Opinión: Vía de escape, por Jaume Ferrer
Sentados en la terraza de un bar, tomando el sol en la playa, haciendo unpoco de senderismo o paseando con la bici... hay algo que haríamos bien en no olvidar: la pandemia del coronavirus es mucho más que una crisis sanitaria. Y sus efectos van a durar más meses de lo que pensamos. Al menos es lo que últimamente nos están avisando los expertos y la OMS.
Nuestro sector, por ahora, parece haber recuperado una muy buena dinámica, especialmente segmentos como el bike, el running, los deportes outdoor o el pádel. Después de tres meses encerrados, la gente tenía muchas ganas de salir, de evadirse, y con el ocio generando aun ciertos recelos, y los viajes despertando muchas dudas, el deporte se ha convertido en una de las grandes vías de escape para los españoles. Al igual que la crisis de 2008, que se tradujo en un aumento muy destacable de la práctica.
Las crisis, tradicionalmente, han sido un buen aliado para el deporte, especialmente a nivel de práctica, y con el Coronavirus ya se vio desde un primer momento que el deporte sería una de las grandes alternativas de ocio postconfinamiento. Incluso ahora que aparentemente hemos vuelto a la normalidad.
Pero a pesar de este importante auge, tan previsible como difícil de ponerle fecha de caducidad, el sector tiene que ser muy cauto con sus movimientos en los próximos meses. Ahora hay roturas de stock de bicicletas, el calzado de running ha vuelto a sus mejores tiempos, el pádel ha superado el ritmo de hace medio año y algunos deportes que no acababan de arrancar,
como el outdoor, gracias a su vinculación con la naturaleza, están generando una excelente demanda... Pero todo ello no nos debe hacer obviar que la pandemia del coronavirus nos arrastra a una nueva crisis económica.
Quizás la euforia de volver a la calle y unas ventas que de momento se comportan bastante bien nos pueden hacer creer que se está recuperando la normalidad, pero todos los indicadores, sin excepción, advierten de que podrían venir meses complicados. Unos meses de un fuerte ahorro, de una subida de impuestos, de miles de empresas que, o no abrirán o tendrán que cerrar en el corto plazo, de un porcentaje muy elevado de paro … Y sí, puede que el deporte consiga beneficiarse en este río revuelto, como suele pasar, pero eso no va a impedir que nos vengan muchos daños colaterales.
Vamos, que, aunque el deporte consiga, a nivel global, esquivar esta embestida -que será corta pero muy intensa-, habrá muchas empresas, tiendas y marcas a las que les va a costar muchísimo superar un nuevo bache.
La práctica deportiva seguirá creciendo, las ventas, aunque sea lentamente, puede que sigan un ritmo creciente, pero como suele suceder en situaciones como ésta, quienes sacarán mayor provecho de ello serán pocos. Los de siempre. Los fuertes y los avispados. Los que tienen capacidad de maniobra y los que han sabido entender hacia donde nos lleva el consumidor.
Los grandes y los que hace tiempo han asumido que no hay canales distintos sino necesariamente complementarios.
Todos deberíamos intentar aprovechar las oportunidades que se nos avecinan, y para ello e sector tiene que estar preparado y unido. Además de asimilar el éxito -que no es fácil- tenemos que trabajar para que éste sea sostenible en el tiempo. La historia nos ha enseñado que, en las crisis económicas, el deporte suele convertirse en una vía de escape accesible y
asequible, y solemos aprovecharnos de ello. Pero la moda deportiva, en cambio, acostumbra a desplomarse. Y eso, con los equilibrios actuales, es muy peligroso. No debemos olvidar que también vendrán golpes, pero como mínimo hay que estar preparados para encajar. Los grandes combates no los gana quien da el mejor golpe; los gana el más astuto.