"La principal barrera de la agrovoltaica es el desconocimiento, no solamente por parte de los agricultores, sino también del sector energético"
Entrevista a María Jesús Jiménez, Cluster Manager de Cylsolar
Con el objetivo de preservar, restaurar y mejorar el uso agrícola de los suelos en los huertos solares, surge en el año 2020 el proyecto Go Agrovoltaica. Seis entidades del sector agrario y energético de Castilla y León, Extremadura y la Comunidad Valenciana, han sido las que ha puesto en marcha este proyecto con el fin de que ambos sectores colaboren para llegar a obtener mayores beneficios a través de la agrovoltaica. María Jesús Jiménez, Cluster Manager de Cylsolar, representante del Grupo Operativo, lo explica con más detalle.
"Con este tipo de proyectos agrovoltaicos se pueden ofrecer nuevos modelos de negocio más sostenibles a las zonas rurales".
En el año 2020 surgió la idea de poner en marcha el proyecto Go Agrovoltaica. Era un buen momento para las energías renovables y, sobre todo, para la solar fotovoltaica, que estaba experimentando un crecimiento exponencial, y más tras la COVID-19, donde Europa marca la senda de la recuperación en la economía verde y la sostenibilidad. “Para que este incremento en el número de instalaciones no provoque un desplazamiento de determinados aprovechamientos agrarios, entendimos que era necesario buscar un punto de encuentro entre ambos sectores y plantear nuevos modelos de negocio para que ambos puedan beneficiarse de la colaboración”, nos explica María Jesús Jiménez, Cluster Manager de Cylsolar, una de las seis entidades pertenecientes a los sectores agrario y energético que dieron forma a este proyecto.
¿Qué otras entidades participan en GoAgrovoltaica?
El grupo operativo GO Agrovoltaica está formado por seis entidades pertenecientes a los sectores agrario y energético y que están ubicados en tres comunidades autónomas: Castilla y León, Extremadura y la Comunidad Valenciana, territorios agrícolas por excelencia y que albergan multitud de proyectos solares fotovoltaicos.
Este proyecto cuenta, desde el lado energético, con: el Cluster de Energías Renovables y Soluciones Energéticas en Castilla y León (CYLSOLAR), entidad en la que yo desarrollo mi trabajo, y que es el representante de este grupo operativo, y con la Agencia Extremeña de la Energía (AGENEX).
Por otra parte, en la vertiente agraria, hay dos centros tecnológicos: el Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Extremadura (CICYTEX) y el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (ITACYL), así como una asociación agropecuaria como La Unió y una asociación empresarial, CEOE Ávila, que aglutina a otras entidades agrarias de importancia.
También tenemos que señalar que, aunque no son socios del proyecto, contamos como colaboradores con la Agencia Provincial de la Energía de Ávila (APEA) y la Fundación para la Investigación y Desarrollo en Transporte y Energía (CIDAUT).
¿Cuál es el principal objetivo del proyecto?
El principal objetivo que persigue el proyecto es tratar de demostrar la viabilidad de preservar, restaurar y mejorar el uso agrícola de los suelos en los “huertos solares” de forma que las instalaciones fotovoltaicas no desplacen a las explotaciones agroganaderas, mejorando al mismo tiempo la eficiencia energética de las mismas.
La doble convivencia entre fotovoltaica y agricultura que se persigue con este proyecto permite reducir el impacto ambiental de las placas solares. Dependiendo del tipo y uso de suelo ocupado, es posible compatibilizar la generación de esta energía renovable con usos agrícolas o ganaderos lo que, además de producir beneficios económicos y sociales adicionales, evita la degradación del suelo.
"La agrovoltaica representa una oportunidad para mejorar la calidad del suelo y favorecer la biodiversidad, de manera que los terrenos no se degraden".
La convivencia entre agricultura y grandes plantas fotovoltaicas no siempre es fácil. ¿Cuáles son las principales reticencias por parte de los agricultores?
La principal de ellas es el desconocimiento, no solamente por parte de los agricultores, sino también del sector energético. La agrovoltaica es un campo aún sin mucha experiencia dentro del territorio español. Hasta ahora ambos sectores habían ido cada uno por su camino: o el terreno era de uso puramente agrícola; o el terreno se utilizaba únicamente para albergar un huerto solar. Queremos que, a través de este proyecto, ambos sectores puedan encontrarse, conocer las ventajas y los beneficios que pueden darse mutuamente y que existan más proyectos agrovoltaicos.
