Arquitectos españoles, obligados a buscar trabajo en Oriente
La explosión urbanística que ha tenido lugar en España durante casi una década ya pertenece al pasado reciente. La feroz crisis que sufre el sector de la construcción ha llevado a muchos profesionales a buscar nuevas oportunidades fuera del país, y algunos las han encontrado en Oriente.
La buena fama internacional de la arquitectura española ha sido su mejor carta de presentación, aunque no la única. El madrileño Joaquín Pérez-Goicoechea tiene algunos proyectos en Kuwait pero admite que “tener como socio al kuwaití Nasser Abulhasan ha sido decisivo para poder introducirnos en ese país, que es un mercado muy abierto, pero no fácil”.
Ambos profesionales crearon en 2006 el estudio Agi Architects y simultáneamente abrieron oficina en España y Kuwait. “Desde 2008, la situación aquí ha ido de mal en peor y los contactos con promotores fueron fracasando. Así es que gracias a los contactos de Nasser, hemos conseguido proyectos importantes en su país”, dice Pérez-Goicoechea.
También ha influido que “España es un país con buena fama, y muchos kuwaitíes la asocian a Marbella y Al Andalus. Kuwait quiere ofrecer una imagen europea pero a la vez familiar, y quieren a alguien que pueda entender su cultura y modo de vida. Todo ello abre puertas y luego hay que demostrar la valía”.
La suma de esos factores ha hecho que Agi Architects haya ganado el concurso para la construcción del Hospital Infantil de Kuwait, que “será financiado con fondos privados, pero la gestión será pública” y un conjunto de viviendas unifamiliares. “Los kuwaitíes son bastante abiertos, pero son musulmanes y hay que saber comprender sus peculiaridades culturales”, insiste Pérez-Goicoechea.
Futuro incierto
Hace dos años que gobierna en el país un nuevo emir, “que tiene la prioridad de reactivar la economía, que se había quedado algo desfasada. La Fundación Tony Blair les ha elaborado un informe estratégico para reposicionarse en el entorno de otros emiratos y han empezado por acometer grandes infraestructuras (la española OHL ha entrado en Kuwait)”. Pero el madrileño vislumbra algunas nubes en ese horizonte: “Me preocupan las revueltas de Barhein, y aunque cada emirato tiene sus peculiaridades, no hay que olvidar que el mundo árabe es muy complejo”.
Diego Varela, de MVN Arquitectos, participa desde hace un año en la construcción del Jardín Botánico de Omán, que ocupa una superficie de 4,5 millones de hectáreas. “Nuestro trabajo se incluye en el parte de paisajismo, donde estamos construyendo los centros de interpretación de cada uno de los hábitats en los que está dividido el proyecto y las paradas del tren interior que recorre el Jardín”.
La labor de MVN Arquitectos está integrada en una tarea más amplia liderada por la empresa española de ingeniería Alatec. Las obras se prolongarán, al menos, durante otros tres años, aunque el plazo se podrá ver alterado por las revueltas populares que se están sucediendo en los países árabes.
Varela asegura que “hace casi un mes que no hablo directamente con la gente que está allí y no sé bien qué está pasando. Pero mi impresión es que, al contrario de lo que recomienda el Ministerio de Asuntos Exteriores de no viajar a Omán, es un país en el que hay una absoluta tranquilidad y seguridad. El sultán está muy interesado por la cultura y, a primera vista, parece un lugar tranquilo”.
Romper moldes
Las cosas están aparentemente más calmadas en Taiwán, donde el equipo de arquitectura español Made In tiene la misión de construir en la ciudad de Kaohsiung un gigantesco centro cultural y marítimo, que ocupará una superficie de once hectáreas y que cuenta con un presupuesto de cien millones de euros, financiados con fondos públicos. Según explica Manuel Álvarez-Monteserín, “el proyecto incluye 12 auditorios y dos museos".
Participarán 50 arquitectos, la mayoría españoles, y trabajadores locales. ¿Qué ofrece Taiwán que no lo haga España? “Aquí hay poco interés por la innovación y los arquitectos que planteamos propuestas poco convencionales encontramos más respuesta en el extranjero. Somos jóvenes y queremos hacer un trabajo peculiar”.
Fuente: Expansión