Espacios sin humo en plena calle
Redacción Ciberperfil24/01/2012
El espacio público, como su nombre indica, es un bien preciado que debemos compartir todos. En Barcelona existen aproximadamente 3.000 terrazas de bares y restaurantes, pero este último año, con la prohibición de fumar en los interiores, han proliferado las terrazas cubiertas, no sólo en cantidad sino en tipología y dimensiones.
La terraza es consustancial a la cultura mediterránea, aprovechando su benigna climatología. La normativa municipal barcelonesa determina la posible ocupación de la acera, pero la demanda y una cierta picaresca está desbordando las cosas. En algunos casos, la terraza se convierte en obstrucción y a veces en auténtica construcción, con cerramientos laterales y cubierta fija, que en realidad no están aceptados por las normativas actuales.
Los restauradores se quejan de las restricciones y de la diversidad de criterio según los distritos de la ciudad de Barcelona. Existen zonas históricas donde ciertos materiales o colores desentonarían, mientras que en otros podrían incluso llegar a ser una alegría urbana.
Los bares y restaurantes han cubierto las terrazas para salvar la clientela y cientos de estos espacios han instalado parapetos no del todo ortodoxos en espera de una nueva normativa.
Este invierno no es necesario pasar frío para poder fumar mientras se toma un café o se come un bocadillo en un bar de Barcelona. Cada vez han sido más los empresarios de bares y restaurantes que han blindado sus terrazas con cubrimientos de plástico para que los clientes adictos a las terrazas sigan acudiendo a las mismas en los días más fríos.
Las versiones de las estructuras que se han instalado son para todos los gustos y han aflorado principalmente en las zonas más céntricas o concurridas de la ciudad. Hay estructuras de plástico rígido transparente, a modo de biombo, y las hay de plástico blando como tiendas de campaña que en algunos casos cubren la terraza por los cuatro costados, incluso en el frontal. Así se consigue se mantenga el calor de las estufas. Esta coyuntura está llevando al sector a levantar la voz y solicitar una uniformidad legal para la ciudad de Barcelona.
La ciudad de Barcelona tenía registradas el otoño pasado unas 3800 terrazas, sólo 300 menos que en verano y 800 más que a principios de 2011, cuando la ley antitabaco disparó la demanda de las terrazas.
Fuente: El Periódico de Catalunya
La terraza es consustancial a la cultura mediterránea, aprovechando su benigna climatología. La normativa municipal barcelonesa determina la posible ocupación de la acera, pero la demanda y una cierta picaresca está desbordando las cosas. En algunos casos, la terraza se convierte en obstrucción y a veces en auténtica construcción, con cerramientos laterales y cubierta fija, que en realidad no están aceptados por las normativas actuales.
Los restauradores se quejan de las restricciones y de la diversidad de criterio según los distritos de la ciudad de Barcelona. Existen zonas históricas donde ciertos materiales o colores desentonarían, mientras que en otros podrían incluso llegar a ser una alegría urbana.
Los bares y restaurantes han cubierto las terrazas para salvar la clientela y cientos de estos espacios han instalado parapetos no del todo ortodoxos en espera de una nueva normativa.
Este invierno no es necesario pasar frío para poder fumar mientras se toma un café o se come un bocadillo en un bar de Barcelona. Cada vez han sido más los empresarios de bares y restaurantes que han blindado sus terrazas con cubrimientos de plástico para que los clientes adictos a las terrazas sigan acudiendo a las mismas en los días más fríos.
Las versiones de las estructuras que se han instalado son para todos los gustos y han aflorado principalmente en las zonas más céntricas o concurridas de la ciudad. Hay estructuras de plástico rígido transparente, a modo de biombo, y las hay de plástico blando como tiendas de campaña que en algunos casos cubren la terraza por los cuatro costados, incluso en el frontal. Así se consigue se mantenga el calor de las estufas. Esta coyuntura está llevando al sector a levantar la voz y solicitar una uniformidad legal para la ciudad de Barcelona.
La ciudad de Barcelona tenía registradas el otoño pasado unas 3800 terrazas, sólo 300 menos que en verano y 800 más que a principios de 2011, cuando la ley antitabaco disparó la demanda de las terrazas.
Fuente: El Periódico de Catalunya