Razones para no cambiar, por Andrés de la Dehesa
España suspende en tecnología, según el último estudio realizado y presentado por el Foro Económico Mundial el pasado catorce de diciembre.
La economía del ladrillo ha generado un considerable crecimiento en años pasados, el cual no ha sido compensado por un dinamismo equivalente en otros sectores capaces de aportar más valor añadido al conjunto de la riqueza estatal. Un sector competitivo debería basarse en la denominada economía del conocimiento, capaz de generar un crecimiento sostenido. Muy al contrario, nuestro sector no aprovecha como debiera las herramientas tecnológicas para la mejora de su productividad y poder solucionar, entre otros, sus problemas históricos de rotación.
Mientras una minoría de marcas y detallistas sí lo hacen, el resto -la inmensa mayoría-, están muy por debajo de los niveles aceptables de utilización tecnológica. Se da la típica paradoja del famoso ochenta-veinte. Es cierto que entre un veinte por ciento de empresas -tanto proveedores como detallistas- se genera el ochenta por ciento de la cifra total de negocio sectorial, pero no podemos olvidar que son el resto de empresas -las que tan sólo generan el veinte por ciento de la cifra- las que representan el ochenta por ciento del trabajo administrativo con sus consiguientes costes e ineficiencias, perjudicando de esta forma a todo el conjunto del sector.
Las diferencias estéticas entre las tiendas de moda y de deporte son muy obvias, sin embargo lo que ocurre con su logística, su reaprovisionamiento, su intercambio electrónico de datos... es totalmente abstracto, no puede verse, y es ahí donde realmente están siendo mucho más competitivos.
Ocurre algo similar entre fabricantes de un sector u otro: unos fabrican y comercializan sus propias marcas, otros son empresas de gestión de marca que subcontratan la fabricación. Los primeros gestionan información sobre el comportamiento de sus productos en tiempo real, mientras que los otros no saben si se han vendido o están todavía en las tiendas de sus clientes. Unos pueden variar sus surtidos en función de lo que más se esté vendiendo, y los otros lo hecho, hecho está.
El objetivo prioritario de la denominada sociedad de la información es precisamente paliar los efectos de esta "brecha digital", para que el beneficio sectorial que se desprende de la utilización de la tecnología sea pleno y alcance al máximo posible de empresas.
¿Cuáles son las verdaderas razones para no cambiar?