80% en el caso de las gasolinas, el 55% en el caso del gasóleo de automoción y el 90% en el caso de los querosenos de aviación, con un pequeño repunte después de las dos semanas de parada de las actividades no esenciales.
Asumiendo que el hundimiento de las ventas es el principal problema al que se enfrenta todo el sector, y superadas ya varias semanas del confinamiento de la población, ¿qué otras dificultades se vislumbran en el horizonte para las empresas asociadas a UPI?
La incertidumbre en lo que respecta al ritmo de reactivación de la actividad económica y del consumo en general, que es lo que determina el consumo de energía, ya sea por restricciones legales o por prevención de los propios consumidores. Por ello es fundamental que el conjunto de las fuerzas políticas, en colaboración con los representantes sectoriales y sociales, diseñen una política de recuperación económica acertada, marcando prioridades en atención al interés general más inmediato y real y que sean capaces de defender en la Unión Europea las medidas más adecuadas. Creemos que hace falta estimular el consumo y la exportación, así como contener las cargas impositivas.
Por otro lado, y dado que el confinamiento se levantará antes de que deje de existir riesgo de contagio, habrá que combinar la libertad de movimiento con medidas de protección y prevención. Las empresas ya están estudiando un escenario de vuelta a la actividad presencial escalonado y selectivo en función de las circunstancias de cada trabajador y de cada puesto de trabajo.
¿Cómo están gestionando el almacenamiento de combustibles de automoción? Además de Esergui y Meroil, ¿algún otro socio de UPI cuenta con terminales propias?
Además de las dos compañías citadas, Disa opera siete terminales de almacenaje en las Islas Canarias.
A la menor rotación del producto, se añade el almacenamiento adicional que se produce en situación de expectativa de subida de precio (contango) y que ha llevado a que la capacidad esté en el límite de ocupación.
En cuanto al mantenimiento de la calidad del producto, dos-tres meses de menor o cuasi nula rotación no suponen alteración de la calidad. Lo que sí sucederá es que se retrasará la introducción de la gasolina de verano, pero es un aspecto que no afecta al consumidor.
¿Conoce cuál es, a día de hoy, la capacidad de almacenamiento de derivados del petróleo disponible en territorio español? ¿Qué sucedería si se alcanzara el máximo?
La capacidad de almacenamiento de las terminales ya está totalmente ocupada. Las refinerías tendrán que ajustar su producción y/o prestar almacenamiento si aún les queda capacidad.
¿Qué medidas económicas y laborales considera necesarias para reactivar la actividad en la distribución de combustibles derivados del petróleo?
En el nivel de la distribución al por mayor, conviven dos modelos de negocio diferentes. A diferencia del modelo refinero multinacional, el nuestro ofrece servicio y competitividad gracias a la existencia de mercados internacionales con liquidez y transparencia que nos dan alternativas de compra en cualquier momento para que el mercado no esté cerrado a la competencia. Es un buen modelo, aunque con frecuencia nos vemos perjudicados por una normativa que se aplica indistintamente a todas las compañías calificadas como operadores al por mayor, sin tener en cuenta que bajo este concepto legal hay modelos de negocio muy diferentes.
Tal vez, lo más importante para nosotros es que el diseño de las medidas que se tomen no perjudique selectivamente nuestro modelo de distribución. Tenemos muchos ejemplos en la normativa de existencias de seguridad, en la de eficiencia energética, que nos obliga a las mismas contribuciones que las compañías integradas, pero luego permite a las refinerías acceder a las ayudas del fondo y nos lo niega a los que no fabricamos, en la débil lucha contra el fraude, que daña más nuestros márgenes porque los de la distribución son siempre inferiores a los de las compañías integradas.
La reactivación del mercado de combustibles depende en general de que las medidas estén enfocadas a recuperar la actividad económica en general y, más específicamente, en que no se conformen con un modelo de movilidad reducida, porque es a esta movilidad a la que se dirige una gran parte de nuestro negocio y porque la vitalidad del sector turístico es fundamental para el PIB del país.
¿Cree que el hundimiento del precio del petróleo en los mercados internacionales supondrá un hándicap añadido al desarrollo de energías alternativas y, también, al desarrollo del vehículo eléctrico? Por el contrario, ¿considera que estos bajos precios del barril serán algo pasajero y también sus consecuencias sobre las energías alternativas y los vehículos eléctricos?
El desarrollo de energías alternativas es un objetivo político de nuestra sociedad y creemos que va a seguirlo siendo a pesar de esta crisis. Pensar que la retracción del PIB y el esfuerzo necesario para recuperar el nivel de actividad económica no van a tener ninguna consecuencia en el resto de objetivos que perseguimos, parece en este momento bastante ilusorio.
Creemos que como mínimo merecerá una reflexión sobre recursos disponibles, prioridades y objetivos tecnológicos. Pero todo esto depende fundamentalmente de nuestros políticos y aún no hemos oído nada que apunte en esta dirección. Por nuestra parte, ya hace tiempo que defendemos el principio de neutralidad tecnológica y la valoración sistemática de todas las alternativas en función del cálculo científico de su carga contaminante a lo largo del ciclo de vida completo de su implantación.
El hundimiento del precio del petróleo parece un suceso puntual que responde a la drástica caída de la demanda en un tiempo muy corto. Es un reto económico en esta situación de pandemia, pero la propia dinámica en que ha caído el mercado refuerza que es pronto para valorar su evolución a medio plazo.
En cuanto a la red de distribución, ¿cómo valora los servicios mínimos decretados por el Gobierno? Algunas asociaciones sectoriales se quejan por la amplitud de los horarios fijados en ellos, que deben ser los mismos que los vigentes antes de la declaración del estado de alarma, ¿coinciden en UPI con esa apreciación?
Entendemos la necesidad de cerrar que pueden tener las estaciones más afectadas por esta crisis. Todos estamos sufriendo los mismos efectos dependiendo de la ubicación de cada punto de venta y la situación de cada compañía no es equiparable a la de los demás.
También entendemos que no es lógico asimilar esta situación a la de los servicios mínimos de una situación de huelga. Pero, también es cierto que nadie como el propio gestor de cada estación sabe cómo han cambiado en ella los patrones de venta, tanto en volumen como en horarios, y que la norma resulta bastante rígida para el 51% de las estaciones que deben permanecer abiertas con su horario habitual, una obligación especialmente complicada para las que ya hubieran reducido su horario y aplicado un ERTE.
Creemos que se podía haber contemplado un mayor grado de flexibilidad sin resultar en perjuicio para los consumidores, y que tendría sentido una reevaluación de los criterios en función del desarrollo del estado de alarma.
¿Cuáles son las principales medidas puestas en marcha por sus asociados para facilitar la actividad de transportistas, integrantes de los servicios de emergencia y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado?
UPI y sus ocho compañías asociadas han colaborado con el Ministerio de Transportes (MITMA) en la elaboración de la red de puntos de restauración y/o duchas para transportistas y los demás colectivos citados. Somos plenamente conscientes de la importancia que esto tiene en la gestión del estado de alarma y estamos orgullosos de contribuir al funcionamiento de estos servicios esenciales.
Teniendo en cuenta el número de puntos de venta de carburantes registrados en España, ¿considera que esta crisis podrá provocar una reducción de los mismos? ¿Cuáles considera que son las instalaciones más vulnerables en estas circunstancias?
Dado que la red española está sobredimensionada, es posible que sí, que se produzca un reajuste porque perjudica la sostenibilidad económica de las estaciones con menor demanda; pero confiamos también en la probada capacidad de ajuste del sector para superar esta coyuntura.