Entrevista a Pilar García-Granero, presidenta del Consejo Regulador de la D.O. Navarra
Encuentros como el celebrado en Barcelona son una forma más de promocionar no sólo el vino, sino también los productos de Navarra. ¿Cómo surgió la idea de organizar este tipo de actos alrededor de la geografía española?
Existe un desplazamiento general del consumo del vino hacia el sector de la alimentación, y sin embargo Navarra donde más vende es en el hostelero, en el canal Horeca. Cataluña, tercer mercado para la D.O. a nivel nacional, es unas de las zonas donde el segmento de hostelería sigue teniendo una fuerza tremenda, y por lo tanto para nosotros es muy importante incidir en que se conozcan mejor nuestros vinos, lo que están haciendo en nuestras bodegas, y los nuevos lanzamientos que se están realizando.
Se habla de un mercado interior con un consumo estancado. ¿Tiene visos de cambiar la situación?
El mercado nacional sigue significando dos terceras partes de nuestras ventas, y por lo tanto para nosotros sigue siendo muy importante. Desde un punto de vista global, la verdad es que la situación es bastante complicada, y lo que intentamos desde la D.O. es hacer una labor intensa a nivel de Navarra para incentivar el consumo, y eso mismo es lo que deberían hacer todos los consejos reguladores en todo lo relacionado con la promoción del vino, con tal de conseguir recuperar el consumo. Parece mentira que estemos en un país con la mayor superficie vitícola del mundo y que el consumo sea muy inferior al de países como Alemania, Reino Unido o Dinamarca.
¿Qué parte de los vinos que forman parte de la D.O. Navarra se exportan? ¿Qué acciones se están llevando a cabo para promocionarlos fuera de nuestras fronteras?
Actualmente exportamos un 34% de nuestros vinos y disponemos de ayudas de la UE para la promoción de nuestros vinos en países terceros. Nuestras campañas han estado dirigidas principalmente a Suiza y a EE UU, pero este año tenemos la intención de dar el salto también a países como Brasil o México, naciones con un gran potencial, en que el consumo de vino está creciendo muchísimo, y donde el nivel de vida está subiendo a pasos agigantados.
Todos los vinos se acaban clasificando por segmentos. ¿En qué nivel situaríamos a los caldos de la D.O. Navarra?
Los vinos navarros, con toda la diversidad que les caracteriza, deberían estar por calidad en un segmento medio-alto. Se trata de vinos que la gente puede consumir habitualmente, y que en el segmento de hostelería van a dar gran placer al consumidor sin que ello suponga cuentas desorbitadas.
La D.O. de Navarra está a punto de cumplir los 80 años. Si se tuviera que escoger una época dorada, ¿cuál sería?
Si hablamos con los bodegueros y los viticultores nos dirán que los años estrella fueron finales de los años 90: 1998 y 1999. Ejercicios de una gran demanda de vino que coincidió con escasez a nivel europeo por un problema de heladas. Fueron tiempos de una gran rentabilidad y seguro que a cualquiera que preguntásemos nos mencionaría esa época como tiempos que recuerda con nostalgia.
El Consejo Regulador ha calificado la añada de 2010 de ‘Excelente’. ¿Cómo se prevé la próxima campaña?
A priori la añada 2011 se prevé extraordinaria. Hemos tenido agua en invierno, que nos ha hecho recuperar los acuíferos, y en la primavera la viña ha brotado muy temprano, llevando unos 10 días de adelanto. Las buenas temperaturas y homogéneas hace que en estos momentos, y a falta de lo que pase en verano, la viña muestre una buena cantidad de racimos, y que, en definitiva, se vislumbre una buena añada.
Otra de las grandes fuentes de ingresos del mundo del vino es el enoturismo. ¿Qué se está haciendo desde Navarra para atraer al turista a través de su cultura del vino?
Nos hemos dado cuenta que es una cuestión de futuro. Si nos vamos a regiones como Napa Valley, en EE UU, resulta que existen bodegas que venden entre el 40 y el 50% de su producción a pie de viña, con todo lo que ello supone a nivel de inmediatez, ahorro en transporte, etc. La verdad es que en Navarra estamos muy interesados en este modelo. Tenemos ya dos rutas, la Ruta del Vino de Navarra y la Ruta de las Bodegas del Camino de Santiago, pero hay que seguir trabajando. Si queremos ser una potencia enoturística habrá que atender a la gente los sábados y los domingos, se habrán de dar paquetes completos, trabajar y promocionar nuestra gastronomía y nuestro paisaje, etc. Por lo tanto, si no estamos buscando un turismo de sol y playa, sino un turismo más diversificado, Navarra tiene muchísimo por ofrecer.
¿Hasta qué punto cuentan las D.O., como la que preside, con el apoyo de las administraciones para promocionarse?
Navarra tiene la gran ventaja de que es una CC AA muy pequeña, con los problemas que ello también conlleva, pero a la hora de trabajar y remar todo el mundo en un mismo sentido, resulta mucho más fácil. Ejemplo de ello son nuestro Instituto de Calidad Agroalimentaria, una Estación de Viticultura, un Departamento del Gobierno de Navarra potente, y todos ellos muy bien relacionados, lo que facilita muchísimo las cosas. En otras comunidades donde hay 10 denominaciones de origen esa misma labor es mucho más complicada.
Finalmente, ¿cómo se trabaja desde la D.O. Navarra algo tan fundamental como es el fomento de inversión en I+D?
Es un tema decisivo hoy en día. El mundo es muy cambiante. Antes teníamos modelos de producción que duraban 30 o 40 años, y ahora el cambio de perfil del consumidor es mucho más rápido, y por lo tanto, debemos ser capaces de adaptarnos a esos cambios. Navarra cuenta, a pesar de una autonomía pequeña, con dos universidades y centros de investigación con un fuerte apoyo institucional para el I+D+i. Por lo tanto hemos de trabajar en esta línea, conociendo en cada momento lo que pide el mercado, pudiendo suministrar los vinos que demanda y no los que nosotros hacíamos tradicionalmente.
¿Es quizás en este aspecto en el que otros países productores nos han ganado terreno en los últimos tiempos?
Totalmente. Si observamos un mercado como el inglés, que era un mercado de vinos de Burdeos, desde hace 10 años el vino más vendido es el australiano, seguido por el neozelandés, pasando el Burdeos a la tercera posición. Y todo ello debido a que los productores de Australia y Nueva Zelanda han ido a Gran Bretaña, han hecho estudios de mercado, han observado aquello que estaba demandando un público como el inglés, que estaba incrementando su consumo, y han sabido producirlos y darles lo que estaban buscando. Si nosotros queremos tener una fuerte vocación exportadora, con un consumo interno muy constreñido, el único remedio es conocer lo que quiere el usuario y saber ofrecérselo.