La flexibilidad necesaria para el nuevo mercado energético
Javier Bescós, presidente de la Asociación de Comercializadores Independientes de Energía (ACIE)
09/04/2021La experiencia de 2020 provocada por el COVID ha sido una prueba de fuego y ha demostrado que las distribuidoras han podido atender una demanda más numerosa de cambios de potencia y tarifa, sin que el Sistema se resienta. Una de las medidas extraordinarias de estos meses ha sido la posibilidad de adaptar la potencia contratada de cada consumidor a sus nuevas necesidades temporales debidas al COVID. No hay motivos para no extender esta medida como reforma sectorial y hacerla permanente en el tiempo.
El cliente es dinámico, sus necesidades energéticas varían y necesitan adaptar su contratación para mantener la rentabilidad de sus negocios. La situación provocada por el COVID ha sido un caso extremo donde se ha permitido esta flexibilidad, pero hay muchos clientes que tienen necesidades energéticas similares todos los años. Las situaciones de crisis o los cierres parciales de negocios durante temporadas son muy habituales. También se producen épocas de bonanza y picos de trabajo donde las fábricas trabajan en tres turnos y necesitan contratar más potencia por la noche. En otras ocasiones el cliente se equivoca al optimizar su potencia contratada, no tiene los resultados esperados y es necesario revisarla sin penalización o impedimento alguno.
Lo cierto, es que los clientes no entienden que la potencia contratada represente un porcentaje fijo de su facturación independientemente de si han consumido durante ese periodo o no. Lo ideal sería que cada uno pagara por la potencia demandada cada mes dentro de los límites físicos de su acometida. Pagar por el uso real de la capacidad de la red en vez de por la posibilidad de uso de la red. Este cambio es complejo de efectuar de golpe, pero debemos de dar pasos para ir avanzando hacia un pago por potencia demandada. La reciente decisión de la CNMC de permitir dos cambios de potencia tras el cambio de peajes de junio de 2021, es positiva y va en la buena dirección.
En ACIE pedimos que la normativa se adapte a los nuevos avances y a las nuevas necesidades del mercado y que al menos pueda haber un cambio por trimestre de potencia contratada por cada cliente. El Sistema debe estar al servicio del consumidor como protagonista, cada vez más, del sector eléctrico.
La flexibilización de la potencia contratada ayudaría a los consumidores a evitar sobrecostes por potencia mal dimensionada en periodos de bajo consumo. Esto permitiría que empresas en crisis puedan hacer más pequeños sus negocios, que ciudadanos que estén pasando un bache en sus trabajos puedan apretarse el cinturón y pagar menos en su factura o que negocios con una necesidad extraordinaria de energía puedan crecer sin miedo a pagar un sobrecoste elevado en lo que queda del año.
Con las nuevas tarifas el cálculo del recargo por exceso de potencia cambia radicalmente para los consumidores en baja tensión con más de 50kW contratados. En vez de realizar el cálculo con la máxima potencia demandada del mes (maxímetro), se realiza con la medida de cada cuarto de hora del mes. Para que las comercializadoras podamos aconsejar y optimizar la potencia de nuestros clientes es necesario que tengamos acceso a su histórico de consumos cuartohorarios.
Es una de las razones por las que venimos demandando la creación de un Hub de datos tal y como marca la Directiva europea 944/2019. En estos momentos cada una de las más de 300 distribuidoras nos envía medidas de consumo horarias o cuartohorarias de la mayoría de nuestros clientes. Uno de los problemas para optimizar la potencia contratada de los clientes de alta tensión es que tenemos que esperar un año para tener su histórico de consumos cuartohorarios y poder optimizar su potencia. Además, estas medidas nos llegan hasta 7 días después de producirse, cuando gracias a los contadores inteligentes las distribuidoras cuentan con dichos datos en tiempo real. El que las distribuidoras conserven dichos datos durante días sin que el Sistema pueda aprovecharlos en tiempo real no es consistente con un sistema avanzado que persigue la mayor eficiencia energética.
El que dicho Hub de datos permita accesos ágiles casi en tiempo real a los comercializadores o a los proveedores de servicios energéticos, previa autorización de los clientes o potenciales clientes nos permitiría dar un mejor servicio a nuestros clientes. No solo para este caso de optimización de potencia, sino que también podríamos promocionar una mayor participación de la demanda en el mercado y los servicios de ajuste.
En plena explosión del Internet of Things, con los nuevos contadores de telegestión que permiten su reprogramación remota, no tiene sentido limitar el cambio de potencia a una vez al año.
ACIE ha trasladado al Ministerio y a la CNMC la necesidad de que en nuestro país el data Hub sea gestionado por una entidad independiente y neutral no asociada a las distribuidoras, y que compagine datos de consumo y datos de generación, para permitir a través de esa plataforma única un ágil acceso a los datos de nuevos negocios como el autoconsumo o la agregación de la demanda.
En nuestra opinión, para reducir los costes de integración y para que se lleve un control adecuado de la calidad de las medidas, la base de datos debería estar en el sistema SIMEL gestionado por Red Eléctrica
Las directivas europeas auguran muchos cambios y un mayor dinamismo del mercado. Desde la asociación queremos ayudar a que se hagan favoreciendo lo máximo posible a los consumidores como en este caso de la flexibilización de potencias.
Otro aspecto que vemos importante para avanzar en la madurez del mercado es que la Directiva de mercado interior indica que en 2021 las grandes empresas no deberían poder acogerse a una tarifa regulada. Es algo en lo que también estamos trabajando, entendemos que cuando se inició el proceso de liberalización hace 20 años hubiera que proteger al pequeño consumidor, pero no tiene sentido que, con cientos de comercializadoras en libre competencia, las empresas del IBEX puedan acogerse a una tarifa regulada por el gobierno y orientada a proteger a estos pequeños consumidores. Tampoco tiene sentido que los contratos en baja tensión de estas grandes empresas estén limitados a una duración de un año, lo que introduce inseguridad a la hora de contratar PPA, autoconsumos u otro tipo de negocios que exigen un mayor compromiso temporal.
"El cliente es dinámico, sus necesidades energéticas varían y necesitan adaptar su contratación para mantener la rentabilidad de sus negocios"