El peso del envase PLA es de 50 g, frente a los 420-550 g de una botella de vidrio
Primera botella de vino de PLA o cómo apostar por la sostenibilidad
La sostenibilidad es un reto que las empresas de nuestro país están abordando con innovación. “En Grupo Matarromera, debido a nuestro compromiso con la sostenibilidad y el respeto medioambiental, siempre hemos estado muy concienciados con intentar medir, analizar y así poder reducir los posibles efectos adversos de las diferentes partes del proceso de elaboración de una botella de vino”, explica Alberto Guadarrama, director de I+D+i de Grupo Matarromera.
“Fuimos la primera empresa bodeguera española en calcular la huella de carbono de uno de sus vinos. A raíz de las conclusiones de diferentes proyectos de investigación hemos ido avanzando en ideas, conceptos y diseños destinados a crear productos, materias primas utilizadas en el proceso y sistemas que supongan un valor añadido para el consumidor y la sociedad. Tras estudiar diferentes materiales comprobamos con Aimplas que el bioplástico, o concretamente el PLA, podría tener muchas ventajas frente a otros tradicionales como el vidrio”.
¿Vidrio o plástico?
La discusión sobre la utilización de vidrio o plástico lleva presente en la industria del envase y embalaje mucho tiempo. En algunos sectores, como el vinícola, el vidrio predomina con claridad, pero los defensores del plástico no dudan en reafirmar sus posibilidades: “La ventaja fundamental del PLA es que es de origen vegetal y, a diferencia del PET, es 100% reciclable y biodegradable. También es muy destacable el peso, ya que el PLA es un envase mucho más ligero ya que tiene 50 gramos de peso frente a los 420-550 g de una botella de vidrio. Además, es reciclable y tiene un menor impacto ambiental porque consume menos energía para su fabricación y distribución”.
Esta ligereza es uno de los puntos fuertes del desarrollo del Grupo Matarromera “ya que puede conllevar ahorro de costes en el transporte, por lo que mejora la comercialización en todos los mercados, aunque dependerá de los mercados que acepten y apuesten por esta nueva forma de envasado, dependiendo de su tradición vitivinícola, su apuesta por la innovación y su conciencia medioambiental".
El Instituto Tecnológico del Plástico (Aimplas) ha sido el encargado de realizar los diseños de los nuevos envases sostenibles, así como el molde de la preforma y el molde de soplado de las botellas sostenibles. Posteriormente, se ha llevado a cabo también la caracterización del nuevo envase que cuenta con un recubrimiento interior con óxido de silicio. “No solo este envase desarrollado es reciclable y pesa menos, lo que conllevaría ahorro energético y de costes, sino que también posee recubrimiento interior con óxido de silicio lo que, según se ha comprobado, mejora de forma considerable la permeabilidad de distintos gases”, señala Guadarrama.
Tal y como explica el director de I+D, “el recubrimiento se hace para que el líquido del interior del envase no se filtre ni degrade o deforme la botella en caso de ser sometido a altas presiones o temperaturas. El PLA, sin este recubrimiento, provocaría una oxidación temprana del vino ya que es de base biológica (proviene de fuentes vegetales como el maíz), pero el recubrimiento interior con óxido de silicio permite mucha transpiración de CO2, oxígeno, vapor de agua… Y se conservan mejor las propiedades del producto dentro del envase, resistiendo mejor a determinadas condiciones”.
Sostenibilidad, una vía de negocio
Este proyecto ha contado con fondos del programa EEA Grants, financiado por Noruega, Islandia y Lietchtenstein, así como por el Ministerio de Ciencia e Innovación de España, a través del CDTI. La investigación se enmarca dentro del compromiso de la empresa con la sostenibilidad ambiental. “Es cierto que la concienciación medioambiental tiene que partir de la filosofía empresarial, como es el caso de Grupo Matarromera, donde desde sus inicios el fundador velaba porque estos valores estuvieran en cada movimiento según iba creciendo la compañía. Si no tienes esa conciencia medioambiental es difícil ser constante a la hora de llevar a cabo medidas que se tomen ya que suelen conllevar muchos tipos de esfuerzos: económicos, de hábitos en procesos o formas de hacer, de tiempo, etc. No suele ser el camino más directo sino el más complicado pero también el más satisfactorio”, indica Alberto Guadarrama.
Esta preocupación por la sostenibilidad otorga a Matarromera una diferenciación y un aumento de su competitividad en nuevos mercados con una elevada concienciación medioambiental, como es el caso de los países nórdicos, y más concretamente en las aerolíneas noruegas y escandinavas.