"Si nadie lo remedia, veremos la muerte de muchas estaciones en zonas rurales"
En la actualidad, las estaciones de servicio se enfrentan a una serie de obstáculos, desde el impacto negativo de la subida de precios de los carburantes en las ventas hasta la lucha contra el estrechamiento de márgenes, en un entorno económico marcado por la incertidumbre y la transición energética. En medio de un panorama desafiante para el sector de las estaciones de servicio en España, Nacho Rabadán, director general de la Confederación Española de Estaciones de Servicio (CEEES), ofrece en esta entrevista una visión única sobre el futuro del sector.
Así, Rabadán se centra en la situación actual, abordando cuestiones cruciales como la guerra soterrada entre Estados Unidos y China en el mercado petrolero, la revisión de la fiscalidad de los carburantes o la necesidad de un diálogo efectivo con el gobierno para abordar estos desafíos. Además, comparte su visión de un futuro “multienergético, multiproducto, multiservicio” para las gasolineras en un contexto especialmente marcado por los cambios en la movilidad y la energía.
Este es un negocio en el cual el volumen de venta resulta muy importante ¿cómo ha afectado la subida de precio de los carburantes en los últimos meses a las ventas en las estaciones de servicio?
Ha afectado (y continúa afectando) de forma muy negativa. Según los datos provisionales avanzados por Cores, hasta agosto, las ventas de combustibles de automoción se sitúan casi un 1% por debajo de las cifras registradas en los primeros ocho meses de 2022. Así y todo, no hemos llegado a recuperar las cifras Pre-COVID debido a los cambios de hábitos de nuestros clientes (teletrabajo, videoconferencias, etc.). Tampoco ayudan demasiado las declaraciones públicas de nuestros políticos (locales, autonómicos, nacionales y europeos), que con sus mensajes sesgados hacia una transición energética miope confunden a los ciudadanos y les privan de tomar decisiones sensatas.
Desde la Confederación han hecho un seguimiento exhaustivo de las subidas de precio (semana a semana) ¿Cuáles son las principales conclusiones que sacan de este seguimiento desde principios de agosto?
En agosto, con los precios más altos en lo que va de año, ese descenso de la demanda se sitúa en el -3,0%. Lamentablemente, ya el año pasado quedó demostrado que la demanda de combustibles de automoción es elástica con respecto al precio, especialmente rebasando determinado umbral. Con una situación económica dominada por la incertidumbre, los tipos de interés y la inflación al alza, ese umbral psicológico a partir del cual la demanda cae se coloca en un nivel de precios incluso inferior a los temidos dos euros. Desgraciadamente si se mantienen los patrones de lo acontecido en 2022 podríamos tener precios al alza hasta noviembre de este año.
¿Ha provocado la situación una reducción de los márgenes de los gasolineros? ¿Podría esto provocar el cierre de más estaciones de servicios?
En efecto, así es. Ha llegado el momento de acabar con el manido, absurdo y falso mito del cohete y la pluma. Por poner sólo un ejemplo, entre principios de mayo y finales de septiembre, la cotización internacional del gasóleo, a la que están vinculadas las estaciones de servicio que compran en firme, se disparó un 50%. En ese mismo periodo, el PVP creció “sólo” un 16%. Por supuesto, existe un efecto amortiguador de los impuestos que gravan los carburantes en España, pero ello no acaba de explicar esa diferencia, que únicamente puede entenderse si añadimos a la ecuación un notable estrechamiento de los márgenes. En un momento económico difícil y con los precios de los carburantes al alza, ninguna estación de servicio quiere ser la más cara de su entorno y todo el mundo se esfuerza en tener el PVP más bajo posible. Si a esto le unimos la concentración geográfica que se está generando en las EESS nos podemos encontrar con una tormenta perfecta en no mucho tiempo que generará zonas de sombra en lo que llamamos la España vaciada, máxime cuando llegue el momento de cumplir lo relativo a lo dispuesto en la ITC-04 en materia de cambios de tanques. Si nadie lo remedia, ésta será la muerte de muchas EESS en zonas rurales. Esperemos que hagan caso a nuestras peticiones que, como no podía ser de otra manera, incluyen soluciones viables, sostenibles y alternativas.
