Entrevista a Javier Díaz, presidente de Avebiom

Del 26 al 29 de septiembre, Feria de Valladolid acoge la undécima edición de Expobiomasa, la gran cita en España del sector de la biomasa. Aprovechamos los preparativos de este encuentro, que volverá a gozar de un gran éxito de convocatoria, para entrevistar a Javier Díaz, presidente de la Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa (Avebiom), organizadora de la feria, para conocer los principales atractivos de esta edición y, de paso, profundizar en la situación que atraviesa el sector de la biomasa en nuestro país.

Tenemos dos situaciones bien distintas: la de la biomasa térmica y la de la generación de energía eléctrica.

La actividad de la biomasa térmica avanza paso a paso cumpliendo el objetivo que nos planteamos a finales de 2013, que es la instalación de 1.000 MWt /año. Lograr este reto, con todas las dificultades que se presentan (como son los inviernos cortos y poco fríos y los bajos precios del petróleo), creo que es para estar satisfechos.

En cuanto a la generación de energía eléctrica, la situación es mala o muy mala. La imposibilidad de poner en marcha nuevos proyectos, debido a que la remuneración es muy ajustada, unido a la limitación de funcionamiento (6.500 horas/año), explica que los proyectos que están en marcha vayan saliendo adelante con dificultades. Y por esas mismas razones, los posibles nuevos proyectos, los que fueron adjudicados en la subasta de 2016, de momento tampoco ven la luz.

Sin duda, hay un antes y un después de la constitución de Avebiom. El sector se estructuró y, a diferencia de lo que pasaba antes (que había unos cuantos actores, cada uno por su cuenta), se empezó a tener conciencia de sector y a trabajar juntos en todos los ámbitos, lo que hizo que empezáramos a crecer, despacio al principio y más vigorosamente después.

Mantenemos el objetivo de crecer 1.000 MWt/año en biomasa térmica. En cuanto a la biomasa eléctrica, en estos momentos no me atrevo a hacer previsiones, pero seguro que en algún momento podemos recuperar el tiempo perdido y poner en marcha una cantidad de MWe suficiente para poner en valor las grandes cantidades de biomasa que se producen cada año en nuestro país.

No cabe ninguna duda de que la valorización energética de la biomasa es una actividad que genera empleo, mucho empleo. Pero, además, hay una razón muy poderosa para apoyar el desarrollo de esta actividad: y es que tanto el empleo como la actividad económica que genera, se crea en las zonas rurales, contribuyendo directamente a su desarrollo y, por lo tanto, a la fijación de la población.

Si a estas ventajas le unimos, por otra parte, la rebaja en la salida de divisas para comprar combustibles fósiles como gas y petróleo, seguro que la economía del país sale beneficiada y, en consecuencia, la de los ciudadanos, que de paso verán rebajada su factura energética.

Hay una barrera contra la que llevamos luchando algún tiempo. Se trata de la falta de información a los ciudadanos sobre las posibilidades que ofrece la biomasa para cubrir las necesidades térmicas de los hogares y de las industrias, sobre todo de las grandes consumidoras de energía térmica en las ciudades.

La tecnología no es una barrera, ya que estamos a la altura, o incluso por encima, de cualquier tecnología que utilice el sector de los combustibles fósiles.

En cuanto a las barreras administrativas, yo diría que necesitamos una ‘discriminación positiva’ para facilitar la penetración de las tecnologías relacionadas con la biomasa. Las de los combustibles fósiles llevan muchos años recibiendo apoyo y aún hoy son la primera opción de las administraciones en muchos lugares.

Pese al gran potencial que tiene España en bioenergía, no ocupa un puesto destacado entre los países europeos. Los países nórdicos, Alemania y Austria están en los puestos de cabeza. Por ejemplo, según los últimos datos Eurostat, la producción primaria de energía con biomasa en España fue de 7.036 Ktoe, lejos de los 25.492 Ktoe de Alemania o de los 13.249 Ktoe de Francia.

Y si comparamos los consumos finales brutos de energía, España consume 5.292 Ktoe de bioenergía, que suponen el 6,68% respecto a la energía total final, mientras que este porcentaje es mucho más alto en otros países, como Finlandia (33,56%), Letonia (33,61%) o Suecia (31,94%).

Contamos con los datos del programa Canal Clima de Avebiom, que se puso en marcha en 2013 para que nuestros asociados pudieran acudir de forma agrupada a la Convocatoria de Proyectos Clima del Mapama. Las instalaciones de nuestros asociados adheridas a Canal Clima de Avebiom tienen un potencial de reducción de emisiones de CO₂ equivalente al 12% del objetivo global a España, en el sector de las emisiones difusas, para el periodo 2013-2020.

