La guerra dispara los precios y desestabiliza los mercados
A pesar de que la invasión de Ucrania por parte de Rusia dura ya seis días, no disminuye el hecho de que la guerra dispara los precios y desestabiliza los mercados con mayor incidencia que cualquier otro factor. No es que la guerra haya desatado una euforia inflacionista, pues los precios de los hidrocarburos ya venían desde 2021 con una clara tendencia al alza, sino que se ha implantado una volatilidad difícil de digerir para las economías, ante la dificultad de hacer previsiones fiables.
En este sentido, nada más comenzar la invasión en la madrugada (horario español) del pasado miércoles al jueves, tras un discurso del presidente ruso, Vladimir Putin, los mercados de futuros comenzaron a reflejar la incertidumbre generada por el conflicto. Una incertidumbre que se tradujo en alzas generalizadas en los principales hidrocarburos, tanto el gas natural como el barril West Texas y el Brent. Igualmente, se incrementó las compras en los tradicionales valores refugio, tanto el dólar como el oro. Y, por contra, llegaron las caídas a los mercados de acciones, pero, fundamentalmente a la propia bolsa rusa, cuyo índice Moex llegó a caer el 45,2%, una de las caídas más altas de su historia, lo que obligó a suspender la bolsa temporalmente.
Tras las caídas vino la recuperación a lo largo del día, reduciéndose tanto los incrementos en hidrocarburos y materias primas, como las caídas en los mercados de acciones. Todo un torbellino bursátil que no era más que el preludio de la desestabilización de mercados que produce la incertidumbre del conflicto.
A ello no contribuye en nada las amenazas de Putin, como la de intentar amedrentar a Finlandia y Suecia si se atreven a solicitar su ingreso en la OTAN, o poner en alerta a sus fuerzas nucleares. Y tampoco las consecuencias internacionales de las sanciones, como la posible quiebra de la filial en Europa del principal banco ruso, alertada por el Banco Central Europeo, o las comentadas anteriormente. Pero mucho menos el daño reputacional de la invasión, que se está traduciendo en una escalada de desinversiones, como la paralización de la entrada en vigor del Nord Stream 2 de Gazprom, o la anunciada por BP sobre la rusa Rosneft. Todas con sus consecuencias económicas y financieras para todas las partes implicadas.
Es imposible prever cómo cerrarán los mercados energéticos hoy a medida que se suceden los acontecimientos, pero lo único seguro es que será muy difícil hacer planes, ni tan siquiera a corto plazo, sobre los precios energéticos. No en vano, la propia vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de economía, Nadia Calviño, promueve entre sus homólogos europeos desvincular los mercados de hidrocarburos, especialmente el gas, de los precios de la electricidad, para evitar con ello que le afecten sus fuertes oscilaciones. Algo que, en principio, era ajeno al conflicto creado por Rusia, pero que este ha intensificado, porque la guerra se ha convertido en el factor más desestabilizador. Una medida que por su naturaleza no podría tomarse en el corto plazo de tiempo de llegar a buen puerto, pero que podría aportar estabilidad a nuestro mercado energético y, especialmente, a las previsiones de los grandes consumidores.
Actualidad en vivo de los precios de los futuros de hidrocarburos