Avilés acoge el primer proyecto de Oscar Niemeyer en España
Redacción Ciberperfil15/12/2010
Hoy se inaugura el proyecto que el arquitecto brasileño regaló a la localidad asturiana y que aspira a convertirse en un referente internacional del mundo de la cultura y la educación.
Oscar Niemeyer cumple hoy 103 años. Para conmemorar el aniversario, Avilés inaugura el centro que el propio premio Pritzker regaló a la localidad como agradecimiento a su condecoración por la Fundación Príncipe de Asturias.
El edificio ha costado 44 millones de euros y aspira a convertirse en un referente internacional en la producción de contenidos culturales, un espacio asociado a la excelencia en el ámbito de la educación y la cultura y en el que habrá espacio para todas las artes. La programación arrancará en marzo del próximo año, con la apertura de una exposición sobre la luz a cargo de Carlos Saura, pero hoy, el acto de inauguración acoge la primera conferencia del nuevo programa de Educación y Cultura de Naciones Unidas. Precisamente, el mítico edificio de la Asamblea General en Nueva York, diseñado por el arquitecto brasileño y Le Corbusier hace más de 60 años, cerrará sus puertas los proximos meses para acometer una reforma integral. De esta forma, otro edificio de Niemeyer vuelve a estar ligado a la ONU 63 años después.
Transformación
Ubicado en la ría de Avilés, el Centro Niemeyer, cuya primera piedra se colocó en abril de 2008, aspira a transformar lo que fue una zona industrial y contaminada en un espacio para la excelencia y la creatividad, algo así como lo que hizo años atrás el Guggenheim en Bilbao.
Además, como destaca Eduardo de la Peña, profesor de Arquitectura de la Universidad CEU-San Pablo, “probablemente esta será la última obra de Niemeyer en vida, lo que aportará otro valor añadido que hará que el conjunto ejerza ese poder de atracción en la ciudad”. En su opinión, este proyecto tiene más calidad que el que Frank Gehry llevó a cabo en Bilbao–a pesar de no situarse enre los mejores del arquitecto brasileño–, lo que le dará un valor que no tiene Gehry entre el gremio de los arquitectos. “Sin duda esta visión tan optimista de la arquitectura va a suponer un gran empujón para Avilés”, añade.
Los 44.000 metros cuadrados sobre los que se levantan los cinco espacios que componen el complejo –el auditorio, de 26 metros de altura; la cúpula, la torre mirador sobre la ría y la ciudad, el edificio polivante y la plaza abierta–guardan relación con otros proyectos que Niemeyer ha ejecutado a lo largo de su vida, como el conjunto arquitectónico Niteroi, en Río de Janeiro, o el sector cultural de Brasilia. Rubén Alcolea, subdirector de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Navarra, añade que “los dos edificios conectados de esta nueva obra me recuerdan a los tres edificios que llevó a cabo en el parque de Ibirapura, en la brasileña Sao Paulo. Son referencias interesantes y parecidas”.
Esta es la única obra de Niemeyer en España, y según sus palabras, la más querida de todas las que ha realizado fuera de Brasil: “Es la primera vez que hago algo así. Este proyecto es uno de los puntos más altos de mi permanente esfuerzo en transformar la arquitectura en una obra de arte. Espero que suscite, por su unidad plástica y monumentalidad, momentos de emoción y sorpresa”.
Lo que está claro es que el Centro se ha convertido ya en todo un símbolo de la Asturias del futuro. Y es que, como concluye Alcolea, “confiar en un gran maestro como Niemeyer es apostar por un valor seguro”.
El arquitecto que hizo de la curva algo bello y sensual
El centenario arquitecto brasileño Oscar Niemeyer, discípulo de Le Corbusier, está considerado uno de los personajes más influyentes de la arquitectura moderna internacional. Fue pionero en la exploración de las posibilidades constructivas y plásticas del hormigón armado y, entre muchos otros reconocimientos, recibió el premio Pritzker de Arquitectura en 1988 y el Premio Príncipe de Asturias de las Artes 1989. Además, es el único artista vivo cuya obra está reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. A la ciudad de Brasilia, considerada como un símbolo mismo de la arquitectura modernista del siglo XX, le fue otorgado este título en 1987 por representar la tendencia del urbanismo actual y del concepto racionalista de la estética.
El maestro declara que “no es el ángulo recto lo que me atrae, ni la línea recta, dura, inflexible, creada por el hombre. Lo que me atrae es la curva libre y sensual, la curva que encuentro en las montañas de mi país, en el curso sinuoso de sus ríos, en las olas del mar, en el cuerpo de la mujer preferida. De curvas está hecho todo el universo, el universo curvo de Einstein”. Unas curvas que dificultan la percepción de la escala y la dimensión de sus obras, en las que la relación entre arquitectura y naturaleza da formas particulares y reconocibles.
