D-38 Parque Empresarial Urbano. Bloque 1
Juegos de texturas y volúmenes en la Zona Franca de Barcelona
Imagen de los dos bloques del complejo D-38. A la izquierda, el Bloque 1, de Arata Isozaki. Foto, AZPML.
Los dos edificios que componen esta primera fase han sido proyectados por los estudios de los arquitectos Arata Isozaki y Alejandro Zaera-Polo. La inversión final de todo el proyecto del parque empresarial D-38 ascendía a 190 millones de euros y tenía un plazo de construcción de seis años. El proyecto iba acompañado de la mejora de los transportes urbanos que tenía que suponer la llegada de la Línea 10 del metro a la Zona Franca. A fecha de hoy, segundo trimestre de 2016, esta rama de la línea 10 todavía no ha llegado hasta aquí y no se espera que lo haga hasta, como mínimo, finales de 2017.
El Bloque 1 de D-38
Ambos edificios se levantaron al pie de la montaña de Montjuïc, al oeste de Barcelona, una zona de tradición industrial, cercana al aeropuerto y al puerto. La zona se encuentra muy bien comunicada, entre la Ronda del Litoral y la Ronda del Mig, de fácil conexión a su vez con la Ronda de Dalt. Además, el Paseo de la Zona Franca desemboca en la Gran Via, junto al nuevo recinto ferial de Fira de Barcelona.
Los dos edificios que forman parte de la primera fase se ubican en el sector norte occidental del solar. El Bloque 1 está situado en la esquina que forman la Calle Cisell y la Calle de l’Encuny, y su proyecto fue desarrollado por Arata Isozaki & Associates. Este reportaje se va a centrar, precisamente, en las fachadas de esta construcción.
Este Bloque 1 sigue el mismo planteamiento general de la parcela y está modulado siguiendo una retícula de 7,50 x 7,50 m. “El edificio está pensado como un paralelepípedo macizo de 52, 50 x 52,50 metros de lado, correspondientes a siete crujías de 7,50 por lado, con un núcleo central, al cual se le van sustrayendo partes perimetrales de su volumen. A través de este ‘juego de sustracción’, se consigue la adaptación al lugar, la jerarquización de las diferentes fachadas y la fácil adaptación a un programa, el de oficinas, cuyo mercado está sometido a grandes fluctuaciones a lo largo del desarrollo del proyecto”, explican desde Arata Isozaki & Associates.
Las plantas de oficinas están dispuestas en dos tipologías distintas: plantas en ‘L’, que se disponen alrededor del núcleo a lo largo de sus lados y tienen una superficie neta de trabajo de 1.312 m2, incluido servicios correspondientes; y plantas en ‘C’, que se disponen alrededor del núcleo central a lo largo de sus tres lados y tienen una superficie neta de trabajo de 1.470 m2. Con estas tipologías así definidas las plantas pueden organizarse interiormente en una, dos o tres unidades diferentes.
Muro cortina serigrafiado
Los dos edificios de la primera fase de D-38 se caracterizan por contar con una fachada ligera de muro cortina de vidrio con el objetivo de crear un entorno de trabajo estimulante, con luz natural y amplio espacio. En el edificio de Arata Isozaki, se trata de un muro cortina tipo Stick, fabricado e instalado por la firma Bellapart. El vidrio que lo compone es un doble acristalamiento aislante con serigrafías superpuestas en ambas caras lo que genera un efecto volumétrico interesante. Su funcionalidad es doble: proporcionar aislamiento térmico y control solar y, a la vez, ofrecer una particular visión estética tanto desde el exterior como el interior del edificio.
Francesc Arbós, presidente de Bellapart, indica que “el arquitecto tenía muy claro lo que buscaba. El aspecto distintivo de esta fachada recaía más en los vidrios que en el sistema de fachada, porque se basaba en crear esas serigrafías dobles que aparecen tanto en los vidrios exteriores como en los interiores, para crear un patrón de profundidad. Las serigrafías tenían que ser de unos colores muy específicos. Si no encontrábamos la formulación estándar del color, el arquitecto nos proporcionaba los valores numéricos del espacio de color CIELAB L*, a* y b* para poder construir el RAL específico. Como las fachadas se componen de tres o cuatro tipologías diferentes de vidrio y tres o cuatro más de serigrafías, la diversidad de combinaciones de vidrio empleado es muy amplia”.
Así, las fachadas del edificio de Isozaki son el resultado de una gran combinación de diferentes tonos de vidrio de color reflectante y diferentes patrones de serigrafía, “tanto en el tamaño como en la densidad. Es decir, hay diferentes índices de transparencia”, indica Francesc Arbós.
