Cinco bóvedas parabólicas coronan la nueva bodega Protos
10 de febrero de 2009
Las bodegas se encuentran al pie de una colina coronada por un castillo medieval. Bodegas Protos dispone de un área excavada en la ladera de este promontorio con más de 2 kilómetros de túneles y galerías destinadas a la crianza del vino. La nueva bodega cuenta con un programa de I+D+i singular, con un método de seguimiento analítico que controla la calidad de la uva en todo momento.
1 millón de kilos de uva
Las nuevas instalaciones incorporan 20.000 metros cuadrados más de superficie, concebidas para procesar un millón de kilos de uva.
Unidas mediante un túnel a la bodega actual, estas nuevas instalaciones tendrán en su planta inferior una bodega subterránea, a trece metros de profundidad, con una temperatura constante de 14 a 16 °C para el almacenamiento de barricas y botellas tanto en proceso de crianza como con el producto terminado. La planta de elaboración, situada encima de la bodega y parcialmente enterrada, alojará los depósitos de fermentación y almacenaje, así como la planta de embotellado, las máquinas de empaquetado y varias áreas técnicas y zonas de acceso para vehículos. Tanto la planta de elaboración como la planta de bodega albergan espacios administrativos y sociales: oficinas, salas de cata, áreas para funciones sociales y un pequeño auditorio para presentaciones y otros eventos para una capacidad de unas 400 personas. Estos espacios se disponen junto a un jardín semienterrado que proporciona luz natural y vistas al castillo. El nivel de entrada principal estará destinado tanto a los empleados como a los visitantes y contará con una rampa para los tractores que transportan la uva, así como con espacios para los visitantes que deseen ver cómo se lleva a cabo la elaboración en la planta inferior.
Cinco bóvedas sobre arcos de madera
Desde el punto de vista compositivo, el edificio reposa sobre un basamento triangular. Los soportes interiores vigas y pilares, forman un enrejado de espacios cuadrados de 9 metros, permitiendo flexibilidad de uso gracias a la profundidad estructural resultante. Tras su montaje, se instalaron los arcos de madera laminada que conforman la estructura que más llama la atención de las nuevas bodegas: las cinco bóvedas parabólicas interconectadas, soportadas por grandes arcos de madera laminada, y que se revisten con piezas de terracota de gran formato para crear una estructura ligera y articulada. Las cinco bóvedas, de 18 metros de anchura cada una, están conectadas entre sí mediante piezas de acero a la estructura base de hormigón. Sobre estas piezas de madera que se colocan sobre apoyos en forma de ‘V’ en acero, reposan las vigas de madera y tensores que separan los arcos de las bóvedas parabólicas. La cubierta está compuesta de vigas secundarias y terciarias y un acabado de paneles multicapa y material aislante. Las fachadas y las divisiones interiores, formadas mediante el empleo de vidrio y acero, sirven de refuerzo a la estructura y facilitan la conexión visual y el flujo de aire entre las diferentes instalaciones.
La forma modular del cerramiento fragmenta la volumetría y escala y da lugar a una estructura integrada y respetuosa con las construcciones circundantes y el paisaje.
Aprovechar los recursos naturales
El proyecto de Rogers es también ejemplo de aprovechamiento de los recursos naturales de la obra y del entorno para conseguir condiciones óptimas para la crianza de los vinos de la manera más natural posible. De esta manera, las condiciones ambientales para conservar el vino se consiguen mediante el aprovechamiento efectivo de la inercia térmica del subsuelo. La fachada sur está protegida por aleros que evitan la radiación solar directa. Las aguas subterráneas contribuyen al intercambio calorífico y un sistema de ventilación mixto permite usar el aire exterior como fuente de refrigeración sin consumo energético en las noches de verano y durante todo el día en primavera y otoño.