La jornada ‘Transformación industrial hacia el Net Zero’, organizada por Fundación Repsol, reunió a destacados ponentes del ámbito empresarial, institucional y académico en el Campus de la multienergética

La jornada ‘Transformación industrial hacia el Net Zero’, organizada por Fundación Repsol, reunió a destacados líderes del ámbito empresarial, institucional y académico en el Campus Repsol. El evento, que se celebró en el marco del tercer aniversario de Open Room, se centró en los retos y oportunidades de la transición energética hacia la neutralidad de carbono, destacando el papel de la industria, la seguridad de suministro y la relevancia de las estaciones de servicio como parte esencial de este proceso.

La jornada inició con un diálogo de alto nivel entre Jordi Hereu, ministro de Industria y Turismo; Antonio Brufau, presidente de Repsol; y Gonzalo Gortázar, consejero delegado de CaixaBank. En este diálogo, se destacó la importancia de la competitividad industrial y la necesidad de mantener un entorno que favorezca tanto la sostenibilidad como el crecimiento económico de las empresas españolas y europeas. Hereu señaló que la transición hacia un modelo energético más limpio “es crucial para mantener la industria, el empleo y la riqueza en España”, enfatizando el papel de la colaboración entre sectores para lograr este objetivo.

El sector del transporte, tiene un papel clave en la transición hacia una economía descarbonizada, siendo responsable en 2022 del 30,7 % de las emisiones totales de gases de efecto invernadero (GEI) en España, según los datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. En este punto, y durante el evento se puso de manifiesto el papel protagonista de las estaciones de servicio como proveedores de energía para la movilidad, y cuya función será fundamental para una transición exitosa.

En el contexto de la transición, las estaciones de servicio se ven empujadas a evolucionar para incorporar estas nuevas alternativas energéticas, desde puntos de recarga de vehículos eléctricos, opciones para combustibles más sostenibles hasta los biocombustibles avanzados. Antonio Brufau enfatizó la importancia de una “neutralidad tecnológica real, adoptando un enfoque integral que incluya políticas fiscales, políticas de innovación y políticas de gobernanza”. Esta neutralidad tecnológica implica que las estaciones de servicio deben estar equipadas para adaptarse a diferentes tecnologías y opciones de energía, favoreciendo la transición para todos los usuarios de movilidad.

En este punto, Repsol destaca por sus iniciativas para transformar sus estaciones de servicio en centros que puedan abastecer una variedad de energías, no solo los combustibles tradicionales. Luis Cabra, director general de Transición Energética de Repsol, subrayó que “la diversificación de las fuentes de energía y la implementación de tecnologías innovadoras serán fundamentales para garantizar una transición ordenada”.

“A día de hoy Repsol dispone de más de 500 estaciones de servicio con combustibles 100% renovables disponibles para todos nosotros. Serán más de 600 estaciones a final de año y el objetivo es disponer de 1.500 puntos de suministro con combustible renovable en 2025”, apuntó Lidia Berenguer, directora de GLP de Repsol.

Durante la jornada, también se discutió el potencial del hidrógeno como una de las alternativas viables para descarbonizar aquellos sectores denominados de difícil electrificación, como el transporte pesado. “El hidrógeno no es una solución inmediata, a pesar de que en los objetivos del PNIEC se plantean metas muy ambiciosas. No nos podemos equivocar. Si nos equivocamos, podríamos sustituir una energía esencial como el gas natural por otra que aún no existe plenamente, como es el hidrógeno. El hidrógeno existirá, sí, con tiempo, pero no mañana. Por lo tanto, no nos equivoquemos de estrategia”, advirtió el presidente de Repsol.

Gonzalo Gortázar, por su parte, destacó la importancia de la financiación para la adaptación de la infraestructura energética durante la transición. “El sector financiero cumple un papel clave como canalizador de la inversión y la financiación que requiere el proceso de descarbonización de la industria”, explicó Gortázar.

