Opinión: Rotura de oportunidades
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Si algo ha quedado claro durante esta pandemia es que el sector de artículos deportivos tiene que hacer una profunda refl exión sobre el cómo y el cuándo se compra. Y evidentemente también sobre el dónde y el cuánto se fabrica.
Las roturas de stock en numerosos artículos y las oportunidades perdidas que ello ha implicado tienen que ser motivo sufi ciente para empezar a cambiar determinadas formas de trabajar que históricamente han definido, y limitado, al sector. Es obvio que hace apenas 9 meses nadie podía imaginar que ciertos productos, con bicis, home fitness o algunos artículos del mundo outdoor como mejores exponentes, tendrían una demanda tan alta, pero eso no es excusa. Eso, más bien, es una demostración clara, y con consecuencias, de que el sector tiene que cambiar sus estrategias de programación-producción.
La eternidad que hay entre lo que se pide y lo que se recibe es un mísil a la línea de fl otación de cualquier oportunidad que nos obligue a ser un poco ágiles. Y de cualquier estrategia a corto plazo que, hoy más que nunca, son las que nos pueden dar cierta diferenciación. Margen de mejora La situación prepandemia no era especialmente mala, pero por tradición, tanto marcas como tiendas siempre han sido excesivamente cautelosas. Mejor una pequeña rotura de stock que producir o programar en exceso. Y claro, cuando la demanda se ha disparado, ni marcas ni tiendas han tenido el más mínimo margen de maniobra para cubrir las necesidades de un consumidor que, por ahora, está bastante dispuesto a gastar en deporte.
Las roturas de stock en numerosos artículos y las oportunidades perdidas que ello ha implicado tienen que ser motivo suficiente para empezar a cambiar determinadas formas de trabajar.
Y sí, somos plenamente conscientes de que hay ciertos artículos cuya producción no es precisamente rápida. Ni ágil. Y cuyo coste, además, no invita precisamente a ser generoso ni en producción ni en compras, pero eso no signifi ca que no puedan y deban cambiarse algunos procesos. Para ser más ágiles y para no perder oportunidades.
Lo de acercar la producción es una quimera en la que llevamos insistiendo años, y por suerte cada vez hay más marcas que, sobre todo en las gamas medias y altas, están apostando por fabricar en mercados más cercanos, pero esa no es la única solución. Difícilmente llegaremos a extremos como el de Inditex, con capacidad de fabricar y poner en tienda nuevas colecciones en apenas dos o tres semanas -incluso fabricando en China- pero entre eso y esperar casi un año, hay mucho margen para mejorar.
El problema, en orígen
Señalar culpables es absurdo. Por lo inesperado de la situación y, sobre todo, porque al fi nal, todo el mundo, incluso quienes presumían de stocks muy profundos, está teniendo problemas. Tiendas y proveedores están dejando escapar muchas ventas, pero sería bastante injusto achacarlo todo a una producción excesivamente racional o a unas compras en las que se ha pecado de cautela. Nadie, como hemos dicho antes, podía imaginar semejante palo a las ruedas de la fabricación. Y el problema es más de origen que de proveedores o tiendas. Es más, probablemente la demanda no se haya disparado tanto como muchos dicen, lo que pasa es que la oferta sí que se ha ido reduciendo y la capacidad para producir no ha aumentado en proporción. Y no lo ha hecho, básicamente, porque el parón de marzo en la gran fábrica mundial (China) primero, y en medio mundo después, ha dejado sin materias primas a los fabricantes.
Tiendas y proveedores están dejando escapar muchas ventas, pero sería bastante injusto achacarlo todo a una producción excesivamente racional o a unas compras en las que se ha pecado de cautela.
El problema no es tanto que quien fabrica, por ejemplo, cuadros de bici, no pueda hacerlo porque tiene la fábrica cerrada o funcionando a medio gas; el problema es que no tiene materias primas para hacerlo. O no las suficientes como para que esa producción pueda adaptarse a las necesidades de proveedores, tiendas y consumidores. En cualquier caso, aunque el problema tenga mucho que ver con el coronavirus, es evidente que situaciones como esta tienen que, como mínimo, hacer refl exionar al sector.
Vivimos en el mundo de la inmediatez, y tener que programar pedidos a 6 ó 9 meses vista es tan absurdo como peligroso. La agilidad es uno de los grandes valores añadidos en un mercado tan homogéneo como el nuestro. Es más, probablemente esta necesidad de “acelerar” las cosas también esté en la lista de las muchas razones por las que las grandes marcas reducen sus referencias y sus clientes. Y sobre todo, es uno de los grandes motivos por los que, quienes quieren diferenciarse, están apostando por acercar la producción, ganando agilidad, rapidez y, sobre todo, menos saturación.
Por RAUL BERNAT, redactor feje de Tradesport