La dieta del ladrillo ya está en marcha
Uno tras otro, los presidentes de los bancos españoles que han presentado resultados en los últimos días, han negado que conocieran el contenido de la reforma que anunció ayer el Gobierno. Hay margen para dudar hasta qué punto se les había adelantado el detalle pero lo cierto es que, a grandes rasgos, sabían la que se les venía encima. "Ya han empezado" a adaptarse, confirmaba ayer el ministro de Economía, Luis de Guindos, al presentar la reforma. La mayoría, aun así, tiene mucho por hacer: reunir 50.000 millones, según Economía.
La voz cantante, como es habitual, la lleva Banco Santander. La entidad que preside Emilio Botín, así como Banesto, del mismo grupo, ha sacrificado beneficios para adelantar los deberes en la asignatura del ladrillo. Según los datos del último trimestre de 2011, Santander ha elevado las provisiones destinadas a compensar la pérdida de valor de los activos inmobiliarios del 31% al 50% en un año. Siendo la entidad más precavida, aún le queda trecho por recorrer.
Las nuevas exigencias a la banca obligan a provisionar al 80% el suelo adjudicado, al 65% la vivienda en construcción y al 35% la terminada. Santander acumula, en total, 8.552 millones de euros en activos inmobiliarios adjudicados. De ellos, 4.297 millones son de suelo, que tiene provisionado en torno al 40%. La mitad de lo que pide ahora Economía. Santander, eso sí, distingue entre suelo urbanizado, al 39%, urbanizable, al 40%, y el resto, al 42%, pese a que la reforma financiera que aborda hoy el Consejo de Ministros no discrimina. Tampoco entre rural o urbano. Para Economía, habrá que cubrir igual un solar a las afueras de Alicante que otro en el centro de Madrid.
Otros 521 millones de los adjudicados de Santander pertenecen a viviendas en construcción con una cobertura del 25%. Menos de la mitad de lo que se exige. La cuantía mejor provisionada, en función de las nuevas reglas del juego, es la de vivienda terminada, 3.753 millones cubiertos al 25%. En conjunto, la entidad de Botín mantiene un 32% de cobertura para todos los activos adjudicados, más un fondo adicional equivalente al 18% de los inmuebles, que se distribuirán en función de los nuevos requerimientos. Es decir, una cobertura media del 50% de todo el ladrillo de sus balance.
Tema aparte es el crédito concedido al sector inmobiliario, al que Santander aporta 23.442 millones. Aunque ya cubre los préstamos morosos y subestándar, el banco tendrá que provisionar ahora al 7% también el crédito sano.
Esta es una de las principales novedades de la reforma financiera, pues los préstamos no problemáticos concedidos a constructoras, inmobiliarias o promotoras no estaban penalizados. Una salvedad que ha provocado, según denuncian expertos del sector, que las entidades siguieran refinanciando a estas empresas pese a que su negocio se ha desplomado, con el objetivo de no adjudicarse, y tener que provisionar, sus activos. El fenómeno ha provocado que el saldo de crédito vivo al sector ladrillo se mantenga hoy día a niveles de 2007, en pleno boom inmobiliario, acaparando un tercio del crédito disponible para las empresas españolas.
Quien sí ha actuado notoriamente sobre esta vía ha sido BBVA. Al cierre de 2011, el banco reducía los préstamos al sector inmobiliario a 14.158 millones, un 14,75% menos que un año antes. Un movimiento que se explica en parte por la mayor asunción de activos, un 61% más, hasta los 7.714 millones. La estrategia, una política firme contra las refinanciaciones injustificadas, responde en parte también a las dificultades de la entidad para actuar por otras vías. Concretamente, el dinero que ha tenido que aportar la firma presidida por Francisco González en su negocio estadounidense ha dejado poco margen para aumentar las provisiones sin poner en riesgo el beneficio. BBVA ha elevado las dotaciones de adjudicados del 33,4% al 34% en un año.
Al igual que Santander, BBVA también ha ido discriminando las dotaciones por tipo de activos. Aunque no detalla el volumen total que corresponde a solares, BBVA sí aclara que cuenta con 5.101 millones en propiedades de promotores. De la partida de suelo, que no concreta, el 52% es urbanizado, al 45%, urbanizable, y el 2%, rústico. En conjunto, la provisión ya realizada para todo el suelo es del 34%, frente al 80% que se le solicita ahora.
CaixaBank, por su parte, es otra de las firmas que ha optado por ir adelantando las anunciadas provisiones adicionales. Así, las dotaciones sobre el total de activos adjudicados ascienden al 36%, frente a la media nacional del 31%. El trabajo realizado, no obstante, se nota especialmente en la cobertura del activo de mayor riesgo, el suelo, sobre el que prácticamente no se realizan transacciones en el mercado. La entidad de Isidro Fainé cuenta ya con un colchón del 62% sobre los 164 millones que acumula en suelo, siendo una de las firmas con menor exposición cuantitativa, y mayor cobertura cualitativa. Los 39 millones de euros correspondientes a viviendas en construcción están al 51% y la de vivienda terminada al 26%. Pese a estas buenas cifras, y el escaso peso del ladrillo en sus cuentas, el gran reto de la entidad estará en los 22.438 millones en saldo vivo al sector inmobiliario, que tendrá que dotar ahora al 7%. La entidad catalana, eso sí, cuenta con la ventaja de acumular solo el ladrillo del último año, pues el resto lo aisló en Servihabitat, la inmobiliaria del grupo.
En el lado de quienes tienen más trabajo por hacer se encuentra Bankia, a quien todas las quinielas sitúan en búsqueda de un socio. La firma presidida por Rodrigo Rato atesora 4.891 millones de euros en ladrillo que, a falta de conocer los datos del último trimestre del año, tenía provisionados en otoño pasado al 27% frente al 31% de media nacional. Quizás por tener encima el peso de los focos, la gran fusión de cajas fue una de las pocas grandes entidades que emitió una nota tras las declaraciones de De Guindos, para asegurar que está capacitada para "afrontar las nuevas exigencias sin necesidad de recurrir a fondos públicos y en los plazos y condiciones establecidos por el Gobierno".
El Banco Popular, a su vez, cuenta con adjudicados relacionados con el ladrillo por valor de 4.028 millones. Una cuantía que tiene provisionada hoy al 34%, un fuerte avance sobre el 29% de cobertura con el que acabó 2010, pero aún lejos del listón de Economía. El principal esfuerzo que deberá acometer Ángel Ron, presidente de la entidad, en este ámbito será fortalecer el saneamiento de los 1.399 millones que acapara en suelo. Las provisiones para este apenas alcanzan el 25%. Ni una tercera parte de lo que deberá desembolsar.
Otras de las entidades que han publicado datos actualizados son Banco Sabadell, que cuenta con 4.006 millones en adjudicaciones, provisionadas al 29%; y Bankinter, con una carga de 484 millones, cubierta al 36,30%, y 1.700 millones en crédito dudoso.
Habrá que conocer el detalle de la exposición inmobiliaria de cada entidad, activos adjudicados y créditos concedidos, para conocer las necesidades de cada una. A partir de ahí, todos prometen echar cuentas para ver si serán comprador o comprado. Otros preferirán seguir solos y crecer en mercados más atractivos. Los grandes bancos, además, deberán estimar el impacto de aguantar la factura sin ayuda del FROB, pues la Autoridad Bancaria Europea (ABE) les pide además que eleven su solvencia hasta alcanzar un core Tier 1 del 9% en junio.
Fuente: Cinco Días