Entrevista a Josep María Ribas, director de Cambio Climático de Familia Torres

Entrevistamos a un responsable de la bodega catalana, donde se ensaya la utilidad de una máquina que realiza una serie de labores muy útiles para las vides, pero sin emisiones contaminantes y con un bajo coste de mantenimiento. En un momento en el que las tendencias, apoyadas en la normativa europea, apuntan hacia una agricultura más sostenible, iniciativas como estas abren la puerta a lo que será la viticultura del futuro.

Tractor 'Alpo' durante el ensayo en la bodega Familia Torres.

Llevamos varios años buscando soluciones eléctricas para el campo, que puedan sustituir los tractores de diésel, que son la única opción actualmente. En el caso del tractor Alpo, lo habíamos probado brevemente en una feria, pero queríamos llevarlo a nuestro terreno y que fuera testado por nuestros tractoristas. El tractor eléctrico implica un cambio de mentalidad y es bueno concienciar desde el primer momento a sus usuarios.

Se trata de un tractor eléctrico con cuatro motores, uno en cada rueda. Ello implica un mantenimiento muy bajo y sencillo, cero ruidos, cero emisiones contaminantes durante su uso. Asimismo, al ser tan ligero, compacta menos la tierra y no es necesario labrar tan profundamente.

El resultado en terreno ha sido muy satisfactorio. Se ha podido probar la duración de las baterías, la velocidad en el trabajo y la comodidad, todos estos aspectos han sido valorados muy positivamente por nuestros tractoristas. El sistema de dirección, sin embargo, no era el más adecuado, ya que se trataba de un joystick, pero ya existe una nueva versión de tractor que va con volante y pedal que facilitará la conducción. Sí que es cierto que no todos los trabajos se pueden realizar y eso podría ser un inconveniente, si no se está dispuesto a cambiar la forma de trabajar el viñedo.

Principalmente, el tractor probado no puede utilizar maquinaria pesada y no puede realizar la pulverización; en un caso, por su alto consumo y demanda de potencia mediante circuito hidráulico; en el otro caso, porque los tratamientos en la vid que impliquen pulverizado consumen mucha energía y, además, el tractor no dispone de cabina cerrada (que, como necesitaría aire acondicionado, también consumiría mucha energía).

Sí pueden utilizarse recortadoras y prepodadoras con el tractor eléctrico, pero son trabajos que consumen mucha energía y, por este motivo, no son ideales para esta máquina.

La recarga es muy sencilla, y el propio fabricante suministra el cargador eléctrico de acuerdo a los requisitos de la batería utilizada. En menos de dos horas las baterías quedan cargadas, por lo que es posible aprovechar la pausa de la comida para cargarlas en poco tiempo al 80% y acabar la jornada. Las baterías son LiFePO4 de larga duración. La vida útil de las baterías, es decir, el tiempo de uso durante el cual la capacidad de las mismas se mantenga por encima del 80%, depende del uso que se les dé. Según el fabricante y su proveedor de baterías (reconocido mundialmente), éstas aguantan 4.000 ciclos de descarga al 80%. En el peor de los casos, un arduo día de trabajo implica dos ciclos de carga y descarga al 80%, eso significa que las baterías funcionarán correctamente durante, como mínimo, unos 2.000 días de trabajo exigente. En función de los días que trabaje el tractor al año, y la exigencia del trabajo diario, tendremos una idea de los años de vida útil de las baterías.

“En menos de dos horas las baterías quedan cargadas, por lo que es posible aprovechar la pausa de la comida para cargarlas en poco tiempo al 80% y acabar la jornada”

Para el trabajo en viña, sería conveniente poder hacer mayor número de tareas con este tractor, lo que requiere un cierto plus de potencia eléctrica para hacer funcionar un circuito hidráulico que mueva todo tipo de aperos.

Sí, sin duda, sobre todo este tamaño de tractor. Cuanto más pequeño, menor peso, menor consumo y menor necesidad de baterías. La clave se encuentra en la eficiencia energética para reducir al máximo el uso de las baterías y que el tractor sea más rentable. Además, aún no hemos visto fabricar tractores a escala industrial lo que seguro permitirá reducir más aún los costes.

España es el país con mayor superficie de viñedo ecológico del mundo, pero convendría actualizar la certificación ecológica y que contemplara también el control de emisiones de CO₂ de la viña, ya que, hoy por hoy, reducir estas emisiones es lo único que puede frenar el cambio climático.

¿En qué medida podrían incidir estos tractores en la contabilidad de la huella de CO₂ de la bodega?

La huella de CO₂ de una actividad suma los llamados ‘alcances’ 1, 2 y 3. El 1 y el 2 corresponden a las emisiones directas generadas por la actividad (combustión de energía fósil, fuga de gases refrigerantes, consumo de electricidad…), el alcance 3 corresponde a la demanda de bienes o servicios que genera la actividad y de los que se debe tener en cuenta también su huella de CO₂, por ejemplo si se compra uva a un tercero, la logística hacia y desde la bodega, los materiales auxiliares, productos enológicos, etc.

El consumo de diésel del tractor computa en el alcance 1 si el tractor es de propiedad de la empresa, o en el alcance 3 si la tarea está subcontratada o si se compra uva de un tercero. Reducir esa huella sería algo muy significativo porque el consumo de diésel no es nada despreciable y las emisiones derivadas de ello acaban repercutiendo gravemente en la huella de carbono de la actividad.