Musikene, arquitectura brillante y acústica
Ubicado en la Plaza de Europa del Campus Universitario de Donostia (San Sebastián), el Musikene se alza como uno de los nuevos y más punteros edificios de referencia de la ciudad. La obra del estudio de arquitectos GAZ ha sido galardonado por el Colegio Oficial de Arquitectos Vasco Navarro en la convocatoria de los Premios COAVN 2016.
Este edificio, sede del conservatorio de música, surge a partir del decreto del Gobierno Vasco de 24 de abril de 2001, por el cual se implantaba la creación de los estudios superiores de música a partir del curso 2001-2002. Como cumplimiento de este mandato, el Gobierno Vasco acordó la constitución de la Fundación Privada para el Centro Superior de Música del País Vasco, para promocionar iniciativas y actividades relativas a la enseñanza de la música. Una de estas iniciativas fue la creación del Centro Superior de Música del País Vasco, Musikene, cuya sede se encontraría en Donostia (San Sebastián).
Desde su creación en 2001, la sede del Musikene había sido el Palacio Miramar, pero a partir del 2016, la institución se trasladó a este nuevo e innovador edificio, que ocupa una superficie total de 13.096 metros cuadrados. Alberga un auditorio polivalente, divisible en tres espacios, con un aforo total de 420 localidades.
Un edificio premiado
El Musikene fue galardonado en los últimos Premios COAVN. El jurado destacó su encaje urbano y su implantación en el entorno. Foto: Aitor Ortiz.
El jurado de los Premios COAVN de Arquitectura 2016 premió el Musikene, destacando en su acta “el encaje urbano del edificio y su implantación en el entorno, manteniendo la sutileza en el lenguaje utilizado y siendo a la vez capaz de organizar la complejidad tanto programática como técnica del mismo”.
El edificio es un “rotundo volumen oscuro que al tallarlo revela un interior brillante y luminoso que se proyecta sobre la ciudad”, tal y como lo define el estudio GAZ.
Su singular forma surge ante la “necesidad de dar respuesta a un denso y compartimentado programa de necesidades en un lugar encorsetado. Esta situación condicionaba la disposición del volumen máximo permitido por la normativa municipal y a estirar al máximo la superficie de fachada para conseguir iluminar todos los espacios que alberga”, explican desde GAZ.
En palabras de sus creadores, el edificio "es un rotundo volumen oscuro que al tallarlo revela un interior brillante y luminoso que se proyecta sobre la ciudad”. Foto: Jorge Allende.
El aporte de luz natural a los espacios interiores del edificio es una ventaja para la función esencial del edificio, ser un centro de referencia en educación musical superior. De esta entrada de luz natural se benefician los espacios destinados a la actividad académica, un total de 99. De estos, 68 son aulas para la docencia, incluyendo un estudio de grabación, un laboratorio de electroacústica, un aula para luthiería, otra de TIC y 49 aulas instrumentales de diferentes tamaños modernamente equipadas. Asimismo, los estudiantes cuentan con la posibilidad de practicar en 31 cabinas de estudio, así como taquillas individuales de diferentes tamaños para guardar sus instrumentos. Como en el caso de las aulas, todas las cabinas de estudio cuentan con luz natural.
En su aspecto exterior, el Musikene presenta tres grandes incisiones que revelan el contraste entre las fachadas. La piel exterior está forrada en chapa lisa lacada en negro brillante, mientras que en las incisiones del volumen principal la chapa es dorada y envuelve los huecos de la fachada. Estas chapas son bandejas de aluminio anodizado oro perforadas para permitir el paso de la luz y estampadas para reflejar mejor la luz solar, adquiriendo al mismo tiempo la rigidez requerida.
