Una visita al Bahnstadt Passivhaus de Heidelberg
Bahnstadt es un nuevo distrito urbano en la ciudad alemana de Heidelberg. Entre 2004-2005 se planeó un barrio al completo en el lugar que ocupaban viarios de ferrocarril en desuso. Su novedad principal es que fue concebido desde una estrategia de ciudad ‘descarbonizada’, indagando el equilibrio posible entre edificios pasivos, movilidad con mínimo CO2, edificación residencial, terciaria, uso del suelo y otros recursos, con presencia de campus universitario, oficinas o espacios de coworking.

El alcalde de Heidelberg, Wolfgang Erichson, abrió la presentación diciendo que él mismo, desde tres años atrás, es vecino del Bahnstadt. En estos tres inviernos no había tenido que tocar el termostato programado a 21 grados, incluso en los días más fríos. En su balance personal, estaba contento como usuario y quería decirlo. De inmediato, fue directo a las cifras.
La horquilla del alquiler del metro cuadrado estaba entre 13 y 16 euros, incluyendo ya los costes de calefacción en invierno. El Ayuntamiento subvenciona el alquiler con hasta 4 euros metro cuadrado a las personas con ingresos más bajos. En la compra, el rango de precio oscilaba entre 2.900 y 4.100 euros el metro cuadrado, según fuesen pisos o apartamentos. Sin ser los más altos de la ciudad, eran altos. En su opinión, la demanda para alquilar o comprar en este distrito era más un indicador de su ubicación, a pie del centro y de la estación de tren, que del hecho de que fueran Passivhaus.

Lo cierto es que en la composición sociológica de los 7.000 habitantes actuales del barrio predominaban las rentas habitualmente consideradas de clase media o media alta, con una población significativa de estudiantes. Erichson creía que el proyecto se terminaría, las ventas y alquileres se completarían y se cumplirían razonablemente las fechas planificadas. En otras palabras, que llegaría a término aquello que comenzó hace más de diez años, cuando Heidelberg se preguntó cómo podía reducir su huella de CO2 como ciudad y el Bahnstadt era su mejor oportunidad.
De hecho, al distrito aún le quedan dos o tres años más por delante para ser completado. Momento en el cual, seguramente, habrá que volver a comenzar con nuevos objetivos. Quince años es tiempo suficiente para que la tecnología, las lecciones aprendidas y las opiniones de los vecinos, aporten nuevos enfoques a este y futuros desarrollos. Ahora bien, si lo miramos desde el punto de vista burocrático, puede que tres lustros no sea tanto tiempo.

Estrategias energéticas
Según Ralf Bermich, director del Departamento de Medioambiente de Heidelberg, la estrategia, aplicada a la edificación, se apoyó en cinco ejes:
- Eficiencia energética con determinación de parámetros límite de consumo.
- Aplicación del estándar Passivhaus para la reducción drástica de las necesidades de calefacción.
- Generación de calor de fuente renovable (biomasa).
- Plan de comunicación.
- Aseguramiento de la calidad.
El abastecimiento de calor lo genera una planta de biomasa, ubicada allí mismo, con sistema de district-heating. El precio es bueno, 7 céntimos de euro kW/h., impuestos incluidos. Con todo, este es uno de los puntos donde el tiempo, y la necesidad de firmar un contrato de abastecimiento a largo plazo –25 años–, dificultaban la adopción de otras fuentes de generación renovable. De ahí que, en los nuevos edificios, está previsto incrementar al máximo la energía solar fotovoltaica.