Esta sesión se desarrolló en un contexto de creciente tensión para los mercados energéticos occidentales, muy atentos a la evolución del conflicto en Oriente Próximo. Los precios de la energía en la eurozona habían mostrado signos de estabilización. Según datos de Eurostat, la variación interanual del Índice de Precios al Consumidor (IPCA) para los combustibles líquidos de transporte personal se ubicó en un 1,7% en julio de 2024.

La estabilidad de los precios de la energía había contribuido significativamente a la contención de la inflación en la eurozona, lo que en junio llevó al Banco Central Europeo (BCE) a reducir los tipos de interés por primera vez desde que comenzaron las subidas post pandemia en julio de 2022. Esta medida reflejaba la percepción de un entorno más controlado en términos de precios, apoyado por la decisión de la OPEP y sus aliados de poner fin a las restricciones de producción, lo que proyectaba una eventual disminución en los precios del crudo.

Sin embargo, las tensiones en Oriente Próximo, una región que aporta un tercio de la producción mundial de petróleo, han vuelto a alterar esta estabilidad. La amenaza de un posible ataque contra instalaciones petrolíferas en Irán, país que produce más de tres millones de barriles diarios, elevó el precio del barril de Brent en más de un uno por ciento. Aunque en los días siguientes los precios se estabilizaron en torno a una subida de un punto porcentual, la situación dejó en claro la fragilidad del mercado ante cualquier riesgo geopolítico.

Durante el tercer trimestre del año el precio del Brent sufrió una caída del 17%, aunque logró una recuperación parcial debido al impacto del conflicto en Oriente Próximo.

A estas tensiones se suma la desaceleración en la demanda de combustibles por parte de China, el mayor importador mundial de crudo, desde principios de septiembre. Este enfriamiento ha incrementado la preocupación de los mercados internacionales, que temen un debilitamiento de la demanda global.

En este complejo panorama, la comercializadora bp reportó un aumento en su deuda neta durante el tercer trimestre, consecuencia de los menores márgenes de refino. La empresa, con sede en Londres, señaló que la debilidad en la comercialización de productos petrolíferos y los menores márgenes de procesamiento de crudo impactarían sus ganancias en un rango de 400 a 600 millones de dólares. Este ajuste de BP se suma a un escenario más desafiante para la industria, con Exxon Mobil Corp. y Shell Plc también anticipando menores beneficios en sus operaciones de producción y refinación, según señalaron fuentes de Bloomberg.

El tercer trimestre estuvo marcado por la incertidumbre sobre la solidez de la demanda de China y el temor a un posible superávit en el mercado si la OPEP+ reactivaba su oferta inactiva, un paso que el grupo pospuso finalmente por dos meses. El precio del crudo Brent sufrió una caída del 17% durante este período, aunque como hemos visto logró una recuperación parcial debido al impacto del conflicto en Oriente Próximo.

El mercado energético global se enfrenta a una confluencia de factores que ponen a prueba su estabilidad. Desde los desafíos geopolíticos hasta la desaceleración de la demanda en China, la volatilidad sigue siendo la norma, afectando las perspectivas de crecimiento y recuperación de la industria petrolera mundial. En este contexto, la industria del petróleo afronta la transición energética, con la necesidad de equilibrar las inversiones en energías renovables y la reducción de emisiones de carbono, mientras sigue atendiendo la demanda global de combustibles fósiles. La presión por adaptarse a regulaciones más estrictas y la creciente competencia de fuentes de energía alternativas añade complejidad a su panorama, obligando a las empresas a buscar estrategias que aseguren su rentabilidad a corto plazo sin perder de vista la sostenibilidad a largo plazo.

Con representantes de empresas y administraciones, la jornada sirvió para reflexionar sobre los retos de la competitividad industrial en Europa y en España en el contexto de la transición energética. Antonio Brufau fue enfático al señalar la importancia de mantener una industria fuerte para lograr los objetivos de descarbonización. En su intervención, avisó que “si la regulación se continúa centrando exclusivamente en la sostenibilidad, reduciremos las emisiones aquí, las trasladaremos fuera, seguiremos perjudicando al planeta y lo que es peor, lo haremos al tiempo que destruimos nuestra economía, la competitividad de nuestras empresas y el empleo en el sector industrial”. Brufau apuntó que la transición energética no debe comprometer la viabilidad de las industrias europeas, que son fundamentales para el crecimiento económico y la estabilidad social del continente.