¿Qué ventajas destacarían para hacerles entender las ventajas de compartir el terreno? ¿Qué beneficios puede aportar a las poblaciones rurales?
Los beneficios de la agrovoltaica son varios. El principal de ellos es que representa una oportunidad para mejorar la calidad del suelo y favorecer la biodiversidad, de manera que los terrenos no se degraden. Desde el lado de la agricultura, la convivencia de ambos puede hacer disminuir el uso de agua, protección de los cultivos ante ciertas inclemencias del tiempo y la generación de nuevos modelos de negocio agrario en la zona, al poder incorporar nuevas especies. Para la parte energética, el contar con un suelo agrario bajo las placas puede hacer que se produzca una mayor generación al reducir la temperatura de las mismas.
Las poblaciones rurales pueden verse mejoradas al minimizar la pérdida de suelo cultivable y generando rentas agrarias adicionales al rendimiento energético de las plantas fotovoltaicas, favoreciendo la actividad económica y el desarrollo de esas zonas, contribuyendo a asentar población.
¿Es necesario cambiar los tipos de cultivos para que puedan convivir con las plantas fotovoltaicas?
Es preciso encontrar el equilibrio. Hay que tener en cuenta las necesidades de luz y de agua de las plantas, de manera que en algunos casos será posible mantener los cultivos existentes mientras que, en otros, habrá que considerar la orografía del terreno y la disposición de las placas para poder adaptar los cultivos y obtener un mejor aprovechamiento, tanto agrario como de generación energética.
¿Este tipo de proyectos son aplicables en cualquier zona de España?
Sin lugar a dudas. Es un proyecto replicable en cualquier punto de la geografía española, atendiendo siempre a las especificidades de los terrenos y las condiciones climatológicas.
El proyecto tiene una duración de dos años. ¿Tienen en marcha ya algún proyecto piloto?
Actualmente tenemos en marcha pilotos en las tres comunidades autónomas para que, una vez finalizado el proyecto, nos den esa posible casuística.
En el caso de Castilla y León, contamos con tres pilotos, en los que se está ensayando con cinco tipos diferentes de praderas prolífitas permanentes, que son las de mayor potencial para aumentar la diversidad, y plantas aromáticas en las zonas libres con el objetivo de favorecer la biodiversidad y la fauna útil para los cultivos de la zona y desde el punto de vista apícola.
Por parte de Extremadura se cuenta con una instalación en la que se ha sembrado una mezcla de leguminosas pratenses que será aprovechada por ganado ovino. Simultáneamente en la comunidad Valenciana se cuenta con un piloto donde se han plantado aromáticas en las zonas de suelo libre. El objetivo en esta planta es el de determinar el rendimiento económico de este cultivo en condiciones de secano y regadío de manera que sean rentables en suelos fotovoltaicos.
Como resumen, se trabaja para obtener información sobre la mejor mezcla para establecer praderas permanentes en cuanto a comportamiento agronómico, la evolución del suelo y su biodiversidad asociada o la posible mejora del rendimiento energético en zonas plantadas en comparación con el resto.
Además, se está analizando la implementación de la ganadería como herramienta integradora.
¿Se puede hablar ya de los resultados que están obteniendo?
Aún es pronto para poder hablar de resultados específicos, pero estamos viendo que la convivencia en un mismo terreno de los dos modelos de negocio puede ser beneficioso para ambos.
El proyecto está siendo cofinanciado en un 80% por el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (FEADER) y en un 20% por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, dentro de las ayudas a la ejecución de proyectos innovadores de interés general (por parte de grupos operativos supraautonómicos, AEI-Agri) en el marco del Programa Nacional de Desarrollo Rural (PNDR). Montante total de la ayuda 410.154,70 €.
El Organismo responsable del contenido es el Grupo Operativo y todos los socios. La Dirección General de Desarrollo Rural, Innovación y Formación Agroalimentaria (DGDRIFA) es la autoridad de gestión encargada de la aplicación de la ayuda FEADER y nacional correspondiente.