Rockwool en un restaurante para los jugadores de Roland Garros
Oculto bajo las gradas de la pista Suzanne Lenglen, en el templo del tenis sobre tierra batida conocido como Roland Garros, el restaurante de los jugadores cumple una función esencial, en especial durante el Open de Tenis de Francia que se celebra en el mes de junio.
Los jugadores, sus familias y todo su séquito pueden reunirse aquí para disfrutar de unos momentos de tranquilidad o para concentrarse antes de que empiece la acción sobre la pista.
Didier Girardet, el arquitecto responsable de las obras de rehabilitación del restaurante, es plenamente consciente de estos aspectos. Sus años de trabajo para la Asociación Francesa de Tenis le permitieron perfeccionar sus conocimientos en esta materia. “Durante la fase de planificación, el intercambio de comunicación fue constante”, explica Girardet. “Nos dieron máxima libertad en cuanto a presupuesto y espacio. No existía un pliego de condiciones previo, de modo que lo desarrollamos sobre la marcha, colaborando estrechamente con el responsable de las decisiones económicas”.
Problemas acústicos
El restaurante fue construido en 1994, bajo las gradas de la pista Suzanne Lenglen, y no había sido renovado, exceptuando algunas reparaciones puntuales. “Queríamos que nos sorprendieran”, afirma Xavier de Robien, subdirector de logística, obras y seguridad de Roland Garros. “La imagen que transmiten los jugadores es muy importante. Definimos un perímetro para las obras y luego trasladamos la pelota claramente al campo de los arquitectos”.
Se estudiaron varios escenarios de diseño y se tuvieron en cuenta las limitaciones en cuanto a conservación, mantenimiento y económicas. Una de las principales preocupaciones en este proyecto fue la de resolver el problema acústico. El “efecto cóctel” es un fenómeno conocido en los restaurantes de este tipo. La estancia era muy ruidosa, debido al suelo duro de baldosas, las grandes zonas acristaladas para la entrada de luz solar y unas paredes reverberantes, con muchos ángulos.
La idea de un techo desestructurado, con ruptura de las superficies, es sin duda estéticamente espectacular, pero su diseño se justifica en especial por la preocupación de buscar el confort acústico. Los niveles de compensación entre los paneles modulan el volumen general y, al mismo tiempo, atrapan los ecos, de modo que la conversación humana resulta mucho más comprensible.
Ajuste preciso de los paneles
El proyecto arquitectónico se benefició de las ventajas del panel Mono Acoustic TE de Rockfon. Este reciente e innovador producto empareja la elegancia de un techo de una sola pieza, sin estructura visible ni perforaciones, con el elevado rendimiento acústico de la lana de roca. La capa de 30 mm de lana de roca se cubre con un velo blanco en la cara visible, y con un contra velo de elevado rendimiento en la cara trasera. Los paneles pueden inclinarse, curvarse, instalarse planos, pintarse al gusto del cliente o dejarse blancos, como vienen de serie. Las instalaciones técnicas (LED, megafonía, etc.) pueden colocarse fácilmente.
Los paneles se fijan mecánicamente a la estructura y las uniones se rellenan y pulen antes de pulverizar la superficie con una capa de pintura blanca. En el caso que nos ocupa, el color de esta capa hace juego exactamente con el ocre de la famosa tierra batida de Roland Garros. La instalación corrió a cargo de Aquilon (Christophe Jouault, 91 Morsang-sur-Orge), que tiene muchos años de experiencia trabajando en Roland Garros y miles de metros cuadrados a sus espaldas. La calidad de la instalación fue otra de las claves del éxito del proyecto. La complejidad de la disposición en varios niveles exigió un intenso trabajo de dibujo de bocetos y precisos ajustes para que la altura relativa de los paneles fuera la correcta. El acabado también exigió gran precisión, puliendo a fondo cada una de las capas sucesivas de yeso para lograr un granulado final lo más parecido posible al de la tierra batida de la pista.