El futuro ya está aquí y ha venido para quedarse
Todo el trabajo pendiente podemos estructurarlo en dos grandes matrices: de una parte, ¿qué debemos hacer en materia de generación?, y de otra, ¿qué debemos hacer en relación a la demanda? Generación y demanda son las dos coordenadas sobre la que pivota nuestro PNIEC. Si no aumenta la segunda, no tendrá sentido el incremento tan ambicioso de la primera. ¿Y cómo incentivamos la demanda? Esta es la pregunta clave, porque incrementar la demanda no es tarea sencilla.
Por ejemplo, en relación al vehículo eléctrico (VE), con un parque actual de poco más de 325.000 unidades, parece complicado dar el salto a las 600.000 unidades al año vendidas que necesitamos para alcanzar los 5,5 millones de VE en 2030, tal como plantea el PNIEC. El verdadero incentivo llegará cuando consigamos abaratar los costes de los VE, porque con una diferencia de precio entre un VE convencional y uno de combustión de su misma categoría del 50% o más, sólo las rentas más altas pueden electrificar su movilidad, no las clases medias, que con dificultad generan excedentes para animarse con un vehículo mucho más caro. Esta circunstancia, además, genera un efecto perverso: cada vez circularán por nuestras carreteras coches más viejos y más contaminantes. No parece un buen negocio en nuestro camino a la descarbonización.
Un último vector que actuará sobre la demanda lo veremos en una mezcla de muchos otros factores, entre los que destaca la expansión de dos grandes consumidores de energía: el hidrógeno y el almacenamiento con baterías.
Sin poner en duda el peso que tendrá en el futuro el hidrógeno, el nuevo PNIEC estima pasar en 2030 de 4 GW a 11 GW de electrolizadores, principalmente para usos industriales. Con 100 MW hoy en construcción, 1,5 GW en tramitación y 17 GW en estudios de prefactibilidad, sin embargo, se nos antoja muy difícil alcanzar estas cifras mientras el precio del hidrogeno verde resultante sea dos y tres veces más caro que el hidrógeno marrón. La pregunta es, ¿quién cubre el gap entre el precio barato del hidrógeno marrón y el precio caro del hidrógeno verde? ¿El cliente final? ¿Y por qué debería hacerlo, por compromiso con el planeta? La experiencia nos dice que nuestras buenas intenciones de ser verdes se enfrían cuando nos tocan el bolsillo.
"El almacenamiento es consumo porque se carga de la red eléctrica y es generación porque vierte energía a la red cuando esta es necesaria".
El almacenamiento con baterías, en el centro de todas las miradas
No obstante, la clave para el impulso del almacenamiento no radica sólo en el precio de venta de la energía almacenada, sino en el spread, es decir, el diferencial entre los precios mínimos (momento de carga para las baterías) y máximos (momento de descarga y venta de energía). A día de hoy, el spread no constituye un ingreso suficiente para rentabilizar las inversiones. Es aquí donde entran en juego dos elementos adicionales cruciales: la activa participación del almacenamiento en todos los servicios de ajuste al sistema, y la implementación de un mecanismo (o pago) por capacidad. Estas medidas complementarias son esenciales para cerrar la brecha financiera y consolidar al almacenamiento como una pieza clave en el rompecabezas de la transición hacia la energía sostenible.
En este sentido, la aprobación de la Unión Europea de medidas para acelerar la implementación de Mecanismos de Capacidad en los Estados Miembros abre la puerta a un cambio transcendental que debe ser aprovechado para que nuestro país aborde con urgencia el almacenamiento como una medida inminente. Más que una mera estrategia nacional, este enfoque representa una oportunidad industrial masiva, que no solo beneficiará a España, sino que también contribuirá al avance de toda Europa en la vanguardia de la energía renovable.
"La activa participación del almacenamiento en todos los servicios de ajuste al sistema, y la implementación de un pago por capacidad son esenciales para cerrar la brecha financiera y consolidar al almacenamiento como una pieza clave en el rompecabezas de la transición hacia la energía sostenible"
2024, el año clave
Cerramos 2023 con grandes expectativas de crecimiento del almacenamiento gracias a dos licitaciones a cargo de los fondos Next Generation que han sido muy exitosas: 800 MW / 1600 MWh en almacenamiento hibridado con tecnologías renovables, ya asignados, a los que habrá que sumar los 300 MW /1200 MWh de la primera licitación de proyectos stand alone, actualmente en evaluación por el IDAE, pero valorada como muy exitosa por el MITECO.
Este impulso de las licitaciones de este año pasado debe llevarnos a las pista de despegue, aunque quedarán muchos temas que en 2024 tienen que resolverse, y que a grandes rasgos son:
- Cambiar normativamente la figura del almacenamiento para que sea a la vez generador y consumidor (en la actualidad sólo es generador) lo que es una fuente constante de problemas regulatorios.
- Clarificar normativamente el acceso del almacenamiento en cuanto consumidor (demanda), información que hoy no está al alcance de los promotores.
- Dar forma definitiva al mercado de capacidad, prescrito por la UE como un elemento necesario para dinamizar el almacenamiento allá donde sea necesario.
- Clarificar, y en su caso, desarrollar, el régimen jurídico en materia medioambiental y urbanística en la tramitación de proyectos de almacenamiento, cuellos de botella en la promoción de los proyectos hoy.
- Definir el papel del almacenamiento en los concursos de capacidad y/o implementar subastas específicas de almacenamiento
- Sentar las bases de los nuevos servicios de ajuste que necesitará el sistema (control de tensión, inercia, primaria, etc) que permitan al almacenamiento ampliar sus feuntes de ingresos.
De todos los retos que el PNIEC nos ha planteado para los próximos siete años, los sistemas de almacenamiento están llamados a ejercer desde ya mismo un liderazgo indiscutible: el contenido industrial europeo trabaja contra reloj para defender una cuota de producción local que no puede dejar escapar. La dependencia estratégica que tenemos de terceros paises es un un riesgo inherente a nuestro desarrollo, pero ese riesgo puede al menos mitigarse si defendemos con entusiasmno la creación de un tejido industrial propio en el que las industrias europeas puedan encontrar un cauce de crecimiento natural. Así lo ha entendido la UE con el apoyo a la industría eólica (European Wind Power Package), y así debe entenderse también con la industria de las baterías, para la que el battery passport es un primer paso de gigante al exigir a todos los productores una trazabilidad de sus productos, lo que debería permitir a todos los fabricantes mundiales vender en igualdad de condiciones, el reclamo principal de la industria europea.
En resumen, ¿qué necesitamos hacer bien para que nuestro PNIEC sea un éxito? Tendremos que trabajar sobre un eje fundamental: la sincronización de todos los elementos para que todo suceda en tiempos parecidos. El impulso a la generación masiva de renovables se verá detenido si el desarrollo del almacenamiento no acompaña dicho impulso. Y esto sucederá porque los inversores verán que se traspasa el umbral de riesgo, es decir, que invertir en renovables en España es una gran oportunidad a futuro, cuando todas las piezas del puzzle estén bien engranadas. Y no podemos permitirnos este parón, no ahora que estamos tocando el futuro con nuestras manos.