También, acostumbrados a pensar solo en el frío cuando se trata del clima alemán, Bermich dijo que uno de esos aspectos nuevos a tener en cuenta era el confort en verano, un objetivo cada vez más presente en Heidelberg y, en realidad, en toda Alemania. Y así estaban adaptando las nuevas construcciones que aún quedaban por levantar.
De estas últimas, edificios terciarios como un centro comercial, de ocio y servicios estaban ya avanzadas. En los nuevos residenciales por comenzar, serían todos ellos de uso mixto: plantas bajas para trabajar y, altas, para vivir. Durante la visita por el distrito, Bermich apuntó que, posiblemente, también se mezclarían en los edificios habitantes de diferentes edades –jubilados, familias medias y estudiantes–, para analizar el diverso grado de interacción que podría producirse.
Balance energético
Wolfgang Feist, el Fundador del Passivhaus Institut y creador del estándar Passivhaus –junto con Bo Anderson–, inició su presentación general con palabras acerca de la gran importancia que tiene la experiencia de Heidelberg. Es cierto que no hay otro lugar como este en el mundo si nos referimos a la monitorización de las prestaciones energéticas de un conjunto de edificios Passivhaus. Teniendo en cuenta, además, que la obtención de series estadísticas anuales es lo realmente importante para comprobar la validez del modelo.
¿Y qué dicen los datos con respecto a los cálculos iniciales en estos dos años? En síntesis, se cumple la predicción de consumos y prestaciones energéticas y de confort. Con una interesante excepción.

Se monitorizaron 90.000 metros cuadrados construidos. 1.400 unidades residenciales –familias y estudiantes–, divididas en 8 bloques o unidades de medida. Es decir, miles de personas en su vida diaria. Este era el verdadero reto. No tanto el diseño y la construcción de los edificios de consumo casi nulo Passivhaus –que dábamos por hecho–, sino la demostración de que cumplen con las prestaciones energéticas y de confort para las que fueron diseñados. Y que lo hacen a lo largo del tiempo. Pero, atención, que aquí se incluye el propio comportamiento y prácticas energéticas de los vecinos. Esto es, estamos ante una de las pruebas más relevantes para evaluar, en su conjunto, qué hace el edificio y qué hace el usuario. Si echamos un vistazo a la literatura científica de los últimos cinco años solo en Europa, es muy fácil comprobar cómo crece la preocupación por comprender las prácticas del usuario en la vivienda pasiva. Los conocidos como estudios post-ocupación y la diversidad de métodos e instrumentos de investigación para enfocarlos.
De acuerdo al cálculo del balance energético de estos edificios, obtenido por el programa del Passivhaus Institut –PHPP–, este señalaba unos consumos que, en su media, han coincidido con su previsión inicial. También esto es muy relevante. Esta herramienta, que está en su versión 9, ha sido ya probada en miles de edificios, pero no tanto a esta escala. La curiosa excepción estaba en dos de las ocho unidades monitorizadas, donde la demanda de calefacción superó los 15 kWh/m2a, elevándose hasta 25 kWh/m2. Al margen ahora de que sigue siendo un consumo muy bajo, se creía que, al ser viviendas donde residían estudiantes, sus prácticas o hábitos podrían haber sido susceptibles de elevar la demanda. En todo caso, esto se encontraba en fase de estudio para determinar si esta era la causa.

Las principales conclusiones de la monitorización en el periodo demostraban:
- El Estándar Passivhaus había tenido una aplicación completamente satisfactoria en el proyecto del Bahnstadt, como diseño, construcción, calidad, confort y prestaciones energéticas. En todas las
- La importancia crítica e indispensable del aseguramiento de la calidad en todo el proceso.
- Consumos reducidos a 1/3 de lo normal en un ‘district-heat’.
- Demanda de calefacción actual media en 15-16 kWh/m2a.
- Los cálculos del PHPP demuestra una excelente correlación con los datos.
- El Estándar Passivhaus se adaptaba a su utilización por diferentes diseñadores y usuarios.
A la hora de conocer la opinión de los usuarios, el Ayuntamiento realizó una encuesta en la que preguntaba por el índice de satisfacción de vivir en una Passivhaus. La respuesta general media fue de 7,33. En una escala donde 1 era muy decepcionado y, 10, muy satisfecho. Excepto un 10% que opinó en la franja más baja (de 1 a 4), una mayoría muy amplia afirmó sentirse satisfecho de su edificio. Preguntado Bermich, por el que esto escribe, cuáles eran los motivos por los que ese 10% estaba decepcionado en diverso grado, especialmente el 2% que expresaba sentirse muy decepcionado, el Ayuntamiento creía que se debía a causas complejas que debían estudiarse y que, en cualquier caso, era un porcentaje muy bajo y considerado prácticamente normal en este tipo de estudios.
Visita a un barrio Passivhaus


