Balance del sector eléctrico en 2015
Por: Pascual Sala Atienza, secretario general de UNESA
El sector eléctrico, dada su vital importancia para el conjunto de la economía y de la sociedad, está en constante actividad y movimiento. Sin embargo, y después de años de continuas reformas –culminadas por la reforma eléctrica-, este 2015 ha sido (o mejor dicho, está siendo) un ejercicio relativamente más tranquilo desde el punto de vista de los trámites regulatorios. No obstante, esta mayor tranquilidad en la aparición de normas no debe confundirse en un sector que demanda estabilidad regulatoria en el largo plazo para poder desarrollar su actividad.
Sin duda uno de los principales hitos de este año es el que supone la puesta en marcha de la facturación por horas, aprobada por el Gobierno para los clientes acogidos a la tarifa regulada. Su plena entrada en vigor en octubre de este año ha supuesto un ingente esfuerzo para las empresas que operan en el sector eléctrico español. Estas compañías han visto multiplicado por más de 700 el volumen de datos e información que gestionan y han tenido que adaptar todos sus sistemas a este nuevo mecanismo en un tiempo récord.
Los consumidores acogidos a esta fórmula regulada reciben una señal de precios eléctricos sujeta a lo que acontece diariamente en el mercado. Hemos de recordar que los precios de la electricidad en el mercado mayorista se fijan horariamente, como consecuencia de la interacción entre la electricidad que demandan los clientes y las condiciones para suministrarlas en ese preciso momento. Influyen en ello diversos factores como el precio internacional de los combustibles y las condiciones meteorológicas. Así, los consumidores adscritos a esta modalidad de tarifa regulada están directamente expuestos a la volatilidad de los precios del mercado.
Por este motivo, cada vez más usuarios se suman al mercado liberalizado y escogen libremente una de las diferentes ofertas que las empresas lanzan al mercado. Una opción que les proporciona una mayor estabilidad de precios y/o unas condiciones más ajustadas a sus necesidades peculiares y a sus hábitos personales de consumo.
Con todo, al referirme a la factura eléctrica no puedo dejar de mencionar los sobrecostes con los que consumidores tienen que cargar: toda una serie de partidas relacionadas con decisiones adoptadas por los sucesivos Gobiernos que, por su carácter ajeno al suministro eléctrico, no deberían estar incluidas en el recibo que pagamos todos los consumidores de energía eléctrica. Asimismo, la factura está lastrada por un IVA del 21% (el tipo más elevado, igual que el impuesto a los artículos de lujo).
Por último, centrándome en nuestro futuro inmediato, nos encontramos con algunas cuestiones pendientes de desarrollo normativo -como el real decreto de autoconsumo-, que cabe esperar que sean aprobadas en un plazo breve de tiempo.
Asimismo, merece la pena destacar la reciente propuesta regulatoria de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia para frenar el fraude eléctrico (un delito que en los últimos años se ha incrementado de forma exponencial y que va directamente en contra de los consumidores) con una normativa homogénea para todo el Estado.
No podemos prever lo que sucederá en los meses venideros que, previsiblemente, estarán marcados por la próxima convocatoria de elecciones generales y por la consiguiente campaña electoral.
Pero, desde UNESA, confiamos en que se adopten decisiones que garanticen la estabilidad de un sector tan imprescindible como el eléctrico y se apueste por un modelo que nos permita converger hacia apuestas de futuro de progresiva descarbonización de la economía de una forma ordenada y equilibrada. Todo ello redundará en un suministro eléctrico seguro y garantizado, como el que actualmente atendemos, con una fiabilidad del 99,99%, gracias a una red de distribución mallada y consistente; un modelo de mercado que transmita señales de precios adecuadas -tanto para los consumidores como para los agentes del mercado-; y un aumento progresivo de la gestión de la demanda, que sin duda se traducirá en un modelo sostenible a largo plazo a un coste mínimo para los consumidores eléctricos.