Fachadas de referencia
En un visita de AFL a la sede de Musikene en compañía de Aitor Gurtubay, miembro del estudio GAZ y uno de los arquitectos de la obra junto a Asier Atxurra de Blas y Unai Zelaieta Garate, declaró que en el diseño de la fachada “no teníamos una referencia arquitectónica muy concreta en lo que respecta a la imagen, ya que el resultado de la fachada fue la suma de muchas interacciones, como la singular forma del solar, el aprovechamiento de la edificabilidad, saber adaptarnos mediante la volumetría a las máximas alineaciones permitidas y otra serie de inputs”.
La función ligada a la música que tenía el edificio sí fue, sin embargo, un hilo conductor en el diseño y concepción estética de la fachada: “Como un referente extra-arquitectónico, el lacado negro de alto brillo y el dorado de la fachada son un claro guiño a los acabados de algunos instrumentos musicales como el piano. Los sectores de la fachada que son dorados se corresponden con las secciones realizadas o cortes en el volumen inicial del proyecto. Además, la repetición de huecos en la fachada negra, todos idénticos en tamaño y forma, la ocultación de los mismos en la fachada dorada, con el facetado para incrementar el brillo y la estricta modulación de la fachada con una junta vertical muy pronunciada, aportan vibración y musicalidad a la fachada”.
El lacado negro de alto brillo y el dorado de la fachada evocan los acabados de algunos instrumentos musicales, como el piano. Foto edicio: Jorge Allende. Foto piano: AFL.
Interlocución en la toma de decisiones
En edificio de características como el Musikene, de promoción institucional y con usuarios que van a hacer un uso encarado a la formación y la difusión cultural, la toma de decisiones en cuanto a las soluciones arquitectónicas que se van a tomar de cara al buen funcionamiento de la instalación implica a muchos interlocutores, también en el caso de las fachadas.
Aitor Gurtubay explica que “en fase de proyecto la fachada tuvo muchas modificaciones, sobre todo en lo que respecta a la parte dorada. Inicialmente, en la primera versión del proyecto, esa parte se resolvía mediante un sistema de muro cortina con vidrio dorado, sin saber si la tecnología para su desarrollo ya estaba comercialmente disponible y era económicamente alcanzable. Actualmente esa solución se ha aplicado ya en edificios en el Golfo Pérsico, pero sus costes son muy elevados”.
Cuando el proyecto ya estaba finalizado llegó la crisis económica, con lo que hubo que hacer importantes ajustes presupuestarios. La fachada se rediseñó y la parte dorada se acabó definiendo en una chapa de aluminio microperforada estampada y anodizada en dorado, tras la que, puntualmente, se abren huecos de carpintería de las mismas dimensiones que el resto de huecos.
“La chapa de aluminio anodizado microperforada de color oro fue una buena solución, pero para reducir sus espesores en aras de una planeidad adecuada hay que recurrir a darle dobleces que le otorguen rigidez y magnifiquen los efectos de su brillo desde cualquier orientación. Un buen ejemplo de ello es la máscara de Agamenón, descubierta en la acrópolis de Micenas en 1876”, explica Gurtubay.
Fachada de mantenimiento mínimo
Una de las imposiciones de la propiedad era que la fachada del edificio no necesitara mantenimiento, incluso se requería que este fuera prácticamente nulo. “Todas las ventanas son batientes al interior para su fácil limpieza y mantenimiento. Las exigencias de eficiencia energética exigen un estricto control por lo que las ventanas se subministraron sin manillas. Finalmente, se impuso un acuerdo interno y buena parte de ellas sí que disponen de manillas extraíbles que facilitan, de manera bien gestionada, que la apertura sea posible”, indica el arquitecto.
Asimismo, la acústica también tuvo una parte fundamental en el diseño de las fachadas, “ya que las carpinterías son de doble hoja y triple vidrio. Observamos que los músicos necesitan tener luz hasta el suelo por lo que los huecos se diseñaron con una proporción muy vertical, llegando de suelo a techo en todas las aulas y espacios comunes”.
