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CSR Combustible Sólido Recuperado

Redacción Energía de Hoy07/07/2016

Por Frederico Contente, Key Account Manager. Masias Recycling


Cada día se añaden casi 180.000 personas a la población urbana mundial. Los residuos sólidos urbanos generados por el hombre aumentarán un 70% hasta el año 2025, y el coste anual de su gestión se incrementará de los 205.000 millones de dólares actuales hasta los 375.000 millones de dólares. En concreto, el Banco Mundial estima que el residuo urbano ascenderá en 2025 a 2,2 billones de toneladas al año, con tendencia creciente. Así pues, nuestras rutinas de consumo y "rechazo" son irreversibles y su crecimiento inexorablemente exponencial. Para algunos, este escenario equivale a un fracaso... y, en cierta medida, no están faltos de razón. Pero lo cierto es que en el reverso de ese mismo fracaso, aguarda latente una enorme oportunidad.

Todos sabemos ya que reciclar es cada vez más un factor económico: una variable que determina el crecimiento y desarrollo óptimo de la sociedad. Y también es posible que ya nadie se niegue ante la evidencia: los desechos son un recurso y enterrarlos en vertederos es devaluar económica y medioambientalmente una comunidad, empresa, región o país. Es urgente que adoptemos, y que lo hagamos "por defecto", un nuevo marco en el que la gestión del residuo sea capaz de convertir un problema de espacio y contaminación en una fuente de materia prima, energía e ingresos.

Pensemos en el consumo de energía y recursos fósiles de muchas de nuestras industrias. ¿Existe algún tipo de recurso que se genere en enormes cantidades a lo largo y ancho del mundo? Sí, es un material reutilizable y lo llamamos residuo sólido urbano. Es el momento de ir más allá del reciclaje, de la deposición, de la incineración. Es el momento de valorizarlo y de hacer del residuo un verdadero recurso de valor.

Así pues, ¿qué podemos valorizar y dónde encontrarlo? Fácil. Actualmente, más del 50% del residuo sólido urbano (RSU) termina enterrado en vertederos. Este nivel es mucho más alto en países en desarrollo o con economías emergentes, donde puede elevarse hasta el 90%. Hoy por hoy, en el mejor de los casos la fracción orgánica que depositamos en vertedero se bioestabiliza para reducir su contaminación pero, finalmente, se entierra sin darle ningún otro uso alternativo, sin volverlo a introducir en el ciclo económico. Hace apenas un par de días un fantástico artículo del periodista Antonio Cerrillo en La Vanguardia incidía en esta enorme contradicción bajo el titular: Poco reciclaje, demasiados vertederos. El texto ahondaba en esta premisa: "la mayor parte de los residuos municipales domésticos generados en España aún va a vertederos: el 55% según Eurostat, y más del 60% según otros expertos. El dato pone en evidencia el largo camino que aún queda por recorrer para incentivar el reciclado de materiales".

Una gran volumen de recursos siguen enterrados y una gran cantidad de industria necesita generar grandes niveles de energía. En España seguimos a la cola en prácticamente todos los sentidos. Por ejemplo, el mismo artículo destacaba que, en ocasiones, algunas incineradoras no cumplen los mínimos de eficiencia energética para ser consideradas una verdadera planta de valoración energética (destinada a producir electricidad), puesto que su bajo factor de rendimiento energético hace que sea equiparada por la UE a una planta de eliminación de residuos. No todas las incineradoras están en este saco, por supuesto, pero lo que destaca Cerrillo no deja de ser preocupante. En conclusión, seguimos generando residuo y no somos capaces de extraer nada bueno de él. Al contrario, lo acumulamos, lo "mal-tratamos", o lo quemamos sin obtener un mayor rédito...

Tras más de una década de experiencia en el sector, puedo afirmar que una pregunta ha ejercido de motor en mi trayectoria: ¿podemos aportar soluciones para hacer frente a esta situación sin necesidad de seguir consumiendo recursos fósiles? ¿Realmente todo el material que se entierra en los vertederos no tiene valor? Estoy convencido de que sí lo tiene y por eso creo profundamente en el biosecado.

A través del biosecado, los residuos sólidos urbanos (RSU) pueden ser convertidos en materia seca con un alto poder calorífico, preparados para actuar como combustible sólido recuperado (CSR). Pero para esto hay que saber entender que la fracción orgánica sigue siendo, a pesar de todo, un 50% de todo el residuo sólido urbano generado. Es ahí donde, como Key Account Manager de Masias Recycling y junto con el equipo de I+D, hemos centrado nuestros esfuerzos en desarrollar una tecnología capaz de transformar toneladas de residuos en CSR con un alto poder calorífico: Masias Covertech.

Más allá de su nombre técnico o comercial, lo más relevante es que el objetivo que perseguimos se enmarca bajo los parámetros de la Economía Circular impulsada desde la UE y que busca desarrollar sistemas de negocio de ciclo cerrado que permitan un crecimiento económico que no esté asociado a un consumo de recursos fósiles. ¿Sabéis que el sector residuos es responsable del 5% a las emisiones totales de GEI (Gas Efecto Invernadero), siendo una de sus principales fuentes los procesos de descomposición de la materia orgánica de los vertederos?

Volvemos de nuevo a cerrar este caprichoso ciclo: mientras una gran cantidad de recursos válidos siguen enterrados, un gran número de industrias necesitan fuentes de energía. El planeta, a su vez, necesita que éstas lo hagan sin tener que consumir más recursos fósiles, constatando que el potencial de reducción de GEI en este sector es enorme. El objetivo no es otro que eliminar la deposición a vertedero para obtener un residuo capaz de actuar como combustible mientras aportamos nuestra tecnología para reducir al máximo las emisiones de GEI.

Para dar respuesta a esta doble necesidad, hemos centrado nuestros esfuerzos en el desarrollo de una tecnología capaz de transformar toneladas de residuos en CSR (Combustible Sólido Recuperado) con un alto poder calorífico, centrándonos en la fracción húmeda del residuo puesto que ésta sigue siendo, a pesar de todo, un 50% de todo el residuo sólido urbano generado.

Podemos poner remedio a este talón de Aquiles y no precisamente con una "tirita": sino siendo capaces de convertir RSU con un índice de humedad de entre el 40% y el 70% en combustible alternativo con humedad inferior al 20%. De esta manera se alcanza un elevado poder calorífico capaz de sustituir combustibles fósiles y ser utilizado como combustible alternativo.

Generar combustible a partir de RSU es una alternativa rentable a las fuentes de energías fósiles no renovables y el biosecado es una tecnología sostenible relativamente nueva, con apenas un par de años de historia, pero su potencial y recorrido, ilimitado. Os invito a que la conozcáis de nuestra mano.

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