¿Cuáles son las razones que han propiciado este nuevo alza de los precios cuando la situación parecía moderarse con respecto a los PVP’s de hace un año?
Podríamos hablar durante horas acerca de los motivos y seguramente no seríamos capaces de analizarlos todos. En primer lugar, la producción de la materia prima, el petróleo, está en manos de unas pocas naciones en todo el mundo, la mayoría de las cuales están además organizadas en un cártel que controlan buena para de la oferta.
Occidente —entendiendo este constructo como la suma de Estados Unidos y la Unión Europea— lleva un tiempo enviando mensajes muy rotundos al resto del mundo: en poco tiempo no necesitaremos vuestro petróleo. Sin embargo, mucho temo que en esta ocasión se están confundiendo los deseos con la realidad. En 2022, casi un tercio de la energía primaria consumida en Europa procedía del petróleo. El porcentaje de participación del oro negro y sus derivados en el ‘mix energético’ es incluso superior en determinados segmentos de actividad económica. De hecho, según datos de la patronal europea de fabricantes de vehículos (Acea), sólo el 1,5% de los coches que circulan por las carreteras del Viejo Continente son híbridos enchufables o vehículos eléctricos de batería. Los fabricantes se cuidan muy mucho de no ofrecer esos datos desglosados en lo que al parque automovilístico se refiere y utilizan el término “electrificados”. Si hacemos la lectura en sentido inverso, a día de hoy el 98,5% de los turismos europeos necesitan gasolina o gasóleo para circular. Y, sin embargo, según Concawe desde 2009 Europa ha cerrado 28 refinerías y ha perdido un 20% de su capacidad de refino. Como sucedió con otros bienes de consumo, la UE decidió externalizar la producción de combustibles de automoción y comprarlos baratos a otros países, como Rusia. Y claro, cuando Rusia invade Ucrania y Bruselas impone la prohibición de importación de petróleo de los Urales y más tarde a los productos derivados del crudo ruso, es entonces cuando vienen los lamentos.
Estos mensajes que mandamos desde hace años son señales muy claras para nuestros proveedores energéticos en el sentido de que vamos a dejar de comprarles producto en un periodo muy breve de tiempo. Si ellos tenían previstos unos periodos de amortización de sus infraestructuras, está claro que las habrán cambiado a periodos más cortos, lo que se traduce en precios más elevados.
Además, se está librando una guerra soterrada entre Estados Unidos —y sus aliados— y China—y los suyos—. Arabia Saudí, tradicional aliado estadounidense, decidió el año pasado situarse del lado de Rusia y el resto de Brics, recortando la producción de manera coordinada y voluntaria con el Ejecutivo de Putin. Este hecho provocó la mayor liberación de reservas estratégicas de petróleo (SPR) de la historia de Estados Unidos, a razón de un millón de barriles diarios desde la primavera hasta finales de 2022. Esta acción de la Administración Biden logró contener la cotización del petróleo a lo largo del año pasado, pero la contrapartida es que las SPR están en su nivel más bajo desde principios de la década de los 80. Y lo que es peor, el propio Joe Biden dijo el 18 de octubre de 2022 que Estados Unidos rellenaría sus SPR cuando el West Texas Intermediate se situara entre los 67 y los 72 dólares. ¿Saben los lectores cuántos días ha estado el WTI por debajo de esa cotización? Exacto, ni un solo día. Éste es uno de los problemas, que Occidente actúa guiado por la transparencia y las reglas propias de la democracia, mientras que sus adversarios no se sienten sujetos por esas normas. De hecho, en agosto, el director de la Agencia Nacional de la Energía de China, Zhang Jianhua, reclamaba abiertamente “mayor secreto en el sector energético para proteger los intereses nacionales contra fuerzas extranjeras hostiles”.