Para traducir a la realidad las expectativas del arquitecto y no errar en la elección de los vidrios y las serigrafías, Bellapart desarrolló prototipos propios a escala natural. “El prototipo tenía diez o doce vidrios distintos, y simulaba también le entrega con forjados y cielorrasos, se podía circular por el interior y exterior de la fachada que reproducía… Se incluían todos los tipos de vidrios con sus serigrafías, además de muestras más pequeñas para acabar de ajustar los resultados. “La complejidad del proyecto residía aquí, realmente”, explica el presidente de Bellapart.
“Esta industria de la fachada ligera no se puede concebir sin la elaboración previa de prototipos a tamaño natural. En España, esta opción ni siquiera se tenía en cuenta en la oferta, mientras que en el mundo anglosajón se valora separadamente, los costes de implantación en obra, la ingeniería, las muestras de los distintos materiales, el prototipo, los ensayos..etc. todo perfectamente descrito y presupuestado. Aquí se está comenzando a implementar esta metodología, pero ha costado mucho llegar a este punto”, explica Francesc Arbós.
“Los prototipos a tamaño natural resuelven los conflictos que puedan surgir a la hora de escoger los colores, diseños o tipologías de vidrio, porque además permiten observar su comportamiento en cualquier momento del día o la noche o con el paso de los días. Además, se pueden someter a ensayos concretos y adicionales in situ. Por ejemplo, las tapetas de aluminio en forma de ‘U’ empleadas no son estándar, se extrusionaron expresamente para esta obra. Probablemente, ahora emplearíamos impresoras 3D para generar prototipos rápidos de las mismas”, añade.
En este muro cortina se han empleado vidrios de control solar de Guardian, y las firmas proveedoras de los mismos fueron Cristec –en los laminados- y Rioglass- para los vidrio de cámara-.
La extensa tipología de vidrios empleados no fue un mayor problema a la hora de encontrar un punto de entendimiento en la elección de la textura y color de cada vidrio. “Para la elección del mismo –dice Francesc Arbós- contamos con los parámetros espectrofotométricos de los ensayos de los fabricantes y las muestras. De hecho, al final todo se reduce a una cuestión subjetiva porque es el arquitecto quien decide si le gusta tal o cual tono.”
“El único lenguaje válido que unívocamente liga la intención arquitectónica con la construcción es el matemático. Cuando es posible definir en ecuaciones paramétricas el diseño de un proyecto, no existe ningún problema de entendimiento”.
Buenas tolerancias
Este bloque de la primera fase de D-38, como hemos indicado anteriormente, es un paralelepípedo con volúmenes sustraídos, lo que estructuralmente podría haber creado problemas de deformaciones que podrían haber afectado a las fachadas, obligadas a absorber tolerancias no acostumbradas. Sin embargo, no ha existido ningún problema de este tipo, como explica Francesc Arbós: “La carga que hemos puesto en el perímetro de la fachada es muy baja porque se trata de una fachada ligera. Es posible que se pueda heredar la deformación de fluencia del hormigón armado, pero la deformación instantánea no ha afectado a la fachada."
En casos como fachadas de vidrio suspendidas o por ejemplo, en el monolito de vidrio conmemorativo a las víctimas del 11-M, instalado en la Estación de Atocha, en Madrid, donde el forjado debe soportar toda la carga de la construcción, se precarga el forjado antes de la instalación y se va descargando durante el avance de la misma. No obstante en un sistema de muro cortina ‘stick’ como el elegido y la baja sobrecarga que supone, las deformaciones calculadas son absorbidas por las juntas entre perfiles.
Asimismo, la cercanía del edificio al mar y el hecho de erigirse en una zona de concentración industrial en el pasado y la todavía cercanía del puerto, con la consiguiente exposición a un ambiente con posible presencia de partículas químicas en suspensión, no ha supuesto tampoco ningún problema de corrosión sobre el vidrio o el aluminio: “Nosotros no trabajamos con ningún tratamiento de superficie que no tenga sello Qualicoat. En el caso del anodizado no es tan determinante el espesor del recubrimiento como su sellado posterior. Cuando se anodiza, de hecho, se está atacando el material con un agente ácido. A raíz de este ataque el aluminio se oxida, surge la alúmina, y el propio baño genera multitud de poros. Este óxido de aluminio poroso se sella con vapor de agua, por lo tanto hidratamos la alúmina y esta se hincha. Así, el micraje del anodizado es importante, pero el sellado todavía lo es más".
El aluminio es un material que tiene un comportamiento excelente frente a la corrosión atmosférica. Lo que es esencial es procurar una buena separación dieléctrica entre el aluminio y otros metales de diferente electronegatividad para evitar cualquier tipo de corrosión galvánica.