Enrico Letta, presidente del Instituto Jacques Delors y ex primer ministro de Italia, aportó una visión más amplia de la situación europea, destacando que “Europa necesita una estrategia más cohesionada para competir con Estados Unidos y China, que han avanzado rápidamente en términos de innovación y digitalización”. Letta insistió en que la integración del mercado único europeo es esencial para enfrentar la competencia global, especialmente en sectores como la energía, las telecomunicaciones y los servicios financieros. “Si no avanzamos en la integración de estos sectores, seguiremos siendo una suma de mercados nacionales que no pueden competir en igualdad de condiciones con grandes potencias económicas”, advirtió. Esta falta de integración, según Letta, debilita la posición de Europa en la carrera hacia la sostenibilidad y la innovación.

En este punto, cabe destacar que Repsol ha iniciado un ambicioso plan de producción de biocombustibles avanzados, con un enfoque especial en sus centros industriales. “Cartagena ya tiene una planta de combustibles renovables. Puertollano la va a tener el año que viene, y la velocidad a la que vayan las inversiones va a depender, y mucho, de que el panorama regulatorio nos acompañe”, apuntó Cabra.

Por su parte, Jordi Hereu, ministro de Industria y Turismo, subrayó que “la industria española puede ser un motor clave en la transformación europea si se apuesta por la innovación y la digitalización, y si se aseguran costes energéticos competitivos”. En su intervención, destacó el papel de sectores estratégicos como la automoción y la química, que han sido pilares del desarrollo industrial del país, pero que necesitan apoyo para adaptarse a los nuevos desafíos de la descarbonización. Hereu también señaló la importancia de la colaboración público-privada para asegurar que las empresas españolas puedan acceder a la financiación necesaria para modernizarse y reducir sus emisiones.

Gonzalo Gortázar complementó esta perspectiva al hablar sobre la importancia de crear un entorno regulatorio estable que permita a las empresas realizar inversiones a largo plazo. “Las entidades financieras podemos ser facilitadores de esta transición, ayudando a canalizar las inversiones hacia proyectos de descarbonización. Pero para ello necesitamos un entorno regulatorio estable que dé confianza a los inversores a largo plazo”. Gortázar resaltó que la estabilidad es fundamental para que las inversiones que Europa necesita para alcanzar sus objetivos de sostenibilidad se materialicen, asegurando así la competitividad de su industria frente a otras regiones del mundo.

La seguridad de suministro fue otro de los temas centrales de la jornada, con implicaciones directas para la industria energética y la estabilidad económica de Europa. Enrico Letta destacó que “no podemos depender de terceros países para suministros que son esenciales para nuestra competitividad. Europa debe desarrollar una estrategia de diversificación de sus fuentes de materias primas y fortalecer sus capacidades de reciclaje”. Letta subrayó la importancia de asegurar el acceso a materiales críticos como el litio y otras tierras raras, que son esenciales para la producción de baterías y tecnologías de energía limpia.

Luis Cabra, por su parte, destacó que “la diversificación de las fuentes de energía y la implementación de tecnologías como la captura y almacenamiento de CO2 son fundamentales para garantizar una transición ordenada”. Cabra señaló que la combinación de energías renovables, gas natural y biocombustibles es clave para mantener la estabilidad de la red energética durante el proceso de descarbonización, especialmente en sectores industriales donde la electrificación total aún no es viable. La apuesta de Repsol por estas tecnologías busca asegurar un suministro energético constante que permita a la industria mantener su actividad mientras se reduce progresivamente la dependencia de los combustibles fósiles.

