La proteína de la carne de cerdo de capa blanca contiene todos los aminoácidos esenciales para el organismo humano
“La proteína aportada por la carne de cerdo de capa blanca contiene todos los aminoácidos esenciales para el organismo humano, lo que le confiere una excelente calidad y un elevado valor biológico”, tal y como destaca el estudio elaborado por la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (SEDCA) en colaboración con Interporc.
Así, el Estudio de la condición nutricional y hábitos dietéticos de una población infantil de la comunidad de Madrid (7 a 16 años), se ha presentado hoy en el Espacio Open Talk, de la mano del Dr. Jesús Román, profesor de la Universidad Complutense de Madrid y presidente de la Fundación Alimentación saludable y Andrea Calderón, nutricionista miembro de SEDCA.
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Presentación del estudio elaborado por SEDCA e Interporc.
En este sentido, el estudio destaca que la carne de cerdo dentro de la alimentación infantil cubre un importante papel, pues aporta al niño gran variedad de nutrientes necesarios y energía. Además, Andrea Calderón ha explicado que las recomendaciones de consumo son entre 2-4 veces a la semana y que el consumo de embutidos puede incluirse de forma moderada en la alimentación de los más pequeños.
Durante su charla ‘Niños bien alimentados hoy para convertirse en adultos sanos mañana’, la nutricionista ha destacado que se concluye que el 55% de los niños con obesidad se convierten en adolescentes obesos, de los cuales el 80% seguirá siéndolo al cumplir los 18 años y el 70% pasados los 30 años. Y ha señalado que esto puede derivar en enfermedades como hipertensión, hígado graso, disfunciones tiroideas, asma y alergias, síndrome metabólico, entre muchas otras.
Por su parte, el Dr. Jesús Román ha explicado que las tasas de sobrepeso y obesidad en España son alarmantes, destacando su prevalencia en la población infanto-juvenil. Estos cambios tan drásticos en la alimentación, junto a un estilo de vida sedentario (debido al transporte mecanizado, nuevas tecnologías, cambios en las actividades en el tiempo de ocio…) ha conllevado una descompensación de la ingesta y el gasto energético, y a un aumento de la adiposidad corporal desde la infancia.
Así ha explicado que “lo más importante en la enseñanza de los más pequeños es entender que nunca es tarde para aprender a comer bien. El ejemplo que ven en los padres es la parte básica acompañada de una buena educación alimentaria en el colegio, en el comedor. Usar el comedor como un recurso didáctico donde se enseñen nuevos sabores y texturas”.