Las edificaciones Passivhaus demuestran su eficacia para ralentizar el cambio climático
La Plataforma de Edificación Passivhaus (PEP) advierte del efecto negativo que suponen los edificios convencionales para el medio ambiente y cómo las edificaciones Passivhaus contribuyen a mitigar este impacto.
A modo de ejemplo, PEP ha analizado un edificio de oficinas certificado Passivhaus, construido en la localidad de Sollana (Valencia). Según las estimaciones de la Plataforma, el modelo de construcción energéticamente eficiente del edificio, de 1.500 m2, ha permitido evitar en un año la emisión a la atmósfera de 10.000 kg de CO2. Si se tratara de un edificio del mismo tamaño pero construido siguiendo nuestra normativa habría que plantar 1.000 árboles para mitigar su efecto en el medio ambiente hasta reducir su impacto al nivel del generado por un edificio Passivhaus. El Marco de la Convención del Cambio Climático de las Naciones Unidas (United Nations Framework Convention on Climate Change, UNFCCC) calcula que un árbol absorbe aproximadamente 10 kg de CO2 por año.
Según explica Adelina Uriarte, presidenta de la Plataforma de Edificación Passivhaus, “desde PEP queremos concienciar al sector de la construcción y a las administraciones públicas de la importancia de tomar medidas cuanto antes y avanzar hacia un sistema de construcción que tenga como resultado hogares y edificios más sostenibles, saludables y energéticamente eficientes. Es una cuestión que todos deberíamos tener en mente y, por supuesto, convertirse en una prioridad en todo debate y ejecución de planes urbanísticos para contribuir a mitigar el cambio climático”
Los edificios (viviendas, oficinas, educativos, de ocio e institucionales) son los responsables de alrededor del 40% de la energía que se consume. Una energía que, según su grado de utilización, su fuente de procedencia y la cantidad de partículas contaminantes que pueda generar su extracción y/o utilización, tiene mayor o menor incidencia en el cambio climático que está sufriendo nuestro planeta.
Por el contrario, una casa con certificación Passivhaus garantiza el consumo casi nulo de energía para la climatización permitiendo un ahorro energético de hasta el 90% frente a un edificio convencional. Además, disminuye sensiblemente la huella de carbono y otros daños ambientales derivados del derroche de energía.
En esta línea, y con el objetivo de disminuir la huella de carbono y otros daños ambientales derivados del uso innecesario de energía, la plataforma está realizando una incesante labor de evangelización y colaboración conjunta con las diferentes administraciones públicas de cara a que la definición oficial de los Edificios de Consumo Casi Nulo en España tome como referencia el estándar Passivhaus.
El estándar Passivhaus y sus principios básicos
Una edificación pasiva es un tipo de construcción enfocada a la máxima reducción de la energía necesaria para su climatización, logrando mantener una temperatura constante y confortable mediante la optimización de los recursos existentes. En este sentido, existen cinco principios básicos para el diseño y la construcción bajo el estándar Passivhaus: aislante térmico de gran espesor, ventanas y vidrios de altas prestaciones, ausencia de puentes térmicos, ventilación con recuperador de calor y ausencia de infiltraciones de aire para responder a los criterios de salubridad que exige la normativa.
Uno de los puntos de debate sobre la construcción de edificaciones pasivas está en su coste. En este sentido, si bien es cierto que en obra puede ser ligeramente superior (entre el 3% y el 8%) al de un edificio ‘no pasivo’, su coste global, en el que hay que incluir la inversión en energía necesaria para climatización durante su vida útil, la diferencia inicial se amortiza, según el tamaño de la edificación, entre los primeros 5 y 10 años de uso, gracias al elevado ahorro en la factura energética que proporciona.