La reunión entre promotores y Gobierno abre una vía para exportar el ladrillo
Si la vivienda ha sido el mal de esta crisis, junto con la banca, la vivienda es la que ahora, aunque parezca una locura, puede salvar España. Como esos venenos que curan, el ladrillo, y más concretamente el de costa, puede convertirse en el antídoto para una pandemia sin precedentes.
Es la opinión de los promotores inmobiliarios y lo que han querido transmitir al Gobierno, que ya, después de muchos intentos y no pocos escritos sin resultado, maneja un documento en el que se aportan soluciones. Y que pasan por considerar la vivienda como un bien exportable al mercado extranjero. Como explica el presidente de la patronal de los promotores (Asprima), José Manuel Galindo, se trata de un producto que ya está hecho, que no necesita fabricarse y que puede generar cuantiosos beneficios a las arcas españolas, además de ayudar a movilizar el stock de vivienda.
Aunque Galindo reconoce que no es la panacea, "sí puede sin embargo arrojar una importante inyección de dinero ya que gran parte de la crisis está en el apalancamiento financiero". Las cifras que se calculan de esta exportación de pisos, unos 50.000 millones de euros, han animado a un Gobierno necesitado de ideas, que se ha sentado con los promotores para escuchar sus recetas.
En ese sentido, los promotores han mantenido por primera vez una reunión con los responsables del Instituto de Comercio Exterior (Icex) y con la Sociedad Estatal para la Promoción y Atracción de las Inversiones Exteriores (Invest in Spain) con el objetivo de dar salida a las 700.000 casas en España que siguen con el cartel de se vende colgado. De ellas, el 34 por ciento (casi 250.000 ) serían turísticas. Como reconoce Galindo, sería un respiro para la banca española, que necesita hasta 62.000 millones de euros para afrontar el marco económico más adverso, según han planteado las auditoras Oliver Wyman y Roland Berger. En un escenario en el que se vende una media de 250.000 viviendas al año a un precio medio de 200.000 euros, los 50.000 millones de las ventas son una cifra muy jugosa para las entidades financieras. Conseguir esas ventas dentro de España es imposible en un mercado en caída libre y en el que ya se cancelan más hipotecas que las que se contratan.
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Esta venta fuera de nuestras fronteras pasan por cuantificar, cualificar y territorializar el stock existente e integrar toda oferta como un paquete completo, "que permitirá dar una información detallada que el cliente reclama", subraya el presidente de Asprima.
Otro requisito imprescindible es conocer el comportamiento de los mercados para priorizar aquellos que pueden tener mejor volumen de ventas como es el caso de China, Rusia o la República Báltica, "lo que supone agilizar la burocracia y reforzar la seguridad jurídica de las operaciones", apunta el promotor.
Fuente: El Economista