Una vez en la gira por el distrito, se nos mostró como, en los edificios se habían probado diversas tipologías de edificación: con sombreamientos, balcones, cerramientos o ventilaciones de diverso tipo. Aquí, destacaríamos que el 80% de los cerramientos eran de PVC, y el 20% restante se repartía a parte iguales entre aluminio y madera. Por lo que respecta al control solar, existía también diversidad de soluciones, con diseño de balcones, persianas, contraventanas o diseño directamente de las jambas de las ventanas. En los edificios se probaban sistemas de ventilación individuales, por planta o por edificios.

El distrito está concebido con viales principales donde, en el centro, se sitúan canales de recogida de agua de lluvia, jardines o viales para el paso peatonal o de bicicleta. El vial para vehículos convencionales estaba presente en carril simple que permitía la circulación por el barrio y el acceso a los garajes situados en los sótanos de los edificios. Claramente, el vehículo estaba reservado para entrar y salir del distrito y, una vez allí, dejarlo aparcado en superficie –pocas plazas–, o en el garaje. En ningún caso se accedía a los patios o zonas interiores abiertas o semiabiertas de los edificios con vehículo, esto solo era posible caminando o en bicicleta.

Los edificios terciarios estaban, en su mayoría, en construcción. Destacaba el multiusos y el que debía alojar el centro comercial, ocio y cines. Los detalles constructivos que se aprecian son familiares si se trata del Estándar Passivhaus y su concepción de la envolvente.

Por último, merece la pena destacar el edificio que acogía la universidad, en donde se aprecia cómo el control solar se ejerce a través de persianas motorizadas construidas expresamente. De la antigua estación, se conservaba una nave auxiliar que se había rehabilitado Passivhaus por el interior para pequeños negocios, café, plaza, y centros de coworking, justo enfrente de la universidad.


Conclusiones
Sin duda, el nuevo distrito Bahnstadt quiere ser una propuesta de evolución de la ciudad. No de su mera urbanización. Un caso que satisfaga la necesidad de vivienda, servicios, trabajo y conocimiento a miles de ciudadanos. No se puede dudar que es un avance, sostenido en el tiempo por los políticos locales. Respondido en su planteamiento bajo el predominio del concepto de energía y reducción del CO2. Para entender esto basta ver en lo que ha quedado la iglesia, funcional como pocas.
Muchas de las preguntas que surgen proceden de esto mismo. Y, aunque no es objetivo de esta crónica, el nuevo barrio es un ejemplo en el que cabe preguntarse acerca de la concepción de la ciudad como un sistema que busca equilibrio físico, en el sentido disciplinar de la palabra: sensible, cuantificable, medible, controlable. Para la ciudad o para todo el planeta. A un paso de ser edificios que, convenientemente diseñados, comiencen a emitir millones de datos. Un complejo físico y de información. Material e inmaterial a la vez.

El espacio destinado a la iglesia es totalmente funcional, respondiendo además al concepto de energía y reducción del CO2 exigido por los principios que rigen la construcción del distrito.
Y para la industria de la edificación, los fabricantes, los constructores, las promotoras, los usuarios y la inmensa mayoría de los profesionales del sector, sencillamente, es un nuevo estándar de calidad en la edificación. El edificio de consumo casi nulo. Una legislación que entró en vigor en 2010 en la Unión Europea, y cuyo plazo de trasposición final al CTE español, vence ya a meses vista. A la luz de la experiencia que en Alemania, Austria, Bélgica u otros países europeos acumulan, convendría que nos diéramos algo de prisa.