Estudiantes de arquitectura de la Universidad Europea ganan Archiprix International 2015
Redacción Ciberperfil14/05/2015
Dos estudiantes del Grado en Arquitectura de la Universidad Europea han resultado ganadores del reconocido concurso internacional Archiprix. Su Proyecto Fin de Grado Red Meat propone una construcción, entre la frontera de Corea del Norte con China, en la ciudad de Sinuiju, que recoge los testimonios de las víctimas de los campos de trabajo y reeducación del régimen norcoreano.
Archiprix es uno de los concursos de Proyectos Fin de Grado más prestigiosos del mundo. Se convoca cada dos años y en él participan los mejores trabajos de arquitectura, diseño urbano y arquitectura del paisaje procedentes de universidades de todo el mundo. En esta edición, se ha registrado una cifra récord de 351 proyectos presentados de 87 países.
El jurado ha estado compuesto por reconocidos arquitectos mundiales, quienes han valorado especialmente el lenguaje individual y propio de los proyectos: los españoles Eduardo Arroyo (estudio NO.MAD) y Luis Fernández-Galiano (editor de Arquitectura Viva); el hindú Anupama Kundoo; Zhenyu Li, (Decano de la Tongji University de Shanghai, China); y la francesa Catherine Mosbach (cofundadora de la revista Pages Paysages y propietaria del estudio Mosbach Paysagistes de París). Todos ellos nominaron 21 proyectos de los que han seleccionado como ganadores siete trabajos. El jurado destacó la conciencia política y social de los mismos así como su preocupación por cuestiones ambientales y el desarrollo tecnológico propuesto.
Red Meat, de los estudiantes del Grado en Arquitectura de la Universidad Europea José María Martín Padrón y Ana Caracuel Urbano, es un monumento “al fracaso de un sistema de pensamiento que excluye a los cuerpos arrinconándolos a la fragilidad extenuante de su condición”, señalan sus autores. Y es que, en su opinión, “la arquitectura no es un recurso exclusivo de los ganadores, sino también de los vencidos”. Este centro de reeducación y propaganda política no trata de emular las infraestructuras que actualmente hacen posible el sistema de castigo, sino de generar una arquitectura que sea capaz de proyectar una imagen del sistema distinta de la que intentan sus instituciones.
El edificio se construye a partir de las historias de las personas que han sido víctimas de la red de campos de trabajo y reeducación dispersa por el territorio norcoreano; de los testimonios que han servido de base son un pequeño grupo de afortunados prisioneros que consiguieron escapar de los campos y cruzar la frontera. El emplazamiento del proyecto se encuentra sobre un Parque de Atracciones nunca utilizado, entre la frontera de Corea del Norte con China, en la ciudad de Sinuiju, donde se realizan grandes partidas de exportación de trabajadores a otros países.
Archiprix es uno de los concursos de Proyectos Fin de Grado más prestigiosos del mundo. Se convoca cada dos años y en él participan los mejores trabajos de arquitectura, diseño urbano y arquitectura del paisaje procedentes de universidades de todo el mundo. En esta edición, se ha registrado una cifra récord de 351 proyectos presentados de 87 países.
El jurado ha estado compuesto por reconocidos arquitectos mundiales, quienes han valorado especialmente el lenguaje individual y propio de los proyectos: los españoles Eduardo Arroyo (estudio NO.MAD) y Luis Fernández-Galiano (editor de Arquitectura Viva); el hindú Anupama Kundoo; Zhenyu Li, (Decano de la Tongji University de Shanghai, China); y la francesa Catherine Mosbach (cofundadora de la revista Pages Paysages y propietaria del estudio Mosbach Paysagistes de París). Todos ellos nominaron 21 proyectos de los que han seleccionado como ganadores siete trabajos. El jurado destacó la conciencia política y social de los mismos así como su preocupación por cuestiones ambientales y el desarrollo tecnológico propuesto.
Red Meat, de los estudiantes del Grado en Arquitectura de la Universidad Europea José María Martín Padrón y Ana Caracuel Urbano, es un monumento “al fracaso de un sistema de pensamiento que excluye a los cuerpos arrinconándolos a la fragilidad extenuante de su condición”, señalan sus autores. Y es que, en su opinión, “la arquitectura no es un recurso exclusivo de los ganadores, sino también de los vencidos”. Este centro de reeducación y propaganda política no trata de emular las infraestructuras que actualmente hacen posible el sistema de castigo, sino de generar una arquitectura que sea capaz de proyectar una imagen del sistema distinta de la que intentan sus instituciones.
El edificio se construye a partir de las historias de las personas que han sido víctimas de la red de campos de trabajo y reeducación dispersa por el territorio norcoreano; de los testimonios que han servido de base son un pequeño grupo de afortunados prisioneros que consiguieron escapar de los campos y cruzar la frontera. El emplazamiento del proyecto se encuentra sobre un Parque de Atracciones nunca utilizado, entre la frontera de Corea del Norte con China, en la ciudad de Sinuiju, donde se realizan grandes partidas de exportación de trabajadores a otros países.