Así, Cabra apuntó:“Debemos aprovechar la oportunidad de mejorar las condiciones para que los vehículos de combustión, junto con combustibles renovables neutros en carbono, faciliten el futuro a largo plazo de una automoción hoy en crisis y también de las refinerías productoras de los combustibles, industrias en las que la Unión Europea y España en particular son líderes”.

Antonio Brufau también hizo referencia a las lecciones aprendidas de la reciente crisis del gas, provocada por la invasión de Ucrania por parte de Rusia. “Europa debe aprender de la crisis energética y no repetir los errores del pasado. No podemos ser dependientes de una sola fuente de energía, y menos cuando hablamos de un recurso que puede ser utilizado como herramienta geopolítica”, advirtió.

“Es fundamental asegurar el suministro y también unos precios de la energía asequibles. Respecto alcoste de la energía y los precios, tengo la impresión de que el informe Draghi es un poco sutil en la forma de explicar las cosas, porque no menciona claramente que será difícil que el precio de la energía disminuya. De hecho, es probable que los costes de la energía aumenten en los próximos años. Otra cosa es el precio, pero los costes de la energía descarbonizada serán más altos que los de la energía sin descarbonizar. Esto parece bastante evidente, de lo contrario, no existirían mecanismos como el precio del carbono, entre otros. Y el propio Draghi sugiere, de manera sutil, que tomará mucho tiempo antes de que veamos las grandes ventajas de la descarbonización en términos de reducción de los precios de la energía”, explicó Cabra.

El PNIEC señala que España se encuentra en una posición privilegiada a la hora de afrontar la transición energética en el viejo continente, gracias a su fuerte capacidad de generación renovable. “Por muchos factores, creo que España puede liderar un proceso de reindustrialización. Por lo tanto, debemos centrarnos en las oportunidades, más que en las amenazas. Ante la disyuntiva de reducir objetivos, lo que también implicaría reducir la política, la ilusión y los instrumentos; o mantener los objetivos, pero con más realismo, sentido común y reforzando la presencia de Europa en los medios, las estrategias y la escala, creo firmemente que debemos optar por la segunda opción. Es decir, mantener los objetivos, pero apostar mucho más por Europa. Necesitamos esta dimensión europea en las políticas de innovación, en el impulso de las nuevas tecnologías, y en el esfuerzo financiero”, apuntó el ministro de Industria y Turismo.

Enrico Letta, durante su intervención, insistió en que “la única manera de asegurar la competitividad de Europa es hablar con nuestras empresas para entender sus problemas y cómo podemos ayudar. Escuchar a la industria es clave”.

Antonio Brufau advirtió que, si no se maneja correctamente, la transición energética podría llevar a una pérdida de competitividad industrial en Europa. “El objetivo de la neutralidad en carbono para 2050 es fundamental, pero no podemos alcanzarlo sacrificando nuestra industria. Debemos ser capaces de mantener una industria fuerte que respalde la creación de empleo y la estabilidad económica”.

La jornada organizada por Fundación Repsol dejó claro que la transición hacia un futuro de cero emisiones netas es un reto complejo que requiere la colaboración de todos los actores implicados. Las estaciones de servicio desempeñan un papel fundamental en la descarbonización del transporte, ofreciendo a los usuarios acceso a nuevas soluciones de movilidad como el hidrógeno y la electricidad renovable. Al mismo tiempo, la industria europea debe ser fortalecida para no perder competitividad, y la seguridad de suministro se presenta como un factor clave para asegurar una transición energética estable y sostenible.

"Para España, esta transformación representa una oportunidad única para liderar el cambio en Europa. Sin embargo, Antonio Brufau advirtió: 'No habrá transición energética si no abordamos una transición industrial como debe ser, y ambas deben ir de la mano de la tecnología". La transición energética promete ser un camino largo y desafiante, pero también es la oportunidad de redefinir el futuro energético y económico del continente, con el objetivo de que las generaciones futuras disfruten de un entorno más limpio y sostenible sin renunciar al progreso y bienestar económico que la industria puede proporcionar.