Una de las resoluciones características de la fachada son los planos inclinados que presenta el edificio en su remate superior y en su encuentro con la calle: “son fruto –explica el arquitecto– de una inteligente interpretación normativa y de una adecuada interlocución con los técnicos urbanistas, que entendieron nuestra actualización del concepto de mansarda y de porche que contemplaban las normas en este sector de la ciudad”.
Colaboración con los industriales
En el desarrollo de la fachada, el estudio GAZ colaboró con diferentes industriales. “Dada la singularidad de la fachada, en proceso de proyecto colaboramos estrechamente con los fabricantes de chapas, comprobando la resistencia mecánica de algunos modelos teóricos de los que disponíamos, probando diferentes tipos de acabados, tanto en lacados como en anodizados, hasta dar con unas muestras satisfactorias que pudimos dar como referencia a la contrata”, explica Gurtubay.
Asimismo, la elaboración y aprobación de muestras de los acabados de fachada fue un proceso duro pero necesario para alcanzar el resultado final. “Bajo una aparente homogeneidad se esconden diversos espesores según la situación y posición de las piezas, así como diversos acabados, algunos transparentes como los protectores antigraffitti aplicados en el nivel de planta baja”, añade.
También hubo un intenso trabajo de reducción de tipologías y moldes, puesto que la cantidad de ventanas inicial era de 280. “Creemos que se ha conseguido un gran esfuerzo de simplificación que ha redundado en un ajuste de costes durante la construcción y la posterior explotación”.
La ventana de triple vidrio implementada es de la firma Cortizo, “que nos garantizaba los requerimientos acústicos que se precisaban para una escuela superior de música”, explica el arquitecto.
Todo los elementos de la fachada fueron suministrados y puestos en obra por empresas del país, “por lo que hay que felicitarse por el nivel que exhiben actualmente”, afirma Aitor Gurtubay.
Montaje rápido y buen comportamiento
La modulación y la repetición de la mayoría de las piezas de chapa contribuyeron a que la fase de montaje fuera relativamente rápida. “Durante el proceso de la obra, por razones de economía, se volvió a hacer un esfuerzo de simplificar al máximo el número de chapas diferentes. Mediante una estrecha colaboración con los industriales y la contrata fuimos depurando los detalles de doblado y encuentro de las chapas para que el máximo número de estas fueran iguales”.
Tras dos años en funcionamiento, la fachada del Musikene ofrece excelentes resultados durante su fase de uso y explotación, sin haber surgido incidencias en su limpieza, cambios de brillo o corrosiones. “Por el momento la obra se mantiene como el primer día. Es verdad que únicamente han pasado dos años y no es tiempo suficiente aún para comprobar que no vaya a surgir alguna incidencia, pero pusimos especial cuidado en la prescripción y control de los lacados, anodizados etc. Comprendimos que para hacer frente a las actuales exigencias, la ligereza de las fachadas es un buen valor a tener en cuenta, pero no a pesar de su espesor, que es garantía de calidad. Obviamente esta es una obra muy importante para nosotros y la seguiremos muy de cerca para aprender de ella e, incluso, prever estas circunstancias no solo aquí sino en otros proyectos que puedan surgir en el futuro”, concluye el arquitecto.
Ficha técnica:
Edificio: Musikene, Centro Superior de Música del País Vasco
Situación: Plaza de Europa nº2. 20018, Donostia-San Sebastián.
Arquitectos: Aitor Gurtubay Gálligo; Asier Atxurra de Blas y Unai Zelaieta Garate
Arquitecta técnica: Virginia Canales Osinaga
Estructura: Inek. Ingeniería y Servicios
Acústica: Eko. Ingeniería Acústica.
Instalaciones: Inconor / Ingenieros JG.
Promotor: Departamento de Educación, Política Lingüística y Cultura. Gobierno Vasco
Constructor: UTE musikene. Acciona-Lurgoien
Superficie: 13.096 m2
Fecha de proyecto: Noviembre 2010
Fotografías: Aitor Ortiz / Jorge Allende