Una nueva teoria: dejar que la vivienda toque fondo
El Gobierno de Obama ha estado tratando de evitar este colapso desde que estalló la crisis, con deducciones fiscales, apoyo a las refinanciaciones, bajando los tipos y respaldando créditos. Todo para evitar los impagos y los embargos y que el precio se estabilizara.
La apuesta del Gobierno, como recoge The New York Times, era que la economía volviera a crecer con la suficiente fuerza como para que la demanda de vivienda volviera. Pero esto no ha ocurrido y, de hecho, las últimas previsiones económicas son mucho más oscuras que hace unos meses.
Ante esta tesitura, está creciendo una sensación de cansancio ante la intervención gubernamental, y diversos analistas y economistas apuestan por una terapia de shock que beneficiará a los futuros compradores: dejar que el mercado inmobiliario se estrelle. Con unos precios más bajos, los compradores volverán al mercado, estabilizando un mercado que está fuera de control a pesar de los esfuerzos del gobierno.
"La vivienda necesita volver a niveles razonables", explicó al diario Anthony B. Sanders, profesor de la George Mason University. "Si seguimos tratando de estimular el mercado será la definición de la locura".
Sin embargo, la otra cara de esta solución serían los actuales propietarios, muchos de los cuales han visto caer hasta un 30% el valor de su vivienda. Una nueva caída afectaría enormemente a sus perspectivas y a su capacidad de consumo, algo que es necesario para que la economía se reactive. La tentación del impago será irresistible, con el consecuente golpe a los bancos.
Y entre ambos grupos (los propietarios y los futuros posible compradores), como analiza el Times, se encuentra un gobierno que no sabe como afrontar el pinchazo de la burbuja inmobiliaria.
"La administración hizo una apuesta por que una economía en crecimiento arreglaría el problema de la vivienda y ahora se han quedado sin fichas", explica al diario Howard Glasser, antiguo miembro del gobierno de Clinton con responsabilidades sobre al vivienda. "Ahora están profundamente preocupados y realmente no saben que hacer".
El deterioro del panoma inmobiliario ha hecho que tome fuerza la corriente del "no hacer nada", cuyos miembros piensan que la era de tratar de comprar tiempor esperando a que el mercado reviviera ha terminado. "Hemos tenido suficiente apoyo artificial y se necesita que el libre mercado actúe", argumenta al diario el analista inmobiliario Ivy Zelman.
Una nueva y pequeña caída de los precios podría no tener importancia, pero una de más del 10% podría resultar desastrosa para todos aquellos que están aguantando el tipo, y especialmente aquellos que compraron en el último par de año esperando que hubiera una recuperación.
Fuente: El Economista