El champagne lidera el valor mundial de los espumosos, pero el crecimiento del Prosecco no tiene precedentes
Los vinos espumosos en el mundo
Champagne, el líder mundial
El champagne, el espumoso elaborado conforme al método champenoise en la región de Champaña (noroeste de Francia), factura casi la mitad del negocio mundial de vinos espumosos, con 149 millones de botellas comercializadas en 2017. Significativo es que el informe del Observatorio Español del Mercado del Vino indica que el cava vendió más botellas (156 millones) que el champagne en el comercio mundial, aunque el Prosecco (273 millones de botellas) sigue estando muy por encima. Así, vendiendo alrededor del 12% en volumen, el champagne se lleva la mitad del valor.
Si sumamos este espumoso con otros elaborados en Francia con DOP o sin indicación, las exportaciones francesas superan el 50% del valor mundial y representan sólo el 20% del volumen. La clave es evidente: vender menos, pero a un mayor precio (25 €/l). De esta forma, el champagne supone alrededor del 30% de los ingresos por exportación de vino de Francia; el Prosecco y el cava, por su lado, representan alrededor del 13% en sus respectivos países.
Italia y España juegan en una liga más parecida en cuanto a volumen, pero el país transalpino ha logrado ser el referente en lo que a subida de ventas de espumosos se refiere: en 2009 exportaba cifras parecidas a las de España y Francia, pero ahora exporta el doble.
El espumoso que más se consume en España es el cava, pero el champagne tiene su espacio. Aunque las cifras anteriores a la crisis todavía no se han recuperado, España es el noveno país de exportación y consumo de este tipo de espumoso francés, que vive su gloria en Madrid y Barcelona.
Prosecco, crecimiento incomparable
El Prosecco es un espumoso italiano que se produce en el Véneto (Prosecco DOC y Conegliano-Valdobbiadene DOCG), al noroeste del país y se caracteriza por elaborarse mediante el método Charmant con una segunda fermentación en tanques de acero inoxidable, no en botella como el cava o el champagne.
Las marcas blancas de Prosecco, cuyas ventas superan el 30% en España, están siendo la sorpresa en el mercado. Ante el gran crecimiento de este producto en el mundo, incluso Freixenet se ha lanzado a elaborar su propio Prosecco, que ya comercializa en España, Italia, Reino Unido, EE UU y Japón. La entrada de la empresa en este sector de rápido desarrollo es una respuesta a la enorme demanda de este popular vino por parte del consumidor.
El objetivo de la compañía es consolidarse como el líder mundial de los espumosos, y con la creación del Prosecco pretende aumentar de forma indirecta las ventas del cava “ya que ambas bebidas son complementarias”, afirma la empresa. Prueba de ello es el buen comportamiento de Reino Unido, considerado el primer mercado para Freixenet Prosecco, en el que el volumen de esta bebida ha sido incremental al de Freixenet Cava. Por su parte, en Finlandia, en 2017 Freixenet logró ser la primera marca española en vinos espumosos y la número 1 de Prosecco; lo que supuso un crecimiento del 23% del Grupo Freixenet.
Cava, referente en España
El cava es el espumoso con mejor aceptación en España, con alrededor de 270 bodegas productoras. Aunque se utiliza el mismo método de elaboración que con el champagne, las variedades autóctonas de varios orígenes dotan de características diferentes a los cavas, todos ellos bajo la DO Cava. Casi el 90% de las etiquetas de cava corresponden a botellas producidas en Catalunya (que aglutina el 30% del consumo), especialmente en la zona del Penedès, con las variedades clásicas: Macabeu, Xarel·lo y Parellada. De todos modos, se elabora cava por todo el territorio: Valencia (especialmente en Utiel-Requena), Aragón (Ainzón, Cariñena, Jarque y Calatayud), Extremadura (Almendralejo), La Rioja, Castilla y León, País Vasco y Navarra.
Las variedades de vid autorizadas para producir uva destinada a la elaboración de vino base y cava más conocidas son las anteriormente mencionadas Macabeo (Viura), Xarel.lo y Parellada, pero también tienen su espacio la Malvasía (Subirat Parent) y la Chardonnay en uvas blancas. En el caso de las variedades de uva tinta, están autorizadas la Garnacha tinta, Monastrell, Pinot Noir y Trepat.
En 2017 se alcanzaron cifras históricas. La DO Cava expidió un total de 252.512.336 botellas (superando los 1.149 millones de euros de facturación), de las cuales 90.289.412 se destinaron al mercado nacional (algo que no se lograba desde 2010) y 162.223.924, al internacional (un aumento del 2% respecto a 2016).