Fuente: Expansión
Oscar Niemeyer cumple hoy 103 años. Para conmemorar el aniversario, Avilés inaugura el centro que el propio premio Pritzker regaló a la localidad como agradecimiento a su condecoración por la Fundación Príncipe de Asturias.
El edificio ha costado 44 millones de euros y aspira a convertirse en un referente internacional en la producción de contenidos culturales, un espacio asociado a la excelencia en el ámbito de la educación y la cultura y en el que habrá espacio para todas las artes. La programación arrancará en marzo del próximo año, con la apertura de una exposición sobre la luz a cargo de Carlos Saura, pero hoy, el acto de inauguración acoge la primera conferencia del nuevo programa de Educación y Cultura de Naciones Unidas. Precisamente, el mítico edificio de la Asamblea General en Nueva York, diseñado por el arquitecto brasileño y Le Corbusier hace más de 60 años, cerrará sus puertas los proximos meses para acometer una reforma integral. De esta forma, otro edificio de Niemeyer vuelve a estar ligado a la ONU 63 años después.
Transformación
Ubicado en la ría de Avilés, el Centro Niemeyer, cuya primera piedra se colocó en abril de 2008, aspira a transformar lo que fue una zona industrial y contaminada en un espacio para la excelencia y la creatividad, algo así como lo que hizo años atrás el Guggenheim en Bilbao.
Además, como destaca Eduardo de la Peña, profesor de Arquitectura de la Universidad CEU-San Pablo, “probablemente esta será la última obra de Niemeyer en vida, lo que aportará otro valor añadido que hará que el conjunto ejerza ese poder de atracción en la ciudad”. En su opinión, este proyecto tiene más calidad que el que Frank Gehry llevó a cabo en Bilbao–a pesar de no situarse enre los mejores del arquitecto brasileño–, lo que le dará un valor que no tiene Gehry entre el gremio de los arquitectos. “Sin duda esta visión tan optimista de la arquitectura va a suponer un gran empujón para Avilés”, añade.
Los 44.000 metros cuadrados sobre los que se levantan los cinco espacios que componen el complejo –el auditorio, de 26 metros de altura; la cúpula, la torre mirador sobre la ría y la ciudad, el edificio polivante y la plaza abierta–guardan relación con otros proyectos que Niemeyer ha ejecutado a lo largo de su vida, como el conjunto arquitectónico Niteroi, en Río de Janeiro, o el sector cultural de Brasilia. Rubén Alcolea, subdirector de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Navarra, añade que “los dos edificios conectados de esta nueva obra me recuerdan a los tres edificios que llevó a cabo en el parque de Ibirapura, en la brasileña Sao Paulo. Son referencias interesantes y parecidas”.
Esta es la única obra de Niemeyer en España, y según sus palabras, la más querida de todas las que ha realizado fuera de Brasil: “Es la primera vez que hago algo así. Este proyecto es uno de los puntos más altos de mi permanente esfuerzo en transformar la arquitectura en una obra de arte. Espero que suscite, por su unidad plástica y monumentalidad, momentos de emoción y sorpresa”.
Lo que está claro es que el Centro se ha convertido ya en todo un símbolo de la Asturias del futuro. Y es que, como concluye Alcolea, “confiar en un gran maestro como Niemeyer es apostar por un valor seguro”.
El arquitecto que hizo de la curva algo bello y sensual
El centenario arquitecto brasileño Oscar Niemeyer, discípulo de Le Corbusier, está considerado uno de los personajes más influyentes de la arquitectura moderna internacional. Fue pionero en la exploración de las posibilidades constructivas y plásticas del hormigón armado y, entre muchos otros reconocimientos, recibió el premio Pritzker de Arquitectura en 1988 y el Premio Príncipe de Asturias de las Artes 1989. Además, es el único artista vivo cuya obra está reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. A la ciudad de Brasilia, considerada como un símbolo mismo de la arquitectura modernista del siglo XX, le fue otorgado este título en 1987 por representar la tendencia del urbanismo actual y del concepto racionalista de la estética.
El maestro declara que “no es el ángulo recto lo que me atrae, ni la línea recta, dura, inflexible, creada por el hombre. Lo que me atrae es la curva libre y sensual, la curva que encuentro en las montañas de mi país, en el curso sinuoso de sus ríos, en las olas del mar, en el cuerpo de la mujer preferida. De curvas está hecho todo el universo, el universo curvo de Einstein”. Unas curvas que dificultan la percepción de la escala y la dimensión de sus obras, en las que la relación entre arquitectura y naturaleza da formas particulares y reconocibles.
Fuente: Expansión
