INFORME ESPECIAL: NATALIDAD
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www.licencias.compectivas laborales (la centralidad del empleo) y la situación
laboral de su pareja”.
Así, aunque las condiciones laborales y las rigideces del
mercado de trabajo tienen un papel muy importante en las
decisiones de los padres, éstas se consideran como un rasgo
de género: si bien las mujeres están sujetas a las mismas ri-
gideces, están más preparadas para reducir la jornada labo-
ral, aunque dicha reducción pueda perjudicar su carrera pro-
fesional. De esta manera, aún son muchos los hombres que
se resignan a hacer de “padres de fin de semana”, haciendo
que, aunque se defienda la igualdad a la hora de cuidar y
criar al hijo, sean las mujeres las que tienen previsto realizar
ajustes en su trabajo durante el primer año. El resultado es
que el esfuerzo de estos hombres para involucrarse en el
cuidado de los hijos parece menor
comparado con los ajustes que
realizan las mujeres; no obstante,
representa un gran cambio res-
pecto al padre convencional.
Y es que, una de las conclusiones
finales a las que llega el estudio
mencionado es que “la fecundidad
baja cuando las relaciones de géne-
ro no consiguen ajustarse al nuevo
rol económico de la mujer. La per-
sistencia de un comportamiento de
género tradicional, según esta te-
sis, es probablemente lo que mejor
explica el bajo nivel de fecundidad”.
O, dicho de otra manera, cuando se
promueve la igualdad de género
desde el papel del padre dentro y
fuera de casa, aumenta la natali-
dad, ya sea con nuevas dinámicas
relacionales, o gracias al papel que
juegan las políticas públicas que
buscan lograr igualdad y concilia-
ción.
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Principales indicadores de natalidad
Años
Nacimientos Tasa Bruta de
Natalidad
Indicador
Coyuntural de
la Fecundidad
Edad media
de acceso a la
maternidad
1976
676.718
18.7
2,8
28,5
1990
401.073
10,3
1,36
29,9
2000
396.626
9,8
1,23
30,7
2001
405.313
9,9
1,24
30,8
2002
417.688
10,1
1,26
30,8
2003
440.531
10,5
1,31
30,8
2004
453.172
10,6
1,32
30,9
2005
464.811
10,7
1,34
30,9
2006
481.295
10,9
1,38
30,9
2007
491.138
10,9
1,39
30,8
2008
518.503
11,4
1,46
30,8
2009
493.717
10,7
1,39
31
2010
486.575
10,4
1,37
31,2
2011
471.999
10,1
1,34
31,4
2012
453.367
9,7
1,32
31,6
2013
425.390
9,1
1,27
31,7
2014
426.303
9,1
1,32
31,8
2015
417.265
8,9
1,32
32,3
2016
408.384
8,8
1,33
32
(Fuente: INE. Datos de 2016 provisionales.)
Una problemática en Europa
Menos Francia, ningún país europeo cuenta con una
tasa
de
fertilidad
que permita el mantenimiento de la
población que existe actualmente, que se establece en
dos hijos por mujer
. No obstante, aunque el continente
europeo se encuentra con situaciones distintas dependiendo del país, podemos observar una clara tendencia
común:
natalidad
en descenso
. Irlanda, en una situación de evolución a la baja, y con una tasa de 1,96, es el
país que más se puede acercar a la cifra adecuada. Reino Unido y Suecia, que tienen tasas superiores a 1,8 hijos
por mujer y que, sobre todo, dan muestras de estabilidad, también comparten dicha tendencia. Mientras, en el
otro extremo, encontramos naciones que muchos demógrafos llaman “de baja fertilidad”. Es decir, los de menos
de 1,5 hijos por mujer, entre los que se encuentran casi todos los países del Mediterráneo, con la excepción de
Chipre, pero incluyendo a Italia y España, así como países de Europa del Este, y también Alemania.
Observamos, de esta manera, como en la actualidad, la mayoría de los países europeos presentan tasas por
debajo de 2,1 hijos por mujer, aunque se observan diferencias importantes. Según el Informe sobre
El déficit de
natalidad en Europa: La singularidad del caso español
“las tasas más bajas se concentran en los países del sur,
este y centro de Europa. Los países del oeste y el norte, que en otro tiempo fueron los precursores del descenso
de la fecundidad, son ahora los que presentan las tasas más elevadas: Suecia, Francia, Reino Unido, Irlanda e
Islandia se hallan muy cerca del nivel de reemplazo”.
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