Otro fenómeno a verificar mediante ensayos es la "compatibilidad química de los materiales directamente en contacto o instalados en proximidad para evitar migraciones de componentes de uno a otro y que puedan resultar en la degradación de uno de ellos", indica el presidente de Bellapart.
Retos y desafíos
Aunque a priori, la estructura y apariencia del edificio pudiera hacer pensar que la resolución de sus fachadas fue un gran reto tecnológico, en la práctica Francesc Arbós considera que no lo fue tanto debido a la buena planificación que existió antes de empezar la obra y al entendimiento que hubo entre todas las partes implicadas: “Tecnológicamente no había grandes retos. La mayor parte de los planos elaborados correspondían a identificación de unidades de vidrio con sus serigrafías, con lo que los detalles técnicos eran pocos y repetitivos, todo se reducía a establecer una buena organización de trabajo. Al trabajar con arquitectos japoneses, esta cuestión se resolvió con mucho orden. Son personas muy serenas. Trabajábamos con el Sr. Toshiaki Tangue, arquitecto de Arata Isozaki destinado en Barcelona, y con otro arquitecto de su estudio que periódicamente se trasladaba desde Japón para supervisar el trabajo. Sabían lo que querían y les gustó la metodología que aplicamos, con lo que al final el trabajo resultó más fácil”.
La planificación también se resolvió de manera satisfactoria, con la intervención eficiente y colaborativa de todas las partes implicadas en las reuniones relativas a la coordinación de los trabajos: “La constructora, Edifica, tenía un jefe de obra que fue nuestro mejor interlocutor. Bellapart fue una subcontrata más, que dependía de la constructora. Aquí, nosotros teníamos también una estrecha relación con los arquitectos -porque tenían que decidir qué tipo de vidrio y colores querían para las fachadas- y con la constructora, porque debíamos coordinar calendarios, planificación, etc. Estamos acostumbrados a un modelo en el que la constructora lleva las riendas, manda sobre el proyecto. Pero todos debemos estar alrededor de la mesa, se hable de lo que se hable. Si, por ejemplo, se trata la parte eléctrica, nosotros también debemos estar presentes, porque se hablará sobre puertas automáticas, alarmas, etc. Y esto nos afecta a nosotros porque tendremos que pasar cables por el interior de nuestros sistemas y todo esto lo tenemos que saber. Se precisa una total transparencia en la información compartida. En este edificio no hubo ningún tipo de conflicto de gestión o coordinación. Todos nos sentamos alrededor de la mesa y discutíamos en común las soluciones”, explica Francesc Arbós.
El riesgo tecnológico
Que el diálogo entre todas las partes fue fructífero se demuestra en que no ha habido ningún problema de comportamiento de la fachada ni de sus elementos desde 2008, año de finalización de la obra.
“Con los años no ha habido ningún problema. El perfil base utilizado ha sido de Schüco, excepto la tapeta exterior, que es especial por criterios estéticos del proyecto. Tanto los drenajes como el resto de elementos han trabajado muy bien. En esta obra el reto tecnológico era bajo.
Y precisamente el riesgo tecnológico es una faceta en la que Bellapart está especializada".
“El riesgo tecnológico es aquél que la empresa asume cuando afirma que algo funcionará sin que exista experiencia previa conocida de su fabricación.”
“El sistema francés de gestión del riesgo inherente a la construcción mediante la intervención de un ‘Bureau de Control’, en los casos no incluidos en las normativas del ‘CSTB’ para certificar los AtEX, Avis Technique d’Experimentation y la obligación de cada industrial de tener subscrita una póliza de seguro decenal para cada obra, ofrece una seguridad al promotor y una disminución de los conflictos.”
“De todas maneras –continúa Francesc Arbós- para nosotros, como empresa, el ‘Risk Assessment ‘es muy importante. Aquí radica la adecuada gestión del conocimiento. Conocimiento, entendido como ‘hacer’, no basta con tener una idea. Sabemos lo que hemos sido capaces de hacer; si solo lo hemos concebido, todavía no sabemos. Ahí reside el riesgo”.
Ficha técnica
D-38 Parque Empresarial Urbano. Bloque 1.
Emplazamiento: Barcelona, Paseo de la Zona Franca, 14/54
Propiedad: Madrid Patrimonio Inmobiliario FII
Promotor: Hábitat Grupo Inmobiliario – Desarrollo y Gestión
Plan Maestro: Arata Isozaki Architects & Foreign Office Architects
Edificio 1: Arata Isozaki Architects
Fachadas: Bellapart
Vidrio: Guardian
Proveedores vidrio: Cristec y Rioglass
Aluminio: Schüco