Tenemos, pues, todos los ingredientes en la coctelera para tener una situación endiablada en lo que a los precios se refiere. Y estos episodios serán cada vez más frecuentes y más complejos, dada la estrechez del mercado del petróleo y sus derivados a nivel mundial.
Por último, pero no por ello menos importante, los carburantes fósiles son cada día más sostenibles. Esto, que objetivamente es una buena noticia, tiene una consecuencia menos positiva, que son los mayores costes y en algunos casos mayores obligaciones fiscales. Nosotros abogamos siempre por la neutralidad tecnológica en la energía del futuro, aunque desgraciadamente nuestros deseos no siempre se cumplen.
Recientemente Rusia anunció la prohibición temporal de las exportaciones de diésel y gasolina. ¿Continuará esta escalada de precios?
Parece que los expertos coinciden en señalar que Rusia no podrá mantener esa posición durante demasiado tiempo, pues carece de la capacidad de almacenamiento suficiente como para seguir refinando de modo que pueda abastecer su mercado interno.
¿Cuál es el peso de los impuestos en el PVP de los carburantes? ¿podría esta ser una situación coyuntural—de precios al alza—derivada de las imposiciones europeas para adoptar nuevas fuentes de energía centradas en la descarbonización?
Aproximadamente la mitad del PVP se corresponde con impuestos. Mientras la electricidad sigue con un IVA al 5% hasta —al menos— el próximo 31 de diciembre, la Administración sigue sin escuchar nuestra petición y no rebaja el IVA del 21% al 10%, tal y como venimos reclamando desde hace meses. Portugal ha rebajado (por segunda vez en un año) su Impuesto Especial de Hidrocarburos (ISP, por sus siglas en portugués). Otros Estados miembro lo hicieron a lo largo de 2022, con el objetivo de minimizar el impacto que los carburantes tienen sobre familias y empresas. En España, la Administración se opone frontalmente a revisar la fiscalidad energética, sin darse cuenta de que la mayoría de los ciudadanos (y aún más porcentaje de sus votantes) se mueven utilizando gasolina y gasóleo para impulsar los vehículos que emplean en sus desplazamientos. A mí me gustaría que la Administración respondiera a la siguiente pregunta: ¿por qué en España se pagan más impuestos cuanto más renovable es la gasolina? ¿Por qué no se impone una bonificación fiscal para el bioetanol de producción europea como se hace en Francia, donde los conductores pagan aproximadamente la mitad por el E85 que por cada litro de gasolina de origen fósil?
En los últimos días, hemos visto como en Francia permitirá desde diciembre la venta de carburantes por debajo del precio de coste, para apoyar a los consumidores de diésel y gasolina, al tiempo que, en España, los transportistas reclaman la vuelta de la ayuda de los 20 céntimos ¿Sería posible que volviera esta ayuda?
Primero, en Francia las grandes superficies han descartado absolutamente la venta a pérdidas. Lo más que ha conseguido el Ejecutivo galo ha sido arrancarles el compromiso de vender a precio de coste algunos días hasta final de año. Pero si nos fijamos en Francia, fijémonos en todo. Pongamos el foco también en la fiscalidad del E85 que mencionaba anteriormente o en el paquete de ayudas que París ha diseñado específicamente para salvaguardar la supervivencia de pequeñas y medianas estaciones de servicio. En segundo término, lo que reclaman los transportistas es la vuelta del descuento de 20 céntimos para los profesionales de la carretera, no la bonificación universal. En este sentido, nosotros no tenemos nada que decir, pues ese descuento se realizó, tal y como sugerimos desde CEEES, utilizando el mecanismo de devolución del gasóleo profesional, lo que no afecta en absoluto a la operativa de las estaciones de servicio.
La sostenibilidad es muy importante, pero cuando uno no es autosuficiente, “sostenerse” energéticamente hablando quizá sea aún más importante.