En los cuatro años de funcionamiento de Canal Clima, las instalaciones inscritas han desplazado 2.702.061 MWh de combustibles fósiles y se han evitado 232.377 toneladas equivalentes de petróleo. El combustible fósil más desplazado ha sido el gas natural. También contamos con datos del Observatorio de Biomasa, que se presentó el año pasado en Madrid, sobre la evolución del número de instalaciones en España y, por tanto, el efecto que ello tiene en el medio ambiente. En 2016, el uso de la biomasa evitó la emisión de 3,68 millones de toneladas de dióxido de carbono, una cifra equivalente a lo que contaminan 2,45 millones de vehículos durante un año.

No cabe duda de que la biomasa genera un menor gasto para las familias o las industrias, aunque la cuantía del mismo dependerá de distintas variables; entre ellas, por ejemplo, la superficie a calefactar, el tipo de emisores, el aislamiento de la casa, el grado de confort establecido, etcétera.

En el caso de una familia que resida en una zona con un clima suave, cuyo único sistema de calefacción sea una estufa de biomasa, puede ahorrarse entre 125 y 150 euros anuales solamente en el pago de la cuota fija mensual o bimensual que exige el servicio de otros combustibles. Un ahorro que puede elevarse a 200 ó 250 euros anuales, si esa misma familia reside en un territorio que exige una mayor demanda térmica y utilice la estufa de biomasa como sistema de calefacción complementario.

Si el sistema de calefacción está alimentado por una caldera, el ahorro dependerá del tipo de combustible que se sustituya por la biomasa, pero podría suponer entre un 15% y un 35%. Y si se trata de una calefacción comunitaria, el ahorro dependerá del número de vecinos, aunque se estima que podría oscilar entre los 200 y 300 euros anuales por vivienda.

Lo que es evidente, además, es que la biomasa aporta una gran estabilidad del precio del combustible, cosa que se valora muy positivamente también por parte de las empresas que utilizan biomasa en sus instalaciones y para sus procesos productivos. En el caso de las empresas, el ahorro depende igualmente de numerosas variables y, por ello, puede oscilar entre el 5% y el 50% anual.

El desconocimiento es muy alto, como le he comentado anteriormente. Ese es nuestro gran reto en estos momentos. Por eso consideramos que era necesario salir a la calle y explicar al ciudadano las ventajas que tiene el uso de la biomasa. De esa necesidad surgió el proyecto ‘Biomasa en tu casa’, una exposición itinerante que ya ha visitado 23 ciudades de España. Nos permite mostrar al ciudadano, en la calle, las instalaciones que hay en el mercado, los avances tecnológicos, la confortabilidad que ofrecen, los distintos combustibles... La mayor parte de las personas que han pasado por la exposición, más de 330.000 hasta ahora, no pensaban que la biomasa pudiera ser una solución para su hogar o, en otros casos, creían que se trataba de un sistema anticuado. Y se sorprenden cuando han conocido la realidad que ofrece el sector, porque el avance tecnológico es impresionante.

En términos generales, la mayor demanda es la de los hogares. Pero si se refiere a otro tipo de usos de carácter colectivo, su mayor o menor implantación depende sobre todo de los incentivos que ponen a disposición de los usuarios las administraciones públicas y, en particular, las comunidades autónomas. En Andalucía, a la que ya me he referido antes, se ha hecho una labor extraordinaria en incorporar la biomasa en piscinas climatizadas públicas y colegios. En otras, como Cataluña y Castilla y León, destacan las redes de calor y las residencias de mayores; y en Galicia, los hospitales.

En cuanto al uso de biomasa en el ámbito empresarial, podemos encontrar casos en prácticamente todos los sectores productivos, aunque muy especialmente en la industria agroalimentaria.

Expobiomasa 2017 superará los 34.000 m² de superficie expositiva, 8.000 más que la edición de 2015.

Es difícil concretar, pero si hay algo de lo que nos sentimos orgullosos es de la consolidación de nuestra feria Expobiomasa. Después de diez ediciones (esta es la número once), hemos conseguido situarla entre las cinco ferias de biomasa más importantes del mundo. Y eso ha sido posible gracias al dinamismo y a la voluntad de crecimiento de un sector que, aglutinado en torno a Avebiom, ha entendido que la feria es el mejor punto de encuentro para todos los interesados en el mismo.

Contamos con 180 asociados, la mayoría de los cuales son pymes, aunque también se han unido a nosotros algunos centros de investigación y entes de la energía. Son, en definitiva, los principales actores del sector en toda la cadena de valor.

Sí quiero destacar que nuestros asociados emplean, en conjunto, a 11.355 personas y su facturación asciende a unos 2.200 millones de euros, casi el 60% del negocio que representa el sector en España.

La verdad es que, como le he comentado, la feria se ha consolidado como la cita de referencia del sector. Y este año, con un aumento del 30% en la superficie expositiva, las novedades y la oferta serán muy amplias para los profesionales que nos visiten.

