Telemedicina como alternativa a la consulta presencial en tiempos de la COVID-19
Rafael Ruiz Carrillo, director Marketing Médico
09/10/2020En Marketing Médico estamos siendo testigos de primera mano en esta transformación en nuestro país, y aunque no existe en este momento ningún dato o estudio a gran escala que refleje las cifras de crecimiento de la telemedicina durante la pandemia, la realidad es que la mayoría de los proveedores de servicios médicos, ya sean públicos o privados, han incluido el servicio de teleconsulta en su día a día.
La incidencia en el uso de la telemedicina varía mucho dependiendo del tipo de especialidad o patología, al igual que varían mucho las modalidades de telemedicina. Desde soluciones sencillas y rápidamente integrables como son las consultas por teléfono o la descarga de resultados online, hasta la integración y el uso de soluciones complejas. Estas últimas pueden incluir plataformas de video-consulta o aplicaciones móviles donde se puede realizar de forma segura una consulta médica desde cualquier sitio con un solo clic, e integrar servicios adicionales como la consulta del historial clínico o la receta electrónica.
Países como Estados Unidos donde la telemedicina ya estaba más desarrollada en la era “pre-COVID”, el uso de la telemedicina para realizar consultas médicas ha crecido exponencialmente. Como declaraba a la prestigiosa revista The Lancet Ray Dorsey, director del Centro de Salud y Tecnología de la Universidad de Rochester. “Ha habido un aumento diez veces superior en las últimas semanas. Es una transformación mayor a cualquier otra anterior en la historia de la atención médica en EE UU”. Estas cifras ser repiten en proporciones similares en otros países donde se han hecho estudios como es Escocia.
Caída de barreras existentes
La principal barrera para la expansión de la telemedicina nunca ha sido la tecnológica, ya que la tecnología que facilita la consulta médica a distancia lleva tiempo entre nosotros. Las barreras reales han sido realmente culturales y regulatorias.
La falta de costumbre por parte de la población, la carencia de formación de los profesionales en esta área y la falta de impulso de la telemedicina por parte de los proveedores de salud, había ralentizado hasta ahora un desarrollo importante en su uso. Esto ha cambiado radicalmente con la llegada el COVID-19.
Por otro lado, la falta de una regulación específica para este servicio de asistencia sanitaria a distancia, ha supuesto una desmotivación para su desarrollo. Como suele suceder habitualmente, la legislación evoluciona de forma más lenta que la realidad, existiendo en la legislación española un vacío legal que provoca dudas en relación a temas clave como son la confidencialidad de los datos, la autoría de la historia clínica, la forma de identificación del paciente a distancia o el consentimiento informado.
La necesaria legislación y protocolización de los procesos y el refuerzo con normativas específicas que regulen este servicio donde se tratan datos sensibles de salud, ayudarán al asentamiento definitivo de este servicio.
No cabe duda que el uso de la telemedicina para la realización de consultas médicas ha llegado para quedarse, y se espera la generalización de su uso gracias a las importantes ventajas que supone.