Año positivo. El editorial de Jaume Ferrer
2016 acaba con un buen sabor de boca. Buenas sensaciones en un año que empezó generando muchas dudas (por el mal inicio de la campaña invernal) pero que termina con un balance global más que positivo y un crecimiento que, según las primeras estimaciones de Sport Panel, podría situarse por encima del 5%.
Entre los principales factores que han propiciado este nuevo crecimiento global del sector (en un contexto nada favorable, por cierto) cabe destacar, un año más, el buen comportamiento experimentado por los deportes que, en los últimos ejercicios, han tirado del carro. Deportes como el montañismo, el bike, el pádel o, sobre todo, el running. Estos deportes han sido el motor que ha dinamizado el sector, sobre todo su vertiente más atlética, pero no estaría de más, también, destacar el granito de arena que han aportado otras modalidades más minoritarias como la escalada, el submarinismo, deportes acuáticos como el paddle surf o la natación en aguas abiertas que, ganando adeptos poco a poco, y con una vinculación muy estrecha con un factor clave en nuestro país como el turismo, han generado muchas ventas en determinadas zonas de la península… y en determinadas categorías de producto.
Precisamente, respecto a las categorías de producto, el calzado ha vuelto a ser, aunque en menor medida que otros años, quien más peso ha tenido en las ventas del comercio. Deportes como el running, por ejemplo, han vuelto a lograr un importante volumen de ventas en calzado, pero sin alcanzar los máximos que se lograron en anteriores ejercicios.
Otro factor determinante para que el sector cierre por cuarto año consecutivo en positivo es la fuerte expansión que, en superficie de venta, están llevando a cabos determinados operadores. Las nuevas aperturas de cadenas como Forum, Sprinter, JD Sports o, también, Decathlon, han equilibrado los cada vez más numerosos cierres que, un año más, se han dado.
En este contexto, y como ya advertíamos en nuestro anterior editorial, el reto a corto y medio plazo será encontrar sustitutos para los miles de metros cuadrados que, en los lineales, ocupa actualmente el running, un deporte que está llegando a su madurez y que difícilmente podrá competir con el ocio cuando dejemos atrás la crisis. Aunque la venta de calzado y accesorios sigue y seguirá manteniéndose en buenas cifras, el textil no acaba de arrancar, y sin un textil potente, difícilmente se podrán rentabilizar tantos metros cuadrados. En este sentido, quien tiene más opciones, y argumentos, para tomar el relevo es, sin duda, el outdoor, sobre todo si el textil vuelve a recuperar el comportamiento que tenía antes de la crisis y los accesorios siguen manteniendo intacto su gran potencial. El único “pero” es que, para sacar partido al potencial que tiene el outdoor, el sector tiene que ser capaz de hacer frente a la posición dominante de Decathlon. La cadena gala, con su marca propia Quechua, y con las ventas del resto de marcas con las que trabaja, ya controla más del 35% del mercado, un porcentaje excesivo para un solo operador. Y en parte -en gran parte-, lo ha logrado porque ni el comercio especialista ha sabido atraer a los aficionados con una oferta más global… ni las marcas que lideran este segmento han sabido hacer de líderes tirando del mercado.