Domo en el Centro Cultural Niemeyer en Avilés
Este es el final de la historia del primer edificio construido para el Centro Cultural, pensado para albergar un museo, y que será inaugurado el próximo 26 de marzo. Sin embargo, también es el principio de una nueva aventura: Domo estará en el próximo diseño de Niemeyer, el Puerto de la Música de Rosario (Argentina), entre otros proyectos arquitectónicos y de ingeniería industrial.
Este sistema constructivo se vio por primera vez en España en 1992, después de haber probado su eficacia en Estados Unidos. En 1995, gracias al impulso de sus directores, Domo comenzó a trabajar con esta técnica en proyectos de relevancia, fundamentalmente vinculados a la industria del cemento. La experiencia logró que perfeccionaran el proceso hasta el punto de convertirse en la única empresa a nivel mundial capaz de encargarse del diseño, ingeniería y construcción al mismo tiempo. Su única competencia, actualmente, es una empresa radicada en EE.UU.
Con los años, Domo ha consolidado un servicio constructivo aplicable para cualquier edificación que requiera una gran luz: desde almacenes industriales o bodegas hasta proyectos arquitectónicos de gran formato, como museos o auditorios.
Construcción desde el interior
La particular técnica de Domo es incluso más sorprendente que el corto espacio de tiempo que se requiere para montar una cúpula. La construcción comienza con un producto textil: una tela presurizada de PVC de gran resistencia que ocupa todo el perímetro de la construcción. Una vez anclada la estructura de cimentación, se insufla aire en su interior mediante equipos mecánicos hasta lograr que la membrana adquiera la geometría final de la cúpula.
Sólo resta trabajar con el hormigón. Siempre desde el interior de la construcción y gracias a un proceso continuo y evolutivo, se disponen en diferentes fases las capas de hormigón. El trabajo se realiza mediante la técnica de proyección y armaduras de acero hasta alcanzar los espesores requeridos.
El exterior puede quedar recubierto por el PVC, disponible en una amplia gama de colores, o en un acabado de hormigón, una vez removida la membrana.
Con este procedimiento disminuye el impacto ambiental de la obra: al trabajar siempre desde el interior se reduce la contaminación acústica y la emisión de polvo a la atmósfera. Una construcción rápida que genera, además, una cantidad mínima de residuos en el entorno de la obra.