Recordamos que la ayuda supuso y sigue suponiendo en algunos casos muchos problemas para los gasolineros ¿Puede describirnos cuales son estos problemas?
A día de hoy aún tenemos asociados que no han cobrado la bonificación de algunos meses en los que estuvo vigente la medida. Todas las semanas nos comunican que algún gasolinero ha cobrado lo que se le debía y eso es una gran satisfacción, porque vemos que las gestiones que hacemos ante la Administración funcionan y muchas pymes reciben dinero que es suyo y que, si la medida hubiera estado bien diseñada, jamás habrían tenido que adelantar. ¿Por qué se pide a las pymes de nuestro sector esfuerzos que sería impensable exigir a otras actividades empresariales? ¿A alguien se le ocurre que la frutería de nuestro pueblo o la ferretería de nuestro barrio tuviera que adelantar decenas de miles de euros para financiar una medida diseñada por el Gobierno?
En caso de la vuelta de la ayuda de los 20 céntimos ¿qué debería cambiar respecto a la última vez para que las estaciones de servicios no sufrieran tales consecuencias?
Además de lo que menciono en la pregunta anterior, añadiría anticipos automáticos, no por el 90% de las ventas, sino por el 120% para hacer frente a sobrecostes a la hora de abastecernos. Y mucha mayor previsión que en abril de 2022, cuando las empresas informáticas no sabían cómo debían proceder, tuvimos apenas 40 horas para estudiar e implantar el RD-L 6/2022, etc.
¿Podrían adoptarse otras medidas que palien la subida de precios sin perjudicar a los gasolineros? ¿Cuáles?
La revisión de la fiscalidad mencionada anteriormente: Reducción temporal del IVA del 21% al 10% y exención fiscal de los biocombustibles sostenibles producidos en la Unión Europea.
Como interlocutores con la Administración ¿qué pedirían desde la Confederación al gobierno a la hora de afrontar esta situación?
Sólo tres cosas: diálogo, diálogo y diálogo. ¡Si además nos hicieran caso sería estupendo!
¿Organizan alguna actividad para apoyar a sus socios en esta materia?
En un contexto de ventas a la baja (de 3,5 millones de litro por estación en 2007 a 1,8 millones en 2022), incrementar los ingresos procedentes del non-oil es fundamental para garantizar la supervivencia de las estaciones de servicio.
Además, optimizar la gestión de las compras de carburante y negociar adecuadamente con los operadores puede suponer la diferencia entre cerrar el ejercicio en números rojos o con un resultado positivo.
Éstas y otras cuestiones son abordadas en las jornadas de ‘Un café con CEEES en…’, que comenzamos a celebrar en el mes de septiembre en cinco comunidades autónomas (La Rioja, Navarra, País Vasco, Cantabria y Castilla y León) y que nos llevará a otros quince puntos de la geografía española hasta la próxima primavera.
El principal objetivo de esta iniciativa consiste en dar soporte a las asociaciones integradas en la Confederación Española de Empresarios de Estaciones de Servicio (CEEES) y ayudar a sus responsables a explicar a las pymes del sector de sus respectivos territorios tanto el papel que estas organizaciones desempeñan sobre el terreno como el soporte que reciben de la confederación a nivel nacional.
Vivimos un momento muy complicado para las pymes del sector de estaciones de servicio. Por eso, contar con los mejores compañeros de viaje y tener acceso a toda la información y servicios resulta esencial para las pequeñas y medianas gasolineras.
Teniendo todos estos factores en cuenta ¿Cómo cree qué será el futuro de las estaciones de servicio en nuestro país?
¡Multienergético, multiproducto, multiservicio! Nuestra visión pasa por suministrar energía para la movilidad de empresas y particulares, independientemente de cuál sea la energía que nuestros clientes nos demanden. Tenemos las mejores instalaciones, las ubicaciones más convenientes, los accesos idóneos y el recuerdo del cliente. Estamos abiertos al cambio, queremos evolucionar, pero queremos hacerlo con un terreno de juego bien definido.