La norma UNE-ISO 21542 reglamenta la accesibilidad de edificios
24 de junio de 2013
En este contexto, España ha encabezado desde una década atrás el tratamiento del tema de la accesibilidad en la construcción, y junto a más de 20 países se ha redactado finalmente la norma internacional UNE-ISO 21542, que aclara los requerimientos que se deben seguir a la hora de construir o adecuar un entorno para que sea universalmente accesible. Según un estudio realizado por la OCU sobre la accesibilidad, uno de cada dos edificios públicos es de difícil acceso para personas discapacitadas, alrededor de 4 millones, lo que supone casi el 10% de la población.
El objetivo principal de esta nueva norma es reglamentar los criterios para que un entorno edificado brinde oportunidades de accesibilidad a todos los usuarios, con lo que se abre un poco más las puertas a la inclusión de quienes por un simple obstáculo arquitectónico se pueden ver impedidos de ingresar a una tienda, una sala de cine o incluso en su mismo edificio de residencia, pueden verse limitados a realizar las actividades cotidianas que toda persona tiene el derecho de realizar. Aplicado al trabajo, se impulsa que el entorno sea un lugar donde las personas puedan desarrollar su capacidad productiva en igualdad de oportunidades. Bien mirada, esta norma no sólo beneficia a los directamente interesados. Como es lógico, la accesibilidad pensada especialmente para quienes tienen dificultades de movilidad incluye también a quienes no tienen estas dificultades.
Los desafíos para lograr que las recomendaciones de esta norma se hagan efectivas acaban de empezar. Cabe recordar que por ser UNE no tiene un cumplimiento obligatorio, por lo tanto depende más de la conciencia y responsabilidad social el llevar adelante la implementación de los elementos necesarios para que esa sutil discriminación que constituyen los obstáculos a la libre movilidad, desaparezcan gradualmente de la geografía española.
Facilitar su difusión es uno de los pasos para que llegue a formar parte de las prioridades en la sociedad. Sin embargo, las UNE tienen la característica de no estar disponibles como información gratuita y de libre consulta, algo paradójico en este caso en particular, que trata precisamente de la accesibilidad. De continuar así, se corre el riesgo de que tenga poca repercusión para la comunidad. “Antes de superar las barreras arquitectónicas debemos superar las barreras mentales, y la información es clave para ello”, apunta Mark Albert.
Hacer realidad la normativa significará algo más de presupuesto, sin ser excesivo. Sin embargo, lo principal es que la gente esté convencida de la necesidad de realizar todas estas adecuaciones. Entonces será sencillo que surjan más y mejores propuestas creativas por parte de los arquitectos que deben diseñar construcciones más amigables dentro de costos razonables. Lo cierto es que, iniciando el trabajo ahora, en los próximos años los edificios en el país realmente podrán garantizar la accesibilidad universal, accesibilidad que todos necesitaremos un día.