“España es uno de los países donde existe más recorrido a la hora de apoyar al agricultor”
Entrevista a Miguel Suárez-Cervieri, director de la Div. Protección de Cultivos de BASF Española
21 de noviembre de 2011
España es uno de los seis países incluidos en el estudio que
BASF ha realizado para conocer los actuales desafíos de la actividad agrícola. Miguel Suárez, máximo responsable de la División de Protección de Cultivos en España desde 2009, estuvo presente el pasado 8 de noviembre en Ludwigshafen para desarrollar y matizar algunas de las particularidades que se han dado en los resultados publicados referentes a nuestros agricultores y consumidores.
Miguel Suárez-Cervieri, director de la Div. Protección de Cultivos de BASF Española.
En el estudio se hace patente que la percepción que tiene el agricultor español de su situación es bastante deficiente y que difiere bastante de la de otros colegas europeos. ¿A qué cree que se debe?
Uno de los motivos principales es la cantidad de regulaciones aparecidas en los últimos años en el ámbito europeo. Hoy en día ser agricultor profesional en Europa implica un compromiso muy grande, porque debe pasar por estrictos controles para certificar la calidad de lo que se produce. Ya no debe afrontar solo las inclemencias del tiempo, obtener buenas producciones o pagar sus créditos, sino también ha de cumplir con toda una serie de regulaciones que lo someten a una enorma presión. Y es lógico que esa presión se manifieste en un grado de inconformidad elevado.
El estudio también ha dejado patente una percepción del consumidor donde a la vez que tiene una imagen anticuada del mundo rural, ve al agricultor como un elemento clave para la sociedad y su alimentación...
El proceso de urbanización ha afectado esta percepción y España es uno de los países donde existe más recorrido a la hora de apoyar al agricultor, porque es una industria que contribuye mucho a la imagen de España en el exterior. Tenemos que entender que hoy por hoy España es el principal productor europeo de frutas y hortalizas, líder mundial en exportación de hortalizas, y que ese sector que produce una elevada cantidad de elementos, base de la dieta mediterránea, se merece que todos los implicados hagamos un esfuerzo para posicionar mejor al agricultor dentro de la mente del consumidor.
¿Qué papel puede adoptar una empresa como BASF en esa intermediación entre agricultor y consumidor?
En Europa jugamos con un debate muy emocional entre la gente que está fuera del sector agropecuario, que son consumidores, y que legítimamente se preocupan de la calidad de los alimentos que consumen. Nuestro aporte tiene que ser brindar herramientas que permitan cuantificar cómo producimos, desarrollar indicadores claros que sirvan como puntos de partida objetivos, y mostrar esos avances donde la industria ha colaborado: con productos más eficientes, menos cantidad de activos por hectárea, desarrollo integrado de plagas, etc. Hoy en día obtenemos alimentos con una gran calidad, no sólo por la calidad de apariencia, sino por la duración en el supermercado o en la nevera del consumidor; y más nutritivos. Una herramienta como AgBalance va a racionalizar mucho más el debate y nos va a permitir trabajar junto a los agricultores para que sea entendida la dimensión de la inversión que el agricultor hace, y sobre todo, para que el consumidor entienda que al fin y al cabo el agricultor está legítimamente preocupado por que éste aprecie lo que el produce, de modo que en un futuro la agricultura siga siendo una actividad viable y rentable en Europa.
España es el país europeo que cuenta con una mayor superficie de cultivo genéticamente modificado, a mucha distancia de otros países europeos. ¿A qué cree que se debe?
Existen dos vertientes. Por un lado, la percepción del consumidor español es un poco mejor que la del resto de Europa, pero en términos generales peor que la del propio agricultor. El productor español, si por algo se caracteriza, es por la capacidad de innovación y España es un país exportador, que entiende muy bien que la tecnología resulta fundamental. El apoyo por parte de las autoridades en ciertos cultivos, particularmente del maíz y en la lucha contra plagas de muy difícil control, ha hecho entender al agricultor que esta tímida introducción, comparada con otros continentes, no deja de ser importante, y que se abre un debate que con el tiempo se entenderá mejor.
“Nuestro aporte tiene que ser brindar herramientas que permitan cuantificar cómo producimos, desarrollar indicadores claros que sirvan como puntos de partida objetivos, y mostrar esos avances en que la industria ha colaborado”
¿Es posible que el rechazo por parte del consumidor se deba a que, a diferencia del agricultor, no vea ninguna ventaja en los productos genéticamente modificados?
La primera generación de los organismos genéticamente modificados surgía en base a resistencias a algo, es decir, que se protegía a la planta de herbicidas y fungicidas. Nosotros particularmente creemos que con la segunda y tercera generación el consumidor va a ver los beneficios en cuanto a la calidad de los alimentos, y también es el deber de la industria explicarlos mejor, porque no todo el mundo sabe ni tiene porqué entender las explicaciones tan técnicas que habitualmente ofrecemos.
¿Qué proyectos está llevando a cabo BASF en España?
Actualmente estamos trabajando en una iniciativa denominada 'Cliente asociado', captando las 150 principales empresas agrícolas en España a través de una plataforma donde se abre un diálogo con los agricultores para conocer sus necesidades con tal de lograr mejorar diferentes aspectos productivos. Esto nos ha permitido lanzar este año la iniciativa 'Clear Feel Arroz' para controlar la problemática del arroz rojo, y con la que hemos tenido un gran éxito, ya que se trata de una tecnología de mejora genética clásica que nos permite usar un herbicida que controla el arroz rojo y otras malas hierbas, mientras cuida el cultivo. También estamos trabajando con AgBalance para comparar en fruta y viña los diferentes tipos de producción en España, la orgánica y la integrada, con el objetivo de poder demostrar con indicadores claros cuáles son las ventajas de un sistema y del otro. Este tipo de interacción permitirá que España siga siendo un referente de calidad y de productos de gran nivel para el resto de Europa.
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