Energía en los hoteles? repóquer de eficiencia
Los hoteles son esos lugares, de paso para muchos, donde esperamos que todo sea perfecto para nuestro confort, reposo o trabajo, sospesando su calidad con las estrellas que aparecen junto al nombre. Esta necesidad de sentirse bien servido es un desafío al uso de la energía en estos singulares edificios, más cuando todavía existe una maligna relación entre la medida del nivel de vida en un territorio y la del consumo de energía por cápita correspondiente.
La pedagogía social de la eficiencia energética si bien se enseña ya en las aulas, se practica por excelencia en los hoteles. Espacios de continua ocupación (y por lo tanto consumo), con múltiples factores estacionales y usuarios variopintos, la calificación energética de los hoteles es todavía hoy una asignatura pendiente. Aunque muchos de ellos se aplican a la labor, ¿qué cartas tiene la baraja de un hotel para ser energéticamente eficiente?
Me contaron de un hotelero que, antaño, cuando le propusieron cambiar sus viejas calderas de gasoil por las de gas natural (más rendimiento, menos contaminación, etc.) contestó ante el estudio económico, con desparpajo y absoluta sinceridad, que le salía más a cuenta negociar el suministro anual de refrescos que reformar el suministro de energía térmica.
Artículo publicado en: FuturENERGY Septiembre 2013