De ciudad a ciudad inteligente: más que evolución, una revolución
La transformación de una ciudad en una ciudad inteligente es una iniciativa no exenta de complejidad que, sin embargo, es mucho más alcanzable de lo que muchos gestores podrían llegar a imaginar. Esto es porque la ciudad inteligente ha de ser entendida como una continuidad lógica de la ciudad que ya conocemos, una ciudad dotada de nuevas capacidades tecnológicas para manejar en tiempo real y de manera integrada los recursos y servicios que hacen posible la vida en comunidad: la ciudad de hoy pero con una eficiencia mejorada. Bajo este concepto, la planificación se constituye como el pilar clave para toda ciudad que quiere convertirse en ciudad inteligente.
El análisis inicial, la definición del modelo, la hoja de ruta para su despliegue y la puesta en marcha en el terreno son las fases de un proceso que, necesariamente, debe tener como premisa conseguir la mejor de las ciudades al mejor de los costes.
Porque una ciudad que quiera convertirse en inteligente debe ser capaz de aprovechar las inversiones ya realizadas, tanto a nivel de infraestructuras como en sistemas tecnológicos, tener la posibilidad de planificar su despliegue de manera escalable en el tiempo y ofrecer a los ciudadanos resultados palpables desde el inicio. Un enfoque de proyecto que se ajusta más a las capacidades económicas y de gestión reales que tienen los gestores locales en la actualidad.
Artículo publicado en: FuturENERGY Abril 2014