Y creo que el hecho de que ahora sea de carácter bienal, lo que ha conseguido es reflejar el mayor grado de maduración que ha adquirido el sector. Ejemplo de ello es, entre otros, que no entran en el mercado tantas marcas nuevas cada año como antes, a diferencia de lo que sucedía en ediciones anteriores.

Creo que van a sorprender mucho los últimos diseños de equipos domésticos. Aunque no debo adelantar nada, sí puedo decir que todos ofrecen ya un alto grado de digitalización y que permiten un mayor control por parte del usuario.

Respecto a los equipos de combustión, las principales novedades giran en torno a la adaptación a las nuevas directivas europeas y al control de partículas. Ahora bien, también puedo añadir que todos los modelos han mejorado en términos de eficiencia energética; y muchos de ellos ya generan la electricidad necesaria para su propio uso.

Nuestro primer reto, según los objetivos que nos marcamos en Avebiom hace un año, era alcanzar la cifra de los 600 expositores (empresas y marcas), que proceden de 30 países. Ahora confiamos en hacer realidad nuestro segundo gran reto: la asistencia de 18.000 visitantes, sobre todo profesionales, que acuden estos días a la feria por la amplia oferta de productos y las novedades que se presentan, tan necesarias para mejorar los negocios y proyectos de los profesionales.

Son, en definitiva, las que dan respuesta a las principales demandas de los usuarios. El consumidor actual pide, cada vez más, servicios y productos personalizados, económicos y sostenibles, porque es consciente del valor de la energía y quiere participar en su gestión en tiempo real. Por lo tanto, la digitalización de las empresas del sector de la biomasa representa tanto un reto como una oportunidad. Y aquéllas que afronten cuanto antes su proceso de transformación digital y ofrezcan productos y servicios inteligentes, conseguirán una gran ventaja competitiva.

En este sentido, permítame que recuerde que el día 27 se celebra, en el marco de la feria, el 11º del Congreso Internacional de Bioenergía, en el que se presentarán (por primera vez en España) las herramientas y soluciones tecnológicas disponibles para implantar la industria 4.0 en los diferentes eslabones de la cadena de valor de la producción de energía con biomasa, el desarrollo de redes de calor de cuarta generación, el uso de medidores inteligentes y su integración en la gestión energética… Creo que es una ocasión estupenda para conocer con más detalle cuáles son las tendencias del sector a medio y largo plazo.

Expobiomasa está adquiriendo, progresivamente, un alto prestigio fuera de España. Ya en la edición anterior, uno de cada diez profesionales que nos visitaron era de otro país, sobre todo de origen portugués o latinoamericano.

En esta edición, según las preinscripciones de profesionales que estamos recibiendo, esperamos un aumento importante de la presencia internacional. Desde luego, creo yo, muy por encima del incremento del 15% que se registró en la edición anterior.

Y en cuento a las iniciativas de fomento de la presencia internacional, creo que las rondas de negocios con empresarios de México y las jornadas sobre las oportunidades de negocio en países africanos, son algunas de las acciones que más están contribuyendo a que nos visiten profesionales de otros países.

Además del Congreso Internacional de Bioenergía, al que ya me he referido, creo que merece la pena destacar la presentación de novedades, visitas, jornadas y talleres sobre la fabricación de pellet, sobre el uso de biocombustibles mediterráneos, sobre la actualidad de las empresas de servicios energéticos, de las redes de calor de ámbito municipal, de las expectativas del sector del biogás, de las oportunidades de compra de biomasa… Y otras que se puede encontrar en el programa y en la web www.expobiomasa.com.

Creo que las personas que tengan la oportunidad de leer estas líneas deberían preguntarse si quieren poner a prueba su capacidad de sorpresa. Porque, si visitan Expobiomasa 2017, estoy seguro de que se sorprenderán.

Y en cuanto a la evolución del sector, esperamos un crecimiento sostenido durante los próximos años, que puede ser mayor si se abre paso a los operadores para invertir en generación eléctrica. Y digo esto porque la utilización de biomasa térmica aumenta de manera progresiva, siguiendo la tendencia de los países de nuestro entorno. En Europa se han preocupado mucho por potenciar las redes de calefacción distribuida y las calefacciones colectivas con biomasa, lo que ha permitido que, cambiando una sola instalación a biomasa, decenas, cientos o miles de vecinos pasen a consumir una energía renovable con todas las garantías, en vez de usar combustibles fósiles.

En España, sin embargo, aunque por el momento avanzan más lentamente este tipo de instalaciones, aumentan considerablemente las ventas de estufas de pellet. El año pasado, por ejemplo, con el petróleo a precios mínimos, con un invierno suave y con un alto grado de inestabilidad socioeconómica, la instalación de estufas de pellets registró cifras de récord.