Las claves de la Ecoinnovación en la Edificación
Por Javier García Breva, presidente de N2E
La aplicación de los fondos europeos para el periodo 2014-2020 tiene la eficiencia energética de edificios como una de sus prioridades y la innovación como primer criterio de selección de proyectos. Responder a la pregunta sobre qué actuaciones son innovadoras en la edificación ha sido el objeto de mi nuevo Informe IPM Ecoinnovación y Rehabilitación a escala de ciudad.
Los documentos aprobados por la Comisión Europea durante los últimos dos años constituyen una auténtica guía de lo que ha de entenderse por actuaciones innovadoras en la edificación y la rehabilitación y marcan las tendencias futuras en el urbanismo y el transporte.
Desde el documento de buenas prácticas de autoconsumo, las directrices para los edificios de consumo de energía casi nulo (EECN), obligatorios a partir de enero de 2021 (2019 para los edificios públicos), la estrategia de calefacción y refrigeración y la revisión de las directivas que ha propuesto la Comisión Europea se puede concluir que Europa avanza hacia un modelo energético que prioriza la gestión de la demanda facilitando al consumidor instrumentos que le permitan gestionar su propia energía.
La innovación marca el futuro de la Edificación
La respuesta se encuentra en las directrices europeas para las ayudas estatales sobre medio ambiente y energía, que relacionan la Ecoinnovación con la mejora de la protección ambiental y la eficiencia de los recursos, incluyendo las medidas destinadas al ahorro de energía y al uso de energías renovables.
La innovación es un valor añadido que convierte la eficiencia energética en un factor de competitividad. La Ecoinnovación revaloriza el medio urbano y aporta grandes beneficios a la economía y la cohesión social en forma de empleo de calidad, nuevas especializaciones productivas y desarrollo económico local.
La combinación del edificio de consumo casi nulo de energía, autoconsumo, almacenamiento, contadores y redes inteligentes y el vehículo eléctrico hacen de la gestión de la demanda la verdadera innovación energética. Las propuestas de Bruselas exigen un cambio de la regulación eléctrica y de las normas de construcción actuales unido a un cambio del comportamiento de los consumidores en el uso de la energía. La innovación energética es también innovación social.
La edificación, nueva y rehabilitada, está experimentando una fuerte transformación provocada por los conceptos que incorpora el edificio de consumo de energía casi nulo (EECN), la arquitectura bioclimática, los nuevos materiales eficientes de construcción o la integración de tecnologías inteligentes (TIC) para la automatización y contabilización de consumos. La Comisión Europea ha reconocido que en los nuevos EECN son viables económicamente ahorros del 80 %.
La alta eficiencia de los edificios se debe complementar con el autoconsumo y el almacenamiento. Bruselas ha planteado la revisión de las normas de construcción y de las estrategias de rehabilitación para introducir estos cambios con nuevos conceptos como la calificación energética A++ y la energía primaria neta, que resulta de restar a la energía primaria que necesita el edificio la parte que se cubre con renovables, para determinar los valores para el EECN en las distintas zonas geográficas. A partir de 2021, entre el 50% y el 100% de la energía primaria de los edificios deberá cubrirse con energías renovables.
Un nuevo impulso a la rehabilitación y al vehículo eléctrico
La revisión de las directivas que recoge el “paquete de invierno” propone incrementar el mercado de rehabilitación y del vehículo eléctrico. Su objetivo es elevar al 2 % la tasa anual de rehabilitación y triplicar la inversión hasta 120.000 M€ anuales. Se extiende hasta 2030 la obligación de ahorro del 1,5 % a las empresas que venden energía. La cuota de renovables en los sistemas de calefacción y refrigeración crecerá un 1 % cada año. Y serán obligatorios puntos de recarga para el vehículo eléctrico en los edificios nuevos y rehabilitados y en todos los aparcamientos.
El principal cambio que proponen las nuevas directivas es el reconocimiento de la eficiencia energética como un valor económico y no solo ambiental. Así, Bruselas reconoce los impactos del objetivo vinculante del 30 % de eficiencia energética en la creación de 400.000 empleos, un ahorro de 70.000 M€ en combustibles fósiles, un 12 % de ahorro en importaciones de gas y 8.200 millones de euros en costes para la salud.
La eficiencia energética va a ser determinante en el desarrollo de la economía europea, en la creación de empleo y en el abaratamiento de los costes de la energía. La innovación energética hará posible desconectar la calidad de vida del consumo de energía y cumplir así el compromiso de eliminar las emisiones contaminantes.