La UE se quedó con 112.597.128 botellas y los países terceros, con 49.625.417. Esto se traduce en más de 5 años de crecimiento continuado, gracias especialmente al impulso de las ventas en los países de fuera de la UE, que ascendieron un 5,2% en 2017. Alemania es el principal importador de cava, seguida por Bélgica, Reino Unido, EE UU y Francia y Japón, seguido de cerca por Países Bajos, Suecia, Finlandia y Suiza. Todos ellos suman alrededor del 70% de las exportaciones.
Por categorías, el cava tradicional (elaborado durante 9 meses) fue el más producido en 2017 (219.864.876 botellas), seguido del Cava Reserva de 15 meses (28.631.672 botellas) y del Cava Gran Reserva de 30 meses (3.975.230 botellas). La última apuesta premium de la DO, el Cava de Paraje Calificado, contó con una producción de alrededor de 40.500 botellas en 2017. Como dato curioso, el cava tradicional es el único que se comercializa más fuera de nuestras fronteras que dentro, lo que significa que el reto pasa por aumentar precios y ganar valor.
Por lo que respecta al cava rosado (que ha triplicado su consumo en los últimos 10 años), en 2017 se comercializaron 20.956.129 botellas. De ecológico fueron 5.959.084 botellas.
El cava se enfrenta a una situación convulsa
En la actualidad las dos mayores marcas productoras de cava ya no son catalanas, aunque sean las centenarias Freixenet y Codorníu. La primera está ahora en manos de la alemana Henkell y la segunda, de la multinacional norteamericana Carlyle. Codorníu se ha enfrentado a una restructura de la plantilla que ha dejado a un buen número de personas sin empleo, y Freixenet está ampliando su gama de productos para seguir con su línea de precios bajos.
Ante esta situación, varias bodegas catalanas han ido saliendo de la DO Cava dando lugar a Clàssic Penedès y Corpinnat. Los bajos precios en los que se estaba vendiendo el cava, con una calidad con la que muchas bodegas catalanas no querían ser relacionadas, inició un descalabro que todavía hoy se arrastra.
En 2014, 14 bodegas de la DO Penedès salieron de la DO Cava para crear la marca propia Clàssic Penedès, creando sus propios espumosos ecológicos de calidad con un mínimo de 15 meses de envejecimiento. ¿El objetivo? Diferenciarse de la marca cava representada por cuatro grandes firmas y ganar la guerra del precio y de la exportación: 100% ecológico, 100% Penedès, 100% Reserva. Albet i Noya, Colet, Loxarel, AT Roca o Mas Bertran, entre otras, forman parte de este grupo que ya aglutina 17 bodegas.
La otra escisión se produjo a finales de 2018 con la salida de la DO Cava de las 9 bodegas agrupadas bajo la marca colectiva Corpinnat: Gramona, Llopart, Nadal, Recaredo, Sabaté i Coca, Torelló, Huguet Can Feixes, Júlia Bernet y Mas Candí. Desde enero, Corpinnat se presenta como una Marca Colectiva de la Unión Europea nacida con la voluntad de distinguir los grandes vinos espumosos elaborados en el corazón del Penedès, a partir de uva 100% ecológica recolectada a mano y vinificada íntegramente en la propiedad. El envejecimiento de estos vinos siempre será superior a los 18 meses.
En el caso de Corpinnat, más allá de medir la calidad de sus productos con auditorías independientes, los problemas con la DO Cava se han ido dando por la limitación geográfica: Corpinnat engloba 46 municipios situados entre las cuencas del Llobregat, el Gaià, el Tous, el Carme y la sierra prelitoral fronteriza con el Garraf.
Aunque en ambos casos el abandono de la DO Cava se ha hecho formal, durante estos años cada uno ha ido haciendo la guerra por su parte. Sin embargo, parece que la puerta se ha abierto este 2019. En una jornada celebrada en marzo en Sant Sadurní d’Anoia (Barcelona), Pimecava, Corpinnat y Clàssic Penedès se sentaron en la misma mesa por primera vez. Como era de esperar, el encuentro fue tenso, pero con cierto aire de conciliación. Con un afán de cooperación común, las tres entidades afirmaron que ya se han dado los primeros pasos para generar un futuro cooperativo en el cava, pero reconocieron que todavía queda mucho camino por recorrer.