Los edificios certificados Passivhaus acreditan máxima calidad y rentabilidad
La Plataforma de Edificación Passivhaus (PEP) recomienda certificar aquellos edificios que cumplen con los requisitos marcados por el estándar Passivhaus, ya que “es la única forma de asegurar que, efectivamente, se trata de un edificio Passivhaus y que proporciona a sus usuarios un ambiente interior con alto confort y consumo mínimo de energía·.
Según explica PEP, se tiende a hablar de sobrecostes en la construcción Passivhaus, pero debe entenderse como una inversión ya que se recupera el dinero invertido con el ahorro energético obtenido. Esta inversión es de entre el 3-8% en función del tipo de proyecto a realizar. En este sentido hay que saber que, inicialmente, se invierte más presupuesto en la parte pasiva del edificio (aislamientos, carpinterías etc..) pero esto provoca que la inversión sobre equipos e instalaciones de climatización (así como sus costes de mantenimiento) sean mucho menores debido a que se puede llegar a prescindir, por ejemplo, de un sistema de calefacción convencional.
En cuanto a la certificación, según datos recogidos por la Plataforma, el coste se sitúa entre el 0,5 y el 1 por ciento sobre el presupuesto de ejecución material del edificio (PEM). Estos costes no se refieren únicamente a la certificación en sí, sino a todo el proceso de consultoría que el certificador homologado hace sobre el proyecto y proceso constructivo del edificio. En el caso de otras certificaciones, al coste de certificación tabulado hay que sumarle el de la consultoría por parte del asesor o certificador homologado, resultando un mayor coste final que el calculado para Passivhaus.
Según explica Adelina Uriarte, presidenta de la Plataforma de Edificación Passivhaus, “el proceso de certificación de un edificio Passivhaus supone un altísimo control de calidad que asegura la correcta planificación y ejecución del proyecto. Además, a obra entregada, para el promotor y el constructor supone menos costes ya que son edificios sin patologías lo que evita reclamaciones y posibles indemnizaciones al mismo tiempo que tiene un valor a futuro porque garantiza un Edificio de Consumo Casi Nulo, cosa que aquellos sin certificación no pueden garantizar”. “La certificación por parte de un certificador autorizado y externo a la dirección de obra es un mecanismo de garantía de calidad que asegura que tales requisitos se cumplen y solo así estará plenamente respaldada y recomendada por el Instituto Passivhaus y por PEP. En este sentido cabe destacar que, durante el último año, más de 30 proyectos, 13 componentes y 700 personas han obtenido la certificación Passivhaus. Un hecho que sin duda contribuye a que el estándar continúe extendiéndose en nuestro país”.
Como explica PEP, “un edificio que cumpla con el estándar Passivhaus es un producto definido claramente, distintivo y consolidado, que aporta numerosos beneficios para el consumidor y para el medio ambiente incluyendo, entre otros, garantizar el consumo casi nulo de energía para climatización, evitar defectos o patologías en los edificios que propician la formación de mohos, alcanzar excelentes niveles de confort térmico y una altísima calidad del aire interior, o asegurar la disminución de la huella de carbono y otros daños ambientales derivados del derroche de energía”.
Los cinco principios básicos Passivhaus
Una edificación pasiva es un tipo de construcción enfocada a la máxima reducción de la energía necesaria para su climatización, logrando mantener en su interior una temperatura constante y confortable, y unas condiciones idóneas de confort acústico y de calidad del aire mediante la optimización de los recursos existentes.
La idea base es aprovechar al máximo el sol y la orientación del inmueble para captar la mayor energía posible. A partir de ahí, basta aplicar de forma exhaustiva y coordinada cinco principios básicos en la construcción del edificio:
- Utilizar alto espesor de aislamiento térmico
- Cuidar su diseño y ejecución eliminando los puentes térmicos, dando continuidad al aislamiento en toda la envolvente del edificio.
- Incluir puertas y ventanas de altas prestaciones térmicas (triple acristalamiento, bajas transmitancias y correcta instalación).
- Garantizar la hermeticidad al aire exterior
- Recurrir a una ventilación mecánica con recuperación de calor de alto rendimiento, que permite ventilar recuperando entre el 80 y el 90% de la energía que está dentro del propio inmueble.