Vivendi, de Adapta Color, obtiene la certificación A+ de calidad del aire interior

En la práctica estos efectos son capaces de alterar tanto la salud física como la mental de las personas, provocando mayores índices de estrés, jaquecas, náuseas y, con ello, un aumento del absentismo y una disminución del rendimiento laboral. Para describir estas situaciones, cuando los síntomas llegan a afectar a más del 20% de los ocupantes de un edificio, se habla del “Síndrome del Edificio Enfermo”.
Diversos estudios han constatado que los habitantes de las ciudades pasan entre un 58% y un 78% de su tiempo recluidos en espacios interiores, por lo que la calidad del aire que respiramos en estos ambientes es de vital importancia para nuestra salud. Este factor se agrava en la medida en que cada vez más los edificios son diseñados de forma hermética para conseguir una mayor eficiencia energética. Una baja ventilación natural conlleva una mayor exposición a los agentes contaminantes.

El aire se percibe como bueno cuando contiene los componentes necesarios en las proporciones adecuadas. Es el usuario del edificio el que mejor nos podrá dar una valoración de la calidad del aire que respira. A través de sus sentidos, el ser humano es sensible a los efectos olfativos e irritantes de millares de compuestos químicos. El problema surge cuando queremos predecir a partir de su composición si un determinado aire será percibido como de alta o baja calidad por el público.
En los ambientes industriales se suelen conocer los compuestos químicos relacionados o específicos de una determinada producción, pudiéndose determinar sus concentraciones y comparándose con los valores límite umbral. En los espacios interiores podemos encontrarnos expuestos a una infinidad de sustancias en concentraciones muy bajas, sobre todo debido a la elevada proliferación de nuevos materiales en los últimos tiempos. Este amplio conjunto de sustancias unido a las específicas condiciones de temperatura y humedad hacen habitualmente difícil de predecir si será percibido como viciado o enrarecido, es decir, de baja calidad.

Por lo enunciado anteriormente, Adapta ha procedido a ensayar los productos de su colección Vivendi, destinada a la arquitectura según la norma ISO 16000-9:2006 de determinación de la emisión de compuestos orgánicos volátiles de los productos de la construcción y del mobiliario. A la vista de los resultados la empresa ha recibido la distinción de A+ (muy bajas emisiones) para los escenarios de pared, techo, ventana y puerta.