Monitorización de consumos 24/7 para hacer más inteligente el autoconsumo
El aprendizaje obtenido en la crisis de la COVID-19 ha dejado más patente que nunca la necesidad de invertir en un futuro sostenible para impulsar y estimular la economía a nivel global, lo que pasa por apostar por la descarbonización y el empleo en energías renovables para frenar el cambio climático. Dentro de las renovables, la fotovoltaica es la alternativa que está liderando la sostenibilidad a nivel europeo y mundial pero aún queda un largo camino. Esasolar ha identificado tres vertientes sobre las que la fotovoltaica debe desarrollarse para mantenerse como la opción preferente de futuro.
Para que las energías renovables se conviertan en una alternativa real a las fósiles, es necesario que la cantidad de energía obtenida por esta vía sea suficiente y su coste competitivo. Este reto se está logrando gracias a diversos factores: inversiones gubernamentales, cambios en la legislación nacional y europea y, no menos importante, la decidida apuesta de las empresas privadas por impulsar la tecnología necesaria para generar más energía solar a un precio cada vez menor.
El reto se está consiguiendo; los datos de UNEF correspondientes a 2019 señalan que la fotovoltaica representó el 40% de la nueva capacidad energética mundial y fue la fuente de energía más instalada entre las renovables y no renovables, alcanzando la nueva capacidad fotovoltaica los 115 GW, un